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Grecia anuncia más recortes pero tampoco convence

El diferencial entre el bono heleno a diez años y el alemán supera los 1.000 puntos. Moody's rebaja el rating de Irlanda hasta dejarlo a las puertas del 'bono basura'.

 

PILAR BLÁZQUEZ

Grecia escribió ayer un nuevo capítulo de su tragedia moderna en el que, en contra de lo que pretendían sus autores, volvió a tener un triste final.

El Gobierno presidido por Yorgos Papandreu presentó un nuevo paquete de medidas para reestructurar una economía que acumula una deuda de 340.000 millones de euros, más del 140% de su PIB. La hoja de ruta diseñada para calmar a los mercados es un plan de austeridad con el que se prevé reducir el gasto público en 23.000 millones de euros adicionales entre 2012 y 2015, mediante una nueva oleada de recorte de funcionarios. Además, Papandreu anunció que su país va a iniciar un amplio plan de privatizaciones de empresas y bienes estatales para recaudar otros 50.000 millones adicionales (ver información adjunta). El objetivo de Grecia es reducir el gasto público al 44% del PIB en 2015 e incrementar los ingresos hasta el 43%.

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La convicción con la que Papandreu presentó este plan le llevó incluso a hacer un chascarrillo con la situación que actualmente vive Grecia. 'Vamos a reestructurar el país no la deuda', aseguró en referencia a los rumores que corren por los mercados financieros sobre la inminencia de una quita de la deuda helena. Pero nadie le rió la gracia. De hecho, el diferencial del bono griego a diez años frente al alemán siguió subiendo y superó los 1.000 puntos básicos y llevó a los seguros que cubren el impago del país (los llamados CDS) a rebasar los 1.100 puntos. Un nivel muy cercano al que llegaron los CDS argentinos en los momentos previos al corralito de 2001.

'Estos indicadores ya llevaban tiempo descontando que el país iba a tener que hacer una quita de su deuda. Lo que ocurre es que se esperaba para 2013, cuando finaliza el plan de rescate de la Unión Europea', explica Alberto Roldán, director de Análisis de Inverseguros.

El cambio de perspectiva temporal lo alentó el jueves el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, tras afirmar que 'el país heleno necesitará medidas adicionales antes del verano' entre las que no descartaba que deje de pagar parte de la deuda. A pesar de que ayer Alemania trató de enmendar estas declaraciones, acusando a los medios de comunicación de haber distorsionado sus palabras, el daño ya estaba hecho.

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Grecia lleva dos días liderando las subidas del mercado de seguros de impago. El coste de su deuda a diez años ya supera el 13%, el nivel más alto de su historia, pero mucho más grave es la evolución del bono a dos años, que superó el 18%. 'Las quitas se hacen si hay que hacerlas, pero cualquiera que sepa cómo funcionan los mercados debería saber que anunciarlas, y más si no es probable que se hagan a corto plazo, es una locura', advierte José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.

Efectivamente, el desliz, intencionado o no, de Schaeuble ha servido como la mejor de las excusas para desatar un nuevo capítulo de ataques contra la deuda de los países de la periferia del euro, que esta vez ha vuelto a salpicar a España.

Las caídas del jueves se agudizaron ayer después de que la agencia de calificación de deuda Moody's rebajara dos escalones el rating de Irlanda, hasta dejarlo a las puertas de los llamados bonos basura' y en perspectiva de nuevas rebajas. Según la agencia, por la debilidad de sus finanzas públicas y las bajas perspectivas de crecimiento. Irlanda trató ayer de contrarrestar estos argumentos adelantando la publicación de los resultados del examen al que le ha sometido la 'troika' (Unión Europea, FMI y BCE).

El resultado, excesivamente eufórico, es que Irlanda casi ha rozado el sobresaliente en las medidas impuestas en el rescate, aunque se le sigue pidiendo que haga una 'aplicación inquebrantable' del programa. Como premio, la troika' permite a Irlanda restablecer su salario mínimo en 8,65 euros la hora (unos 1.462 euros al mes, el mayor salario mínimo de Europa), después de que anunciara un recorte del 12% como parte del programa de austeridad anunciado en noviembre. Ajai Chopra, el director del Departamento Europeo del FMI que ha supervisado el examen, recordó ayer que hasta que Irlanda no comience a crear empleo 'la crisis en Irlanda no habrá terminado', informa Belén Carreño.

Pero ni aún así llegó la calma a los mercados. El diferencial de la deuda irlandesa a diez años con Alemania se disparó hasta 633 puntos. El miedo a quitas en la deuda europea ha sido tan fuerte que España esta vez no ha podido esquivarlo. El riesgo país ha escalado en sólo una semana 24 puntos y ayer cerró por encima de los 200 puntos, por primera vez desde el 13 de marzo.

Estos indicadores muestran que los inversores están valorando la cascada de consecuencias que en este momento podría provocar la quita de Grecia. Al no haber rescate posible, pues ya se ha producido, los principales afectados serían los bancos propietarios de su deuda pública: especialmente los alemanes y los franceses, con 18,1 millones y 13,6 millones de euros respectivamente de exposición al sector público griego, según los datos del Banco Internacional de Basilea. Y detrás irían Irlanda y Portugal.

'El efecto contagio y las complicaciones en cascada podrían ser tan peligrosas como la caída de Lehman Brothers, por eso sería mucho más coherente que Alemania mantenga su apoyo a las ayudas y no complique más la situación', advierte Díez.

Mientras eso ocurre, los bancos de esos países y también los españoles son los valores que más están sufriendo las consecuencias del miedo en Bolsa. Hasta tal punto que las caídas de los últimos días han llevado al Ibex 35 español a perder un 3,25% en los últimos cinco días, sellando así la peor semana desde finales del mes de noviembre de 2010.

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