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Salgado asegura que las nuevas tensiones surgen fuera de España

La posibilidad de que Grecia tenga que reestructurar su deuda marcó ayer el cierre del encuentro del FMI

BELÉN CARREÑO

'He tenido ocasión de hablar no una, sino dos, tres y hasta cuatro veces con el ministro de Finanzas alemán estos días'. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, aprovechó su estancia de poco más de 36 horas en Washington para intercambiar opiniones tanto con el ministro alemán, Wolfgang Schauble, como con el chino, Xie Xuren, y su conclusión es que la explicación de lo que ha pasado estos días en los mercados de deuda (con España cruzando de nuevo el umbral de 200 puntos básicos en la prima de riesgo) hay que buscarla fuera de España.

En una rueda de prensa con motivo de la reunión de primavera del FMI con el Banco Mundial, Salgado aseguró que 'no hay nada que justifique esta tensión' a nivel interno. 'No hay ninguna nueva noticia negativa', recordó la vicepresidenta económica, e invitó a buscar la explicación 'en algo ajeno a la política económica' española. Salgado hizo esta reflexión al ser preguntada por las consecuencias de los comentarios de Schauble el pasado jueves sobre la posible reestructuración de la deuda griega con una quita, lo que ha generado un alto temor en los mercados y disparó la deuda de los conocidos como países periféricos.

La vicepresidenta también negó que le hubieran preguntado por la confusión generada ante la posible inversión de un fondo de inversión chino en las cajas de ahorros. Salgado, que estuvo más de una hora reunida con su homólogo chino, dijo que desde el gigante asiático le volvieron a reiterar su 'confianza' en España. Salgado subrayó que el éxito de las reformas españolas se había 'certificado' cuando Portugal había pedido el rescate y la valoración de la deuda española en los mercados no sufrió ninguna variación.

La ministra cree que el tiempo de las cajas vulnerables se ha terminado

Su convicción sobre la buena forma de la economía española le llevó incluso a asegurar que 'el tiempo de la vulnerabilidad de las cajas ha pasado' y aseguró que en cuanto concluyan su 'recapitalización' se convertirán en entidades 'sólidas'. Durante las reuniones del Fondo esta semana, se publicó el informe sobre Estabilidad Financiera en el que se hace hincapié en que las cajas españolas aún siguen frágiles y se les insta a continuar con las reformas.

Todas estas aseveraciones pueden caer en saco roto cuando el lunes abran los mercados, ya que la especulación de que Grecia tendrá que reestructurar su deuda reinó ayer en los pasillos del Fondo. Según la información de la agencia de noticias Dow Jones, el FMI ya ha asumido que Grecia tendrá que cambiar los compromisos de sus pagos de deuda, y está manteniendo conversaciones con la Unión Europea y con las autoridades del resto de los países de la zona del euro para decidir cómo actuar. El FMI desmintió esta posibilidad 'el mercado puede hablar horas', y también lo hizo el ministro de Finanzas griego, Yorgos Papaconstantinou, que llegó a Washington a última hora de la noche de ayer, después de presentar su plan de privatización en Atenas. Unos ajustes que prevén una recaudación conjunta de 73.000 millones de euros que se conseguirán con menos gastos y nuevos ingresos.

La reestructuración griega retrasaría los pagos de la deuda soberana

La noticia del Dow Jones llovía sobre mojado ya que el Financial Times había publicado en su edición de ayer que Alemania ya está diseñando el proceso de reestructuración de la economía griega. En principio, según las hipótesis que manejan estos medios, no se trataría de un impago como tal, sino de aplazar los periodos de vencimiento de la deuda actuales. También se sondea la posiblidad de reducir el principal de la deuda que está comprometida.

En la práctica, esto es una reestructuración en toda regla, porque los inversores no reciben su dinero en el plazo fijado. También se explora la posibilidad de extender el número de años que tiene Grecia para devolver el préstamo de tres a siete o diez años.

Grecia espera ahorrar con su nuevo plan de ajuste 23.000 millones de euros, mediante el recorte de empleados públicos y del gasto de las administraciones. Otros 50.000 llegarán a través de un agresivo plan de privatizaciones de empresas públicas, mediante el que estiman recaudar hasta 15.000 millones, y el resto, a través de la venta y alquiler de inmuebles hasta ahora propiedad del Estado.

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