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La industria y el sector público griego secundan la huelga contra el ajuste

La plaza Syntagma se convierte en un campo de batalla entre la Policía y los manifestantes durante toda la tarde. La protesta reclama la paralización del plan de recortes que se vota hoy en el Parlamento

IÑIGO ADURIZ

Grecia paró en contra de los recortes que tiene previsto aprobar hoy el Parlamento de ese país. La primera jornada de las 48 horas de huelga general tuvo un amplio seguimiento en la industria, la construcción y el sector público, pero fue menor en los servicios. En Atenas se apreció principalmente en el tráfico, con una afluencia de coches menor de la habitual a pesar del paro total de los transportes públicos por carretera, y en las calles comerciales adyacentes a la plaza Syntagma. Allí se concentraron las protestas y también los disturbios entre policías y manifestantes, que se prolongaron durante toda la jornada.

Según los dos sindicatos mayoritarios, el Adedy del sector público y el Gees del privado, la huelga tuvo un mayor respaldo en 'los astilleros, las refinerías, el transporte, los puertos y la metalúrgica', y alcanzó el 80 % en el sector privado, la construcción, bancos y en las empresas semiestatales de servicios públicos. Ambas centrales se mostraron 'satisfechas' con el seguimiento.

Donde apenas se notó la influencia del paro fue en las zonas turísticas de la capital. Las tiendas del barrio de Plaka permanecieron con las puertas abiertas durante toda la jornada. En el resto de la ciudad, algunos comercios abrieron y otros cerraron. Los autobuses, los tranvías y los trolebuses no circularon, pero sí lo hicieron el metro y numerosos taxis.

Tres manifestaciones re-corrieron las calles de Atenas: la marcha convocada por el partido comunista griego (KKE), la de los partidos de extrema izquierda y la de los grupos anarquistas; y, al final, los dos sindicatos principales. Bajo una pancarta en la que podía leerse: 'Organización, resistencia y solidaridad. En todos los lugares de trabajo, en todos los barrios', la periodista Eleni Kazamani reconocía que la protesta pretendía ir 'en contra de la austeridad y en contra de los ataques del Gobierno a los derechos de los ciudadanos'. 'Están aplastando nuestra dignidad, y aunque no se aprueben los recortes seguiremos luchando', dijo.

Se trata de la decimoquinta huelga general que vive Grecia desde octubre de 2009 y la cuarta de este año, pero según explicó otro periodista, Dimitris K. 'es la primera de la historia que dura 48 horas'. La justifica en que se han adoptado 'las peores medidas que se podían adoptar'.

La normalidad, protagonista en las zonas turísticas de la capital

Una vez llegados a Syntagma, su objetivo era rodear el Parlamento para evitar que entraran los diputados al debate en el que se discutieron los recortes. Pero la Policía tomó todos los accesos al hemiciclo.

Sobre las dos de la tarde, la plaza rebosaba de gente. A los manifestantes se unían los indignados, que llevan concentrados allí desde el 25 de mayo, y otros movimientos como el de los nacionalistas o los inmigrantes. Un gran grupo de policías parapetado con cascos y máscaras antigás trató entonces de cruzar la plaza para reforzar la seguridad del Parlamento. Y la batalla estalló. Un pequeño grupo de manifestantes les lanzó varias botellas y ellos respondieron con bombas lacrimógenas que enseguida abrieron importantes huecos en la plaza. Las calles adyacentes se llenaron de manifestantes pacíficos que instaban a la Policía a regresar a los cuarteles y que gritaban 'cultura, alimentación y libertad', principal consigna de las protestas estudiantiles de 1973 que consiguieron derrocar la dictadura de los generales.

250 personas son atendidas por los efectos de los gases lacrimógenos

Mientras, dentro de la plaza, la batalla se endurecía. Los manifestantes llegaron incluso a lanzar cócteles molotov contra algunos edificios y quemaron contenedores. A última hora de la tarde, los disturbios se trasladaron a la parte alta de la plaza. Allí, a las puertas del Parlamento, se produjo un tira y afloja entre quienes atacaban el cordón de seguridad y los policías.

Al cierre de esta edición, al menos 22 personas habían sido detenidas y otras 24 resultaron heridas en los enfrentamientos, según las Fuerzas de Seguridad. Unas 250 personas tuvieron que acudir a urgencias por presentar problemas respiratorios, aunque ningún caso revistió gravedad.

De otro lado, los bancos alemanes han alcanzado un principio de acuerdo para tomar como referencia el plan de refinanciación de la deuda de Grecia elaborado por Francia en las negociaciones con el Gobierno alemán respecto a la participación del sector privado en la reestructuración de la deuda del país heleno. El sector privado alemán cuenta con una exposición a Grecia de entre 10.000 y 20.000 millones de euros.

La propuesta francesa contempla dos alternativas para los acreedores: canjear un mínimo del 70% de los títulos a vencimiento por nuevos bonos a 30 años o cambiar al menos el 90% de los mismos por nuevas obligaciones del Gobierno griego a cinco años con un interés fijo del 5,5%.

La hora cero para Grecia ha llegado. El Parlamento afronta su mayor desafío, con la crítica votación a mediodía del Plan de Medio Plazo, como se conoce al programa de ajuste. La aprobación requiere el voto de al menos 151 diputados, de los 300 de la Cámara. El partido socialista gubernamental, Pasok, cuenta con 155, pero su disciplina no puede darse por segura. Dos diputados han declarado públicamente su intención de votar en contra y otros dos cuestionan las privatizaciones. El primer ministro, Yorgos Papandreu, dijo ayer que está convencido de que sus diputados cumplirán con su deber. 

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