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Merkel y Sarkozy a Grecia: o el rescate o el caos

La eurozona apremia a Papandreu a aportar 'claridad' sobre sus planes para cerrar la crisis de deuda

DANIEL BASTEIRO

O el euro, o el caos. Con esa sensación se enfrentan los líderes de la zona del euro a la convocatoria de un referéndum anunciada por el primer ministro de Grecia, Yorgos Papandreu. La consulta popular ha conquistado la cumbre de los países del G-20 que se celebra este jueves y viernes en Cannes (Francia) y a la que los máximos responsables de la eurozona llegaron por anticipado para celebrar reuniones de urgencia. En la ciudad francesa, sellada por 12.000 policías ante las manifestaciones de ONG y grupos antiglobalización, la agenda oficial preparada por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha pasado a un segundo plano.

En una reunión prevista para la noche de este miércoles, Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel, exigirán explicaciones a Papandreu, a quien reprochan que convocó la consulta sin ni siquiera informales la última vez que se vieron, cinco días antes en Bruselas. A la reunión están invitados los presidentes del Consejo, Herman Van Rompuy, de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y la directora gerente del FMI, Christine Lagarde.

Pese a la sorpresa y disgusto iniciales, este miércoles nadie pone en duda que, si Papandreu supera la moción de confianza que el parlamento heleno votará el viernes, los ciudadanos griegos irán a las urnas. La consulta podría celebrarse en diciembre.

Sin embargo, la eurozona no está dispuesta a renegociar el rescate ni hacer concesiones para asegurarse el triunfo del 'sí'. 'Sin el acuerdo de la UE y el FMI sobre Grecia, las condiciones de los ciudadanos griegos pasarían a ser mucho más dolorosas, en especial para los más vulnerables', aseguró Barroso. 'Las consecuencias serían imposibles de prever', añadió.

'Queremos hablar con el Gobierno griego sobre la pregunta que hará a su pueblo'El rescate, que incluye 130.000 millones de euros en dinero público y que los bancos dejen de percibir el 50% de lo invertido en bonos de deuda Griega, lleva emparejada el estricto cumplimiento de un programa de austeridad para los próximos años que ya está provocando un requiebro de la paz social helena. Su puesta en marcha, que los líderes del euro querían acelerar en las próximas semanas, está ahora en el aire.

'Queremos poner este plan en práctica, pero para eso necesitamos claridad', advirtió Merkel. Su intención es la de aclarar, de primera mano, el calendario de la consulta y cómo la enfocará Papandreu. Hasta entonces, 'Queremos hablar con el Gobierno griego sobre el calendario y sobre todo sobre la pregunta que hará a su pueblo, algo que no sabemos pero de lo que depende mucho', añadió el portavoz de la canciller, Steffan Seibert.

La pregunta y cómo enfocar el referéndum es ahora la gran preocupación de los europeos. Según Barroso, es necesario un esfuerzo de 'unidad nacional y política' para evitar la catástrofe. Según los sondeos, los griegos desaprueban las medidas de austeridad del rescate, pero siguen considerando positivo su pertenencia al euro. Agotado el terreno de las advertencias, una expulsión de la moneda única es lo único con lo que la eurozona puede presionar a Atenas.

Hasta que Papandreu alcare su futuro en la moción de confianza y sus planes en caso de que la supere, la eurozona podría congelar el envío de 8.000 millones que forman parte del primer rescate. La ayuda, que tendría que haber sido abonada en septiembre, fue desbloqueada la semana pasada y debería llegar en los próximos días a Atenas.

Aunque pudiera no parecerlo, la cumbre de Cannes no es una cumbre del euro o la UE, sino del G-20. En ella participarán los primeros ministros de EEUU o China. Para ellos, al igual que para el resto de países emergentes, el euro es el caos. Las posibilidades de una nueva recesión o de que la moneda única se desintegre tendrían consecuencias catastróficas para una economía global que sigue sin salir de la crisis. Se espera que Barack Obama o Hu Jintao presionen a los líderes europeos, entre ellos el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para que resuelvan cuanto antes sus problemas. Para otra ocasión quedarán, muy probablemente, las conclusiones concretas sobre la tasa sobre las transacciones financieras, la especulación con materias primas o la reforma del sistema monetario internacional. Con el euro en la unidad de cuidados intensivos, nadie se plantea pensar en otras enfermedades que no se consideran letales.

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