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Merkel impone a Sarkozy el silencio sobre el BCE

Francia y Alemania propondrán cambiar el Tratado de Lisboa para imponer más austeridad económica, pero se enfrentan por los eurobonos

DANIEL BASTEIRO

'El BCE es independiente. ¿Lo ha entendido?'. Con esa frase, y separando claramente las sílabas de la palabra 'independiente', la canciller alemana trató de cerrar el debate sobre el único instrumento que hoy por hoy puede intervenir con eficacia en los mercados financieros.

Angela Merkel consiguió este jueves frenar las peticiones de Nicolas Sarkozy, que lleva semanas exigiendo un papel más activo del BCE en la crisis. A su lado, el presidente de Francia aceptaba capitular. 'Hemos indicado que en el respeto a la independencia de la institución hay que abstenerse de peticiones positivas o negativas, esto es lo adaptado a esta situación', aseguró en una reunión en Estrasburgo.

El BCE está en estos momentos en el centro de la polémica europea, ya que sus operaciones de compra de deuda pública sostienen a Italia y España y, con ellas, a la eurozona.

Sin embargo, estas operaciones se realizan a cuentagotas, permitiendo que la presión de los mercados siga siendo muy alta sobre estos países. Cada vez más economistas piden una intervención decidida de la institución monetaria similar a la de otros bancos centrales, como el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal de EEUU. La institución, donde Alemania tiene un gran peso, se niega por el momento. Por ley, el BCE es por ley independiente, como recordó de nuevo la canciller alemana.

Los eurobonos siguen abriendo grietas en la buena sintonía que Merkel y Sarkozy aseguran tener

En el cónclave de Estrasburgo también participó como convidado de piedra el nuevo primer ministro italiano, Mario Monti. Ante él, pero sin él, Francia y Alemania anunciaron una propuesta conjunta para tatuar más austeridad y disciplina económica en la máxima ley europea, el Tratado de Lisboa. Antes de la próxima cumbre de jefes de Gobierno, que se celebrará el 9 de diciembre en Estrasburgo, Merkel y Sarkozy presentarán una propuesta conjunta para modificar el tratado e incorporar más controles contra el déficit y la deuda, dar más poder a las instituciones europeas para modificar los presupuestos nacionales y aplicar más sanciones a los incumplidores. El objetivo es una unión fiscal que apuntale a un euro asentado sólo en su pilar monetario.

Por otra parte, los eurobonos siguen abriendo grietas en la buena sintonía que Merkel y Sarkozy aseguran tener en cuanto al rumbo del euro. Mientras que Alemania se opuso a que se gestione conjuntamente la deuda para evitar que países como Italia o España tengan que pagar muy cara su financiación, Sarkozy lo consideró 'parte de un todo'. 'No se puede hablar de los eurobonos sin la gobernanza económica, o de la gobernanza y la disciplina sin la otra parte', advirtió Sarkozy.

Para el presidente francés, como para el italiano, los eurobonos serán el fin de un proceso de integración económica que pasa antes por la disciplina. 'Cuando demos un primer paso hacia la unión fiscal, por ejemplo reforzando el Pacto de Estabilidad y Crecimiento a través de sanciones automáticas, significará un paso adelante, pero no significará que cambie la opinión que expresé ayer', en la que Merkel tachó de 'muy inapropiados' a estos instrumentos.

Según Merkel, la presión de los especuladores es el termómetro perfecto. 'No se pueden forzar las cosas', añadió. La prima de riesgo 'indica dónde hace falta actuar' y tomar medidas para reducir el déficit, apuntó

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