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Merkel da un portazo a la solución contra la especulación

La canciller impone a Sarkozy silencio sobre el BCE y rechaza los eurobonos. Merkel anuncia un gran cambio de los tratados para endurecer la austeridad

DANIEL BASTEIRO

En Bruselas ya se les conoce con normalidad como 'Merkozy'. Más que a un dúo, la expresión se refiere casi a un ente político, al eje bien engra-sado que prepara las grandes decisiones de los países del euro. Sin embargo, ayer quedó confirmado que Merkozy suele ser, para las decisiones, Angela Merkel y, para la puesta en escena, Nicolas Sarkozy. 'El BCE es independiente, in-de-pen-dien-te, ¿lo ha enten-dido?', preguntó la canciller a un periodista francés.

El reportero quería saber cómo encajaba Merkel las exigencias de varios ministros a las órdenes de Sarkozy sobre una acción decidida de la institución monetaria contra la especulación. El último en pedirla había sido Alain Juppé, hombre fuerte del presidente galo y ministro de Exteriores. Horas antes de la cumbre entre Alemania, Francia e Italia, celebrada en Estrasburgo, declaró en una entrevista radiofónica que 'el BCE debería tener un papel esencial para restablecer la confianza'. Esta misma semana, el titular de Economía, François Baroin, había pedido que la institución con sede en Fráncfort sostuviese al fondo de rescate del euro, que no es capaz de ponerse en marcha plenamente con los fondos actualmente comprometidos por los países.

Varios ministros de Sarkozy habían pedido una acción decidida del BCE

Ayer, ante una Merkel expectante, Sarkozy resumió el desenlace de la reunión. 'Hemos indicado que en el respeto a la independencia de la institución hay que abstenerse de peticiones positivas o negativas, esto es lo adaptado a estasituación', dijo. A su izquierda se encontraba el nuevo presidente italiano, Mario Monti.Italia, como España, podría beneficiarse inmensamente de una compra de bonos masiva por parte de Fráncfort o del anuncio de préstamos como último recurso.

En realidad, a Merkel no le falta razón en que el BCE es independiente. Así lo consagra la ley europea y así lo recuerdan los presidentes de la institución cada vez que algún líder europeo les pone deberes. Sin embargo, en una eurozona en crisis, ninguna institución se libra de las presiones. En muchas ocasiones, tienen origen en Berlín, cuyo aval es imprescindible para cualquier nombramiento en el banco como primera economía del euro y principal acccionista de la institución.

Cada vez más voces dentro y fuera de la eurozona reclaman que el BCE ponga en marcha una maniobra de 'disuasión nuclear', como la definieron recientemente Antolín Sánchez Presedo y José Manuel García-Margallo, eurodiputados socialista y popular. Mientras no se dote al fondo de rescate de una capacidad efectiva de acción en los mercados, el BCE es la única institución que puede intervenir para frenar la especulación que dispara los costes de financiación de países y empresas. Si no lo hace, a diferencia de los bancos nacionales de Reino Unido o EEUU, por ejemplo, es porque su mandato principal es el de controlar la inflación, una misión tatuada en su ADN por Alemania, que diseñó sus funciones.

Para Merkel, emitir deuda conjunta no es necesario ni apropiado

Por otra parte, Alemania ha coqueteado en múltiples ocasiones con la prima de riesgo. Ayer, Merkel aseguró que los altos intereses que algunos países pagan por refinanciarse y que Bruselas atribuye al contagio de las dudas de los espe-culadores son, en realidad, 'un indicador de dónde hay que hacer más' para sanear cuentas públicas y mejorar la competitividad. 'Ignorarlos enviaría una señal totalmente equivocada, nos llevaría de vuelta adonde estábamos antes de la crisis', advirtió. La canciller desplegó el argumento para oponerse de nuevo a la emisión de deuda conjunta, conocida como 'eurobonos'o 'bonos de estabilidad'.

'Ni son necesarios ni apropiados', repitió Merkel, que trató de tumbar la propuesta que la Comisión Europea presentó este miércoles con tres opciones con la intención de que alguna pudiese ser negociada. Alemania sirve como referente para calcular el riesgo de los bonos de otros países a través de lo que se conoce como diferencial o prima de riesgo. Pese a que está considerada como la más segura, la deuda alemana sufrió esta semana una crisis de confianza, ya que el Estado sólo consiguió inversores para el 40% de las obligaciones que emitía. Se materializaba así una consecuencia inevitable: cuando las cosas van mal para muchos países del euro, ni su alumno aventajado se salva de lamala reputación de toda la clase.

Para la canciller, 'sólo hay un camino, y pasa por modificar los tratados'

Ni la presión de los mercados ni la de sus socios consiguió ayer que Merkel aceptará poner en marcha alguna de las soluciones inmediatas a la crisis. En su lugar, la canciller anunció junto al presidente francés un cambio en los tratados de la UE para incorporar más austeridad económica y disciplina presupuestaria. 'Estamos trabajando en propuestas que han avanzado mucho. Las presentaremos antes de la reunión del 9 de diciembre' que congregará en Bruselas a los líderes de los 27. 'Para conseguir una moneda común estable y que cuente con la confianza de todo el mundo, sólo hay un camino y este pasa por modificar los tratados para darnos una unión fiscal con más integración política que permita sancionar a los países que no cumplen', subrayó Merkel.

Ese proceso de integración dará más poder a la eurozona para intervenir en cuestiones económicas que hasta ahora son competencia nacional, como los presupuestos, y reforzará sus sanciones contra los países que incumplan los límites de déficit y deuda. Al final de ese camino, para Sarkozyy para Monti, deberían estar los eurobonos. 'No se puede hablar de eurobonos sin la gobernanza económica', aseguró el presidente francés. 'La unión fiscal requiere reglas y mecanismos para implementarlas', añadió Monti. 'En ese contexto, los bonos de estabilidad pueden ser una contribución importante', dijo.

Cambiar los tratados es un proceso complejo, largo y en ocasiones un vía crucis de ratificaciones, ya que necesita la unanimidad de los 27 socios. Aunque eso permitirá tiempo para todo tipo de debates, Merkel aseguró ayer que el cambio de funciones del BCE no será uno de ellos. El porqué lo explicó, una vez más, Sarkozy. 'Alemania tiene una historia, una tradición y una cultura. Francia tiene otra', recordó. 'Por ejemplo, en instituciones como el BCE, nuestra historia es diferente y no merece la pena negarlo', se lamentó.

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