Hacía seis años que los principales sindicatos italianos no participaban juntos en una jornada de huelga. El primer ministro italiano, Mario Monti, consiguió ayer aunar a miles de trabajadores afiliados a Cisl, Uil y Cgil, que pararon durante tres horas y se manifestaron en todo el país contra la reforma de las pensiones y la reintroducción del impuesto sobre la primera vivienda (Imu). A ellos se unió la Fiom, sindicato del metal, que paralizó el trabajo en las fábricas de Fiat durante ocho horas. Hoy le tocará el turno a los trabajadores del sector editorial, que afecta a la mayoría de los periódicos nacionales, que no saldrán a la venta. Entre el jueves y el viernes pararán funcionarios y empleados de banca.

En la concentración en Roma, Susanna Camusso, la secretaria general de la Cgil, dijo que los recortes 'hacen daño a los trabajadores y a los pensionistas, pero también a Italia, porque cuando se aumentan los impuestos a las rentas más bajas no se salva al país sino que se está escribiendo una receta que lo llevará cada día más cerca de la recesión'.

El Gobierno ha decretado el aumento de la edad de jubilación para mujeres y hombres desde enero de 2012, ha subido los años de cotización para poder acceder a la jubilación anticipada, ha congelado las pensiones por encima de los 960 euros, ha subido el precio de la gasolina y el gasóleo, y elevará el IVA en julio.

Mientras, el Parlamento discute las 1.600 enmiendas que han presentado al texto los partidos. El voto definitivo en la Cámara Baja podría aplazarse hasta el sábado. La ministra de Trabajo, Elsa Fornero, dejó caer ayer que el Gobierno podría aligerar las medidas sobre el bloqueo de las pensiones (se habla de congelarlas desde 1.400 euros) e Imu beneficiando a las familias numerosas y a las rentas más bajas. Se espera que Monti comparezca hoy ante la Comisión para confirmar esas modificaciones.