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Botín culpa a los políticos de la crisis mundial

El beneficio del banco desciende un 35,1% por los saneamientos

VIRGINIA ZAFRA

La crisis financiera internacional estalló en 2007 y un año después llegó a la economía española. Casi cinco años después, sigue sin estar claro quiénes fueron los culpables, y quien más quien menos se quita la responsabilidad de encima. Los bancos y sus banqueros están en el punto de mira, pero ellos se niegan a hacerse responsables de todo lo que está ocurriendo en la actualidad, con la zona del euro debatiendo su futuro y una desaceleración económica en todo el mundo que en muchos países está a punto de ser recesión. Emilio Botín señaló ayer a los culpables: los políticos. A ellos 'hay que echar una culpa muy grande porque no han sabido manejar la situación', dijo Botín, quien se negó a dar nombres aunque pareció en todo momento referirse a los políticos europeos. De hecho, durante su discurso se quejó de la lentitud con la que se están tomando las decisiones en Europa y reclamó que se utilicen este año todos los mecanismos que hagan posible un rápido restablecimiento de la confianza. Entre otras cosas, reclamó que se dé más juego a Reino Unido.

Sin embargo, el presidente del Banco Santander tuvo palabras de ánimo para el Gobierno español, y sus recetas coincidieron al dedillo con las que estos días pregonan los principales responsables del Ejecutivo. Aseguró que los pasos que está dando en el ámbito de las reformas y la consolidación fiscal son 'muy positivos', y se mostró convencido de que se reducirá el déficit hasta el nivel al que obligue Bruselas. Eso sí, en línea con lo asegurado el lunes por Mariano Rajoy, dijo que 'las medidas van a ser dolorosas en el corto plazo, pero imprescindibles de cara al futuro'.

El banquero pide una reforma laboral 'de calado y que cree empleo'

Botín consideró positiva la reforma financiera que está en marcha (e incluso las realizadas en el último año y medio) y reclamó que se acometa cuanto antes para que esté todo acabado en julio y que obligue a vender las entidades que no sean viables una vez que se apliquen los nuevos saneamientos para el ladrillo. Llegado el caso, Santander no tendría inconveniente en realizar alguna adquisición (de hecho está analizando los números de Unnim aunque con poco interés), pero Botín dejó ayer claro que en este momento no tienen nada entre manos. Lo único, unas negociaciones para una compra en Polonia. Y sobre la repetida pregunta de si adquirirían Bankia, destacó que es 'una gran franquicia, que está haciendo un ajuste y que saldrá adelante' sin que le den desde el Ejecutivo ninguna ventaja sobre los demás. En caso de adquirir algo, Santander pedirá todas las ayudas públicas necesarias.

El banquero también dio su receta para la reforma laboral, que pidió que sea de 'calado, profunda, que dé flexibilidad a las empresas y que establezca criterios de productividad en temas salariales. Y que consiga crear empleo. Son las condiciones indispensables'. En lo que no quiso entrar es en si esta norma provocará una huelga general.

Reclama al Ejecutivo que obligue a vender las entidades no viables

Como todos los años, Botín compareció ayer ante los medios, junto al consejero delegado, Alfredo Sáenz, para presentar los resultados del ejercicio. Esta vez, tuvieron que anunciar un descenso del 35,1% en el beneficio, que se situó en 5.351 millones, debido a que se dedicaron 3.183 millones a saneamientos extraordinarios para anticiparse a los que el Gobierno impondrá desde el viernes. El hecho de que haya tanto dinero para saneamientos hace ser optimistas a los directivos de la entidad, que confían en que en cuanto pase el terremoto y no haya tanto que limpiar, su beneficio crezca como la espuma. Por ahora, lo fían largo porque ya admiten que no saben si cumplirán con sus objetivos de 2012 y 2013, y sólo están seguros de alcanzar los de 2014. Eso sí, el banco mantiene su promesa de repetir el dividendo de 60 céntimos por acción de 2011.

Debido a los elevados saneamientos, el grupo sólo obtuvo un beneficio de 47 millones en el último trimestre, frente a los 2.000 millones que venía ganando habitualmente. Del beneficio del año, Brasil aportó 2.610 millones; Reino Unido, 1.145 millones, y España, 1.149 millones.

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