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Grecia acepta ceder más soberanía nacional a cambio de su rescate

Atenas deberá cumplir antes con la banca privada que con las necesidades de su economía para recibirla ayuda de la eurozona. Holanda reclama un control permanente por parte de los técnicos internacionales

 

DANIEL BASTEIRO

El tiempo corría en contra de Grecia y, en su camino hacia el segundo rescate, su Gobierno se ha visto obligado a ceder soberanía para no agotar los plazos. Durante trece largas horas, los ministros de Economía de la eurozona han perfilado un acuerdo sobre el segundo plan de ayudas para Grecia que incluirá un control reforzado de su política económica. Según el acuerdo anticipado por los ministros de Economía a la entrada de la reunión, Grecia recibiría los más de 130.000 millones de euros de ayudas públicas en una cuenta bloqueada para garantizar que, en caso de que la recesión asfixie todavía más las cuentas públicas, los primeros en recibir financiación sean los bancos privados a través de los intereses de la deuda.

'El dinero es la manera de controlar a Grecia', aseguró ayer el ministro de Economía de Holanda, Jan Kees de Jager. Según él, los técnicos de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional deberían además instalarse 'permanentemente' en Atenas para tutelar el rumbo económico de Grecia. 'No debe pasar de nuevo lo que sucedió en el pasado, que miles de millones van a Grecia y son puestos a disposición del consumo sin que haya ninguna infraestructura, ninguna modernización del Estado o desarrollo regional', apuntó la titular austriaca, Maria Fetker, quien se mostró también partidaria de 'un seguimiento permanente' para saber 'adónde va el dinero'.

El país heleno 'seguirá teniendo hasta cierto punto soberanía', aseguró De Jager. La referencia era un ataque en toda regla en la línea de flotación del candidato favorito para las elecciones generales, que se celebrarán en abril.

Antonis Samaras, líder del partido conservador Nueva Democracia, ha pedido en varias ocasiones renegociar el rescate tras los comicios. Aunque la semana pasada firmó un documento renunciando a la renegociación, los países de la eurozona no se fían. 'Es importante que introduzcamos un seguimiento, un sistema de supervisión que asegure que este programa se desarrolla tras las elecciones', advirtió Luc Frieden, ministro de Finanzas de Luxemburgo.

Este último requerimiento ha logrado que las calles de Atenas se pongan de acuerdo con analistas que hasta ahora exigían la mayor dureza contra un país al que consideran podrido por los peores pecados económicos. 'Estamos en un momento en el que el éxito ya no es compatible con la democracia', aseguró ayer Wolf-gang Munchau, analista del diario económico británico Financial Times, muy seguido en Bruselas. 'La eurozona quiere imponer su elección del Gobierno sobre Grecia, que será así la primera colonia' en la unión monetaria, añadió.

Según el comisario comunitario de Economía, Olli Rehn, el acuerdo es 'esencial para evitar una quiebra desordenada de Grecia y garantizar la estabilidad financiera de toda Europa, también para facilitar el retorno a la recuperación, el crecimiento sostenible y la creación de empleo'.

Las líneas maestras del rescate no contaban en la noche de ayer con ninguna resistencia. El ministro de Finanzas alemán, clave para cualquier decisión, avanzó a su entrada a la reunión que se llegaría a un acuerdo que evite la quiebra de Grecia el 20 de marzo, fecha del vencimiento de 14.000 millones de euros en préstamos de los inversores privados.

Antes de esa fecha, Grecia llevará a cabo la operación financiera más compleja y de mayor envergadura de un Estado del euro. El Gobierno hará una oferta pública de bonos de deuda destinada a sus acreedores internacionales para rebajar en 100.000 millones de euros el volumen total de lo prestado. A cambio, la banca internacional cobrará un interés más alto por los nuevos títulos y, lo que es más importante, contará por primera vez en dos años con una garantía de cobro garantizada por la eurozona.

El rescate incluirá, muy probablemente, la colaboración del Banco Central Europeo y los bancos centrales nacionales. Mario Draghi, presidente del primero, se encontraba ayer en la capital comunitaria junto a los responsables de los grandes bancos.

Las instituciones monetarias de la eurozona participarán en el rescate aceptando no lucrarse con los bonos de deuda griegos comprados en los últimos años. De esta manera, se cubrirá el agujero de entre 10.000 y 15.000 millones de euros que ha aparecido desde que en octubre se pactaran las grandes cifras del programa. La durísima recesión a la que se enfrenta Atenas hará imposible que el país cumpla con el objetivo de reducir en 2020 hasta el 120% del PIB su deuda, que en la actualidad supera el 160%.

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