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Cifuentes da una patada a Carmena en el trasero de la EMT

La Comunidad decide una fuerte subida del presupuesto de Metro, que depende de ella, y congela su aportación al servicio urbano de autobuses, gestionado por el Ayuntamiento. El comité de empresa de la EMT denuncia que se les utilice para atacar al nuevo gobierno municipal y asegura que el mayor deseo de Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre es una huelga que colapse el tráfico en Madrid.

Una marquesina de la EMT de Madrid. EFE

VICENTE CLAVERO

@vicente_clavero

MADRID.- Los más de 8.500 trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid están convocados mañana, jueves, a una asamblea en la que previsiblemente tomarán postura sobre el duro enfrentamiento protagonizado por la Comunidad y el Ayuntamiento durante la última semana a cuenta de los presupuestos para 2016.

Dicho enfrentamiento tienen su origen en la decisión del gobierno autónomo presidido por Cristina Cifuentes de congelar la aportación del Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM) a la EMT y de no proporcionarle ni un solo euro para inversiones, en perjuicio de la renovación de su anticuada flota.

El equipo de Manuel Carmena no está de acuerdo con la decisión de la Comunidad, que en cambio sí ha subido notablemente los fondos destinados al resto de las modalidades de transporte público y muy especialmente a Metro, cuya dotación crecerá un 23% en 2016, incluyendo 70 millones de euros para inversiones.

El CRTM es el ente encargado de planificar y coordinar las infraestructuras, los servicios y la política tarifaria del transporte público de toda la comunidad de Madrid, y en él están representados el gobierno regional, el Ayuntamiento de la capital, el Estado, los usuarios, las organizaciones empresariales y los dos sindicatos mayoritarios.

De todas formas, el peso del gobierno regional en el CRTM es determinante, no sólo porque depende orgánicamente de la Consejería de Transportes, sino porque además nombra a su presidente, que tiene voto de calidad en la comisión delegada del consejo de administración, en la que se adoptan las decisiones clave del consorcio.

La alcaldesa de Madrid Manuela Carmena, saluda a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, durante la tradicional misa en honor a la patrona de la capital, la Virgen de la Almudena. EFE

Eso otorga un importante poder a la Comunidad, que se erige así en juez y parte, pues de ella depende íntegramente Metro desde que en 2011, siendo presidenta Esperanza Aguirre, el Ayuntamiento le vendió su participación por 140 millones, que sirvieron para aliviar unas arcas municipales exhaustas por las obras de Alberto Ruiz-Gallardón.

La EMT, en cambio, depende del consistorio, aunque el gobierno regional contribuye a su financiación mediante aportaciones fijadas en acuerdos trienales, el último de cuales vence este año y obliga a la Comunidad a sufragar un 45% tanto de los gastos operativos como de las inversiones, frente al 55% que debe poner el Ayuntamiento.

Cifuentes, sin embargo, se niega a desembolsar los 20 millones de euros en número redondos que le corresponderían en 2016, lo que puede agravar la difícil situación económica creada en la EMT por los recortes presupuestarios de la anterior legislatura y por la caída del número de viajeros, que pasó de 427 a 402 millones entre 2011 y 2014.

Para el Ayuntamiento, se trata de una postura “inadmisible”, que “pone en riesgo no sólo la viabilidad de la EMT como empresa sino también sus principales servicios”, pues obligará a reducir las líneas de autobuses y las frecuencias, coincidiendo además con una previsión de aumento de la demanda del 3% en 2016.

Cifuentes se niega a desembolsar los 20 millones , lo que puede agravar la situación creada en la EMT por los recortes durante la etapa de Botella

Cifuentes aseguró la semana pasada, mientras tanto, que la corporación municipal es la que debe liberar los recursos necesarios para el mantenimiento de la red de autobuses urbanos y no pretender que la Comunidad le resuelva el problema. “Si no quiere hacerse cargo de la EMT, que lo diga abiertamente y veremos las soluciones”, añadió.

El comité de empresa, por su parte, sostiene que “el PP” utiliza la EMT para “atacar al nuevo gobierno del Ayuntamiento” y le da igual lo que pase con los trabajadores, que en esta batalla son vistos por la Comunidad sólo como “daños colaterales”.

Un nota de la sección sindical de UGT va más allá y afirma: “Si alguien preguntara a Cristina Cifuentes y a Esperanza Aguirre por su mayor deseo en este momento, no dudarían ni un instante: una huelga coincidente de Metro y EMT que colapse las calles de Madrid y que relaciones gobierno municipal de Manuela Carmena con caos circulatorio y conflicto laboral”.

Por eso –añade–, “tenemos que movilizarnos con la peor hostia de la que seamos capaces, pero tenemos que movilizarnos sin dar lugar a ninguna confusión”.

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