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Hacienda ha recaudado 2.500 millones para los obispos desde el inicio de la crisis

El importe de la asignación tributaria ha permanecido prácticamente estable desde 2007, mientras el gasto público era víctima de la política de recortes.

El rey Felipe VI con varios miembros de la Conferencia Episcopal, en la visita que realizó el pasado noviembre.

VICENTE CLAVERO

@vicente_clavero

MADRID.- La Conferencia Episcopal Española (CEE), a través de la asignación tributaria, ha tenido una vía de financiación pública muy estable incluso durante la fase más aguda de la crisis, cuando los recortes eran la tónica general. Desde su entrada en vigor en 2007, el modelo pactado con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha proporcionado a la Iglesia católica 2.500 millones de euros en números redondos.

Esta cifra sólo incluye el dinero recibido por el máximo órgano de representación de los obispos gracias a los contribuyentes que marcan cada año la casilla dedicada a tal fin en la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). En los 2.500 millones no se contabilizan, por tanto, otros ingresos que obtiene la Iglesia de las administraciones públicas, ni los beneficios fiscales de los que todavía disfruta.

En los 2.500 millones no se contabilizan otros ingresos que obtiene la Iglesia de las administraciones públicas ni sus beneficios fiscales

Dentro del mecanismo de la asignación tributaria, Hacienda desempeña en teoría el papel de mero recaudador, pues se limita a hacer realidad el deseo de los contribuyentes que quieren que parte de sus impuestos sirvan para financiar a la Iglesia. Pero como eso no les obliga a desembolsar ninguna cantidad adicional, sino que el dinero se detrae íntegramente de los Presupuestos Generales del Estado, al final, acabamos pagándolo entre todos.

Se da la paradoja, así, de que las preferencias religiosas de una parte de la ciudadanía derivan en una obligación también para el resto de los españoles, que pueden tener otras creencias religiosas o ninguna. Según datos proporcionados por los obispos, el número de declarantes que marcan la casilla se sitúa en torno a los siete millones, lo que supone alrededor del 35% del total.

La aportación a Cáritas, unos seis millones de euros al año, apenas representa el 2% del presupuesto de la Iglesia

El montante de la asignación tributaria es bastante homogéneo y ronda los 250 millones de euros anuales. El ejercicio que arrojó una cifra mayor fue 2008, con 252 millones, y el peor, 2007, en que se contabilizaron sólo 241, coincidiendo con el primer año de su implantación. Aunque los últimos datos oficiales datan de 2014, es fácil estimar que hasta 2016, la CEE se habrá embolsado por este concepto unos 2.500 millones de euros.

Ese dinero sirve, entre otras cosas, para costear las actividades de las 70 diócesis españolas, la Seguridad Social del clero (que cotiza por el salario mínimo interprofesional) y el sueldo de los obispos. También sale de ahí la aportación a Cáritas, unos seis millones de euros al año, que apenas representan el 2% de su presupuesto y que contrastan, por ejemplo, con los diez millones que la Iglesia destina al sostenimiento de la cadena ultraconservadora 13tv.

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