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Un millón largo de precarios en seis años cuestionan la calidad de los brotes verdes

Los datos de la Seguridad Social y su cruce con la EPA revelan cómo hay 300.000 empleos fijos de jornada completa menos y 1,3 millones más de temporales y/o paciales que cuando el PP llegó al Gobierno, mientras tres millones de trabajadores entran y salen del mercado laboral con contratos basura

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llevan meses alardeando de la recuperación del mercado de trabajo.

Las políticas laborales del PP están intensificando el deterioro del gripado mercado de trabajo que el Gobierno de Mariano Rajoy heredó al relevar al de José Luis Rodríguez Zapatero en diciembre de 2011: se crea empleo, sí, pero el proceso de degradación que está sufriendo su calidad cuestiona la efectividad de la recuperación económica al haber más trabajadores pero menos trabajo.

Los datos de afiliación a la Seguridad Social a cierre del mes de agosto que este lunes ha hecho públicos el Ministerio de Empleo y que suponen el peor registro desde 2008, con un aumento de 46.400 desempleados, ratifican esa inquietante tendencia. Hay un millón de trabajadores más que en diciembre de 2011, cierto, como lo es que esa cifra sale de restar la pérdida de 300.000 contratos indefinidos de jornada completa a los 1,3 millones de puestos precarios, ya sean por temporales o por no alcanzar las 40 horas, creados en ese periodo.

Las cifras oficiales del Ministerio de Empleo, que reflejan el volumen de afiliados a la Seguridad Social a fin de mes sin tener en cuenta el desmesurado volumen de contratos basura que se tramitan al cabo del mes (más del 92% de 3,89 millones de acuerdos en junio y julio), revelan otra evidencia, como la destrucción de empleo de calidad.

La tramitación de 93.429 contratos indefinidos en julio y la transformación de 58.569 eventuales en fijos coincidió con la pérdida de 11.583 empleos de ese tipo, la suma de 106.547 y 59.805 en junio llevaba a una pérdida neta de 107.843 y, en mayo, la tramitación de un total de 167.267 arrojaba un exiguo saldo positivo de 7.717. Resulta obvio que si formalizando 485.617 contratos indefinidos se produce una pérdida de 111.709 relaciones laborales de ese tipo es porque en ese mismo periodo de tiempo se han rescindido 597.326, en una tendencia a la que no es del todo ajeno el ritmo de constitución y disolución de empresas, que ha llevado a España batir su propio récord de sociedades sin empleados.

Más empleo más precario

La serie de afiliaciones por meses, cerrada a julio de 2017, señala cómo tras cinco años y medio de Gobierno del PP están afiliados a la Seguridad Social un millón de asalariados más (12,81 por 13,83 millones) que en diciembre de 2011.

Ese registro resulta ser el mayor en nueve años, ligeramente por debajo del cierre de 2008 (13,86 millones) y a 885.065 contratos de la mejor dato de la serie (14,71), registrado un año antes, en los meses previos al inicio de la crisis.
Sin embargo, su desglose revela un notable aumento de la precariedad: los indefinidos de jornada completa son 300.000 menos (7.408.288 por 7.708.049), aunque con un lento aumento desde finales de 2014, mientras los fijos de jornada parcial han crecido en 245.000 (de 1.500.098 a 1.745.820), los temporales de jornada completa se han incrementado en 720.000 (de 2.171.636 a 2.890.929), la mitad de ellos a partir de mayo con las campañas turísticas, y los eventuales de menos de 40 horas son 260.000 más (de 1.272.319 a 1.531.359), en este caso con tres meses de descenso.

¿Trocear el trabajo?

Los datos de afiliación a la Seguridad Social apuntan en la misma dirección que la Encuesta de Población Activa. Se crea algo de empleo de calidad, pero la mayor parte de las nuevas ocupaciones tiene un perfil precario; hay más trabajadores, pero estos tienen cada vez menos trabajo.

En España se trabajan 108 millones menos de horas semanales que antes de la crisis, lo que equivale a una pérdida de 2,6 millones de empleos de jornada completa, aunque desde que las variables macroeconómicas comenzaron a mejorar a principios de 2014, esa cifra ha aumentado en 36,07 millones. Pese a ello, la ocupación media sigue bajando: de 34 horas y 58 minutos en el otoño de 2008 a 33 con 17 al comenzar los ‘brotes verdes’ y 32 y 36 este verano.

Ese descenso de casi dos horas y media del tiempo de trabajo de los ocupados ha coincidido con una reducción de los fijos de jornada completa (1,3 millones en seis años, para recuperar 445.000 en dos y medio) y un aumento constante de las jornadas parciales (más de 350.000 entre indefinidas y eventuales), mientras los temporales de 40 horas vuelven a niveles de antes de la crisis tras acumular tres años y medio de crecimiento. Se ha perdido empleo y se trocea el que hay, en un proceso que se ha acentuado en los últimos ocho años.

Seis millones de precarios con contrato y casi tres sin él

Los precarios suponían el 31 de julio un 45,42% de los asalariados, un peso más de cuatro puntos superior a los de diciembre de 2011 y de 2008 que constata los elevados, y crecientes, niveles de precariedad del mercado laboral español.

Los contratos precarios afectan a 6,16 millones de trabajadores, que se elevan 6,42 al incluir en este apartado los 255.488 aprendices y becarios con contratos de formación, en unos niveles que no se daban desde los años álgidos de la burbuja, cuando entre 2005 y 2007 oscilaron entre 6,38 y 6,47 millones.

Ese dato, no obstante, no tiene en cuenta el enorme volumen de trabajadores que subsisten con contratos basura y que no trabajaron el 31 de julio. Resulta prácticamente imposible determinar su número mediante fuentes estadísticas, aunque algunas como la EPA (Encuesta de Población Activa) dan pistas: el descuadre entre la mejor cifra de contratados en el segundo trimestre de este año (13.723.352 en mayo) y el número de personas que había trabajado entre abril y junio (15.690.300 ) es de casi tres millones.

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