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"El tratado con Washington es el
caballo de Troya
de nuestro tiempo"

Activistas de ambos lados del Atlántico llaman a participar este sábado en las protestas contra el tratado de libre comercio en 500 ciudades de todo el mundo. La escritora Almudena Grandes ‘amadrinará’ la manifestación en Madrid.

Activistas protestan en Viena contra el TTIP. REUTERS/Heinz-Peter Bader

MADRID. -“Tratado Vampiro”, “cheque en blanco a las multinacionales”, “atentado contra la democracia”. El tratado de libre comercio que Bruselas y Washington negocian a contrarreloj y con sigilo se ha ganado multitud de apodos, y para sus opositores no es más que la plasmación de la voluntad de las empresas en un acuerdo gigantesco, que afectará a un sinfín de aspectos de las vidas de todos los norteamericanos y europeos.

“Es el caballo de Troya de nuestro tiempo”, la pérdida de la capacidad democrática de la ciudadanía”, asegura Sandra Espeja, activista de la Campaña contra el TTIP (Transantlantic Trade and Investment Partnership), que este jueves ha presentado en rueda de prensa el 'Día Mundial contra los Acuerdos de Libre Comercio e Inversión'. El próximo sábado, 18 de abril, ciudadanos de ambos lados del Atlántico tomarán las calles de más de 500 ciudades para decir “no” a estos acuerdos, y en particular al TTIP, visto como el más peligroso. “Es el que más nos afecta, apunta Mariano Aragonés, también miembro de la Campaña que sustentan ATTAC, Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra y otras organizaciones y movimientos sociales.


El número de ciudades adscritas a esta reivindicación crece de forma exponencial. En la mañana del jueves los organizadores tenían constancia de la convocatoria de casi 50 eventos en ciudades españolas como Madrid o Barcelona. “A cada minuto se van uniendo más ciudades. Es un gran éxito que se organicen tantas movilizaciones contra algo aparentemente tan difícil de entender como un tratado de comercio e inversiones, algo que aparentemente está tan lejos de los hombres y mujeres normales”, explica Aragonés.

En el caso de la capital el rechazo al TTIP tomará la forma de una manifestación que partirá de la plaza Cánovas del Castillo (Neptuno) pasadas las seis de la tarde, para desembocar en la Puerta del Sol, donde la escritora Almudena Grandes ejercerá como maestra de ceremonias y leerá el manifiesto consensuado entre las organizaciones sociales para dar portazo al acuerdo.
La Comisión Europea vende las supuestas bondades del TTIP en base a los beneficios económicos que generará según sus estudios, pero desprecia otros documentos, como el informe del economista Jeronime Capaldo, que alerta de que podría conllevar la destrucción de hasta 600.000 puestos de trabajo. Bruselas pretende que el acuerdo incorpore también una cláusula de protección de inversiones (ISDS) que blindará a las multinacionales, o un Consejo de Cooperación Reguladora que sentará a las empresas a la misma mesa que a los gobernantes para diseñar las normativas futuras y revisar las que hoy están en vigor. De hecho, la reducción de los estándares es precisamente el objetivo de las transnacionales según los críticos con el TTIP.

Espeja, también miembro de Amigos de la Tierra, explica lo que supondría reducir los estándares con un ejemplo: Europa prohibió el uso de la Ractopamina en la alimentación de sus animales hace 20 años, como también lo han hecho otros 160 países, pero no EEUU. Teniendo en cuenta que el 80% de los cerdos allí criados se nutren de esta sustancia, y que el tratado de libre comercio permitiría abrir las fronteras europeas y vender esta carne en los 28 estados miembro, la salud de los consumidores europeos estaría en peligro, según Espeja.
También valdrían los ejemplos de los pollos clorados o del fracking, de momento absolutamente vetados en la UE, y peligrarían además los derechos de los trabajadores, máxime teniendo en cuenta que EEUU no ha ratificado ocho de los diez convenios fundamentales de la Organización Mundial del Trabajo (OIT). “Se está negociando que las multinacionales queden por encima de la ciudadanía, incluso más de lo que ya lo hacen actualmente”, critica la activista.

La protesta de este sábado pone el foco sobre el TTIP, pero también alerta de la existencia de otros tratados como el CETA (UE-Canadá, pendiente de ratificación) o el TISA, un acuerdo internacional que permitirá desregularizar servicios públicos en más de cincuenta países. “Los países emergentes y pequeños no satisfacían las expectativas de las grandes multinacionales, por eso se inventaron los tratados bilaterales”, critica Aragonés, que resume la esencial del TTIP en una sola frase: “Las transnacionales determinarán las vidas de ciudadanos en función de sus intereses desde el nacimiento hasta la muerte. Alguna cosilla menor se les escapará porque no sea negocio, pero van a determinar nuestra vida cotidiana en todos sus aspectos”.

Aragonés: “Para la derecha es maravilloso tener en un puño a cientos de millones de ciudadanos”

El también miembro de ATTAC recuerda que sindicatos como CCOO y algunos partidos políticos se sumarán a la protesta de este sábado. Partidos, eso sí, “de izquierdas”. “Para la derecha es maravilloso tener en un puño a cientos de millones de ciudadanos”, critica.

Fuerzas políticas como Podemos, Izquierda Unida o Equo participarán en las protestas, y ya han pedido la paralización del TTIP desde sus escaños en el Europarlamento. En el caso de IU también lo han hecho en el Congreso de los Diputados, pero el rodillo de la mayoría absoluta del PP impidió siquiera crear una comisión parlamentaria que anticipase los efectos del acuerdo en España.

Entre finales de mayo y principios de junio, el Parlamento Europeo hará pública la posición de todos los grupos sobre el TTIP, dos años después del arranque de las reuniones, y cuando los negociadores ya habrán cerrado la novena ronda de discusiones (finales de abril). Hasta la fecha, conservadores, liberales y socialistas han sido los impulsores del acuerdo por el que también luchan la poderosa patronal europea (Business Europe) y las multinacionales norteamericanas.

Mucho se ha dicho sobre el TTIP en países como Austria, Alemania o Reino Unido, pero gran parte de los españoles aún no conoce el polémico acuerdo. “Las transnacionales son las dueñas de los medios más leídos y vistos de este país, y a la vez son las que dicen lo que tiene que hacer al Gobierno que en este momento rige nuestros destinos, por lo menos hasta el 20 de noviembre. No van a tirar contra ellos, pero cada vez la gente sabrá más sobre el TTIP”, zanja Aragonés.

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