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La UGT se prepara para la vida
sin Méndez 22 años después

El sindicato encara su 42º Congreso Confederal, que dará el relevo al eterno secretario general, inmerso en los escándalos de los ERE de Andalucía, los desvíos de fondos en Asturias y las ‘tarjetas black’ en Madrid. Se limitarán los mandatos y reducirán a tres sus seis federaciones

El secretario general de UGT, Cándido Méndez, en su despacho.- EFE/Luca Piergiovanni

JAIRO VARGAS

@JairoExtre

MADRID.- Dos décadas y dos años después, Cándido Méndez pasará a ser historia viva del segundo sindicato más grande del país. La Unión General de Trabajadores (UGT) celebra desde el miércoles hasta el sábado su 42º Congreso Confederal, del que saldrán al menos dos novedades: el nombre del sucesor de Méndez y la reducción de seis a tres de las federaciones de la organización.

Méndez ya anunció que no repetiría candidatura en este congreso. Lo hizo con mucha antelación, en 2014, cuando no eran pocas las voces que pedían su salida a causa de los innumerables escándalos de la UGT Andalucía. No obstante prefirió dejar el cargo en diferido, adelantando el Congreso un año y afirmando que estaba “de retirada”.

Han sido 22 años en los que Méndez ha aportado luces y sombras a la histórica central sindical con casi 130 años de vida. Empezó como secretario de Acción Reivindicativa de UGT Jaén, en 1978, para llegar a ser el secretario general en el 80. Ese año fue elegido diputado en el Congreso por Jaén, en las listas del PSOE. Después pasaría por el parlamento andaluz y se haría con el total liderazgo de la UGT Andalucía. En 1994 sucedió a Nicolás Redondo al frente del sindicato y ahí se ha mantenido hasta esta semana.

Ficha del Congreso de Cándido Méndez.- CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Ficha del Congreso de Cándido Méndez.- CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Heredó un sindicato muy salpicado por el escándalo de la cooperativa de viviendas PSV, en pleno divorcio con el PSOE y con una fuerte división interna. No en vano, Méndez tuvo que hacer frente a una candidatura rival en el Congreso Extraordinario de 1995, algo raro, aunque se impuso el continuismo y ha sabido navegar hasta el presente izando la bandera de la unidad de acción con CCOO y la desvinculación del sindicato de su partido de referencia.

Corrupción en UGT

Pero no deja a la UGT en el mejor momento. La unión andaluza se enfrenta a uno de los procesos con más imputados de la historia del país por desviar para financiar al sindicato fondos procedentes de la formación de desempleados, utilizando facturas falsas y también falseando Expedientes de Regulación de Empleo. La investigación ha costado dos dimisiones. La del secretario general, Manuel Pastrana, y la de su sucesor, Francisco Fernández Sevilla; ambos imputados en el escándalo.

A ello se suma la investigación al exdirigente del SOMA-Fitag-UGT, el sindicato minero asturiano. José Ángel Fernández Villa está investigado por la Fiscalía Anticorrupción desde que en 2014 decidió acogerse a la amnistía fiscal del ministro Cristóbal Montoro. Quiso sacar a la luz 1,4 millones de euros que, según la Guardia Civil, obtuvo desviando dietas de la empresa pública Hunosa para los comités de empresa a sus cuentas personales “usando el sindicato como pantalla para lucrarse”. La cifra es para repetirla: 1,4 millones de euros.

Entre tanto, saltó otro escándalo que emponzoñaba aún más la imagen del sindicato. También la de CCOO: Las ‘tarjetas black’ de los consejeros de Caja Madrid. En esta ocasión se llevó por delante el secretario general de UGT Madrid, José Ricardo Martínez, y según la investigación, los cargos de las tarjetas opacas sirvieron para cubrir algunos gastos de la organización.

A Méndez se le achaca haber actuado poco, mal y tarde con la corrupción del sindicato, no haber facilitado la transparencia y haberse mantenido en el cargo como si el secretario general no tuviera ningún tipo de responsabilidad política ante tantos desfalcos.

Los tres posibles sucesores

Así las cosas, con unas cuantas decenas de miles de afiliados menos que la dirección achaca a la crisis y al paro y no a la corrupción, son tres los candidatos a tomar las riendas de la organización.

El favorito en las quinielas es el actual secretario general de UGT Catalunya, Josep Maria Àlvarez, que cuenta con el apoyo de importantes federaciones como la de Servicios Públicos y la MCA (Industria, Metal, Construcción y Afines). También es una vieja gloria del sindicato, tras más de 20 años dirigiendo la unión catalana. Su postura, favorable ante el derecho a decidir en Catalunya, le ha granjeado la enemistad de una parte, aunque sus propuestas de renovación tienen gran acogida.

El segundo en el candelabro es Miguel Ángel Cilleros, secretario general de la Federación de Servicios para la Movilidad y el Consumo. Sería el candidato de Méndez, aunque éste no ha hecho público su apoyo a ninguna candidatura. Fue Cilleros quien acompañó a Méndez cuando anunció su retirada, y ese detalle fue interpretado por muchos como un claro símbolo de sucesión. Aunque tardó más de un año en aclarar si presentaría su candidatura.

El tercero en discordia es Gustavo Santana, el más joven de todos, con 40 años. Secretario general del sindicato en Canarias, su candidatura quiere representar una revolución total en el sindicato. Plantea primarias para elegir al Secretario General, transparencia absoluta en cuentas y salarios de los miembros de la Ejecutiva y participación de la militancia en los acuerdos que la organización firme con la patronal, entre otras medidas. Ante la dificultad de que obtenga los avales, que se recaban el mismo día de inicio del Congreso, Álvarez le ha ofrecido integrarse en su candidatura, aunque Santana no tira la toalla y se mantiene en sus trece.

El 12 de marzo, la UGT dará el primer paso tras la larga era Méndez. Se han presentado a discusión 2.536 enmiendas a los documentos base que se debatirán, entre el jueves y el viernes en las Comisiones de Trabajo. Entre lo más importante de lo que se espera aprobar será la reducción de seis a tres federaciones: una de servicios públicos, con la actual FSP y la de enseñanza (FETE); una de servicios privados, formada por las actuales SMC (Transporte y Comercio) y la de servicios (FS); y otra macrofederación que englobaría los sectores del metal, química, manufacturas, agroalimentación, madera, construcción y las ya grandes MCA y Fitag.

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