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Yellen entrega las riendas de la Fed a Powell, quien pilotará un nuevo ciclo monetario

La Reserva Federal, el banco central de EEUU, celebra este miércoles la que será la última reunión bajo las directrices de la primera mujer en los 105 años de historia de la entidad en ostentar este cargo.

La presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, durante una rueda de prensa tras la reunión del banco central estadounidense, en Washington. REUTERS

EUROPA PRESS

Janet Yellen, quien fue nombrada presidenta del Sistema de la Reserva Federal (Fed) en febrero de 2014 por Barack Obama, termina su mandato el próximo mes de febrero y dejará paso a una nueva era en la institución al mando de Jerome Powell, quien se ocupará de un ciclo monetario en el que, después de diez años desde la crisis, se pondrá fin al programa de estímulos. No obstante, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) se reúne este miércoles en la que será la última reunión bajo las directrices de la primera mujer en los 105 años de historia de la entidad en ostentar este cargo.

En este sentido, aunque Yellen asumió en el momento de su nombramiento la difícil tarea de deshacer paulatinamente el programa de estímulos monetarios no convencionales que Ben Bernanke aplicó para combatir la crisis económica que estalló en 2008 (ha llevado a cabo un total de cinco alzas de tipos e iniciado la reducción de su balance), casi cuatro años después, aún queda por completar el cierre de este controvertido programa.

La cita de este miércoles claramente no traerá novedades, según el consenso de analistas consultado, que coincide en que será en la reunión de marzo donde Powell se estrene en la que se producirá la primera subida de tipos de interés de 2018. El sucesor nombrado por Donald Trump ha declarado en varias ocasiones que planea continuar con el legado de Yellen en lo que respecta a la formulación de la política monetaria.

Así, la mayoría de los expertos coincide en señalar que el enfoque del FOMC esta semana será en general optimista y, salvo que exista un fuerte debilitamiento de las condiciones financieras, el tono podría ofrecer señales sutiles sobre una subida de tipos en la reunión del próximo 21 de marzo. Sin embargo, también se prevé que se continúe reforzando el lenguaje de que se seguirá de cerca a la inflación. Cabe señalar que no habrá rueda de prensa ni actualización del cuadro de previsiones macroeconómicas, por lo que el mercado recibirá cualquier indicador a través de un solo comunicado de prensa.

Desde la última reunión de la Fed en diciembre, la inflación subyacente se ha recuperado ligeramente y la mayoría de los responsables en la formulación de la política monetaria del banco central considera que la debilidad de los precios observada el año pasado se debió en gran parte a factores temporales. De hecho, los últimos datos evidenciaron que la inflación había repuntado a finales de 2017, tras situarse en el 2,1% en diciembre, mientras que la inflación subyacente, que excluye del índice a la energía y a los alimentos dada su volatilidad, alcanzó el 1,8%, según los últimos datos del Departamento de Trabajo estadounidense.

De igual forma, la economía estadounidense crece a una tasa del 3%, el desempleo se sitúa en su nivel más bajo en más de 15 años, el sistema financiero es más fuerte y resiliente, y los mercados bursátiles se sitúan en niveles récord.

No limitar al sucesor

Si bien, el analista de ING Financial Research James Knightley también considera que el comunicado de prensa de esta semana podría ser bastante "anodino" para no limitar a Powell antes de su primera reunión, al tiempo que augura que la Fed estará "bastante ocupada" este año, ya que aunque la economía es fuerte, con los recortes de impuestos y las revisiones al alza de crecimiento global ofreciendo un apoyo adicional en 2018 y las presiones de precios probablemente aumentarán en los próximos meses, existen otros factores a tener en cuenta en el corto plazo.

Jerome Powell durante la audiencia del Comité Senatorial de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos sobre su nominación para ser presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, en el Capitolio de Estados Unidos, en Washington. EFE/Michael Reynolds

Jerome Powell durante la audiencia del Comité Senatorial de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos sobre su nominación para ser presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, en el Capitolio de Estados Unidos, en Washington. EFE/Michael Reynolds

Knightley hace referencia a unas condiciones financieras laxas, la debilidad del dólar, los riesgos sobre la estabilidad financiera derivados del sobreendeudamiento o los próximos cambios en la composición del FOMC como algunos de los aspectos que podrían hacer que la Fed tenga mucho más trabajo este año. Con todo, prevé que en 2018 se producirán al menos tres alzas de tipos, mientras que si la actividad se mantiene firme, se insertará un aumento adicional.

De su lado, el analista jefe de mercados de capitales de Allianz Global Investors Hans-Jörg Naumer, asegura que el mercado descuenta, con un 80% de probabilidades, que el próximo aumento del precio del dinero tendrá lugar en marzo, mientras que la reunión de esta semana se desarrollará "sin sobresaltos".

Al mismo tiempo, Franck Dixmier, de la misma firma de análisis, explica que tras el alza de 25 puntos básicos de los tipos de interés de los fondos federales en diciembre, no se espera que esta semana se realice algún anunció específico. Sin embargo, considera interesante analizar "el telón de fondo de la Fed a medida que se inicia 2018".

"El anticipado ciclo de subida de tipos ha sido tenido en cuenta por los mercados aún más en las últimas semanas, en marcado contraste con la impermeabilidad de los mismos a las indicaciones (forward guidance) más duras de la Fed en el pasado. Los inversores ahora parecen estar anticipando al menos tres subidas durante 2018, dada la situación económica más optimista, tanto en términos de crecimiento como de inflación", añade Dixmier.

Por último, Dixmier insiste en observar si, a partir de marzo, Powell estará dispuesto a abrir el debate sobre el posible abandono del objetivo de inflación, que algunos consideran "demasiado estricto", pues la lógica de mantener un objetivo demasiado rígido puede ponerse en tela de juicio en un contexto de crecimiento de indicadores lento.

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