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Mónica Oltra: "Madrid no puede ser un agujero negro que chupa los recursos de otras comunidades" 

Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana
Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, en la redacción de 'Público'. Fernando Sánchez

Casi tres semanas después del acto del Teatre del Olympia, la portavoz y vicepresidenta primera del Govern de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra (Alemania, 1969), acude a Madrid en una visita exprés. De aquel encuentro con Yolanda Díaz, Ada Colau, Mónica García y Fátima Hamed que abrió periódicos y telediarios se queda con "la ilusión" vivida, una sensación que le recuerda al 2015, cuando las nuevas izquierdas estaban en la cresta de la ola con el surgimiento de Podemos y la conquista de los denominados "ayuntamientos del cambio". Para la también consejera de Igualdad y Políticas Inclusivas del Govern de València, este acto fue la "constatación de que el ciclo de las las políticas emancipadoras y que ponen a las personas en el centro sigue estando ahí". En medio del debate sobre cómo debe acometerse la reforma del sistema de financiación, la de Compromís lo tiene claro: "Hay que hacer un reparto más justo". Una distribución que priorice el peso poblacional ante una "anomalía democrática" que, recuerda, castiga a la población valenciana.

La semana pasada, un grupo de ocho presidentes autonómicos reclamaban al Gobierno que la financiación autonómica se base en criterios de población, dispersión, envejecimiento u orografía. Esto choca con lo que reclama la Generalitat Valenciana. ¿Qué pide concretamente su Govern?

"Que pesen más los kilómetros vacíos que las personas que necesitan un servicio no tiene sentido"

Lo que reclamamos es que nuestro peso poblacional, es decir, las personas que viven en nuestra comunidad, cuenten porque, al final, los servicios públicos son para las personas, no para los kilómetros cuadrados. Entendiendo que hay unos factores de corrección, como puede ser la dispersión, como pueden ser determinados condicionantes como la inaccesibilidad -y ojo que nosotros tenemos la segunda provincia más montañosa de España-, que todo eso se ajuste tiene un sentido.

El problema es que nosotros tenemos una financiación no constitucional porque no tenemos suficiencia para pagar los servicios públicos, y tú al final escolarizas niños, no kilómetros cuadrados; ingresas a personas a los hospitales, no a kilómetros cuadrados. Y que pesen más los kilómetros vacíos que las personas que necesitan un servicio no tiene sentido.

Nuestra diferencia con la comunidad mejor financiada del régimen común, sin hablar del régimen foral de Euskadi y Navarra, a nosotros nos supondría como 4.000 millones más en los Presupuestos, que son muchos millones. Y luego, por otro lado, está la regularización de la deuda. La Comunitat Valenciana no tiene una deuda desorbitada solo por los años de despilfarro y de corrupción del Partido Popular, esa es una parte, pero la mayor parte de nuestra deuda es la infrafinanciación. Y es que nosotros hemos recibido menos dinero del que nos corresponde, además somos una comunidad pobre y pagamos como si fuéramos ricos. Y esto es una anomalía democrática. 

En ese sentido, si esa deuda que ya computa para el Estado español en su conjunto se adscribiera a la Administración General del Estado, también nos reportaría unos ingresos extra porque es un gasto que no tendríamos que pagar en intereses. Por tanto, somos una anomalía democrática, la única comunidad pobre que paga como si fuera rica, y eso nos desangra.

Parece que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, pospone el debate sobre la reforma del sistema de financiación, ya que se comprometió a que estuviera aprobada este año. ¿Confía en que haya una solución en esta legislatura a este agravio comparativo con el conflicto catalán de fondo?

Yo confío, porque además es uno de los temas prioritarios en la cuestión territorial, y al final la cuestión pasa por alterar la verticalidad. Yo entiendo que una comunidad autónoma no puede ir a menos en este momento porque tiene ya unos ingresos y tiene unos servicios con arreglo a sus ingresos. Entonces, lo que está sobredimensionado en este momento es la financiación que se
queda en la Administración General del Estado.

La mayor parte de políticas que tienen que ver con la vida de las personas, como la educación, la sanidad, los servicios sociales, las políticas activas de empleo, la gestión forestal o del medio ambiente, la gestión de residuos, todo eso que tiene que ver con la vida real de la gente real está radicado en las comunidades autónomas. Las tres patas del Estado de bienestar, educación, sanidad y servicios sociales -quitando pensiones, que está radicada en la Administración General del Estado-, todo lo demás que tiene que ver con la cotidianidad de la gente, que está radicada en las comunidades autónomas.

Entonces lo que hay que cambiar ya es el reparto entre lo que se queda la Administración General del Estado y lo que se reparte a las comunidades autónomas y, ojo, a los municipios, que también necesitan vías de financiación. Al final, todo lo que tiene que ver con nuestra vida cotidiana, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, básicamente se gestiona desde los municipios y desde las comunidades autónomas; y es la verticalidad lo que hay que cambiar, no hay que poner las comunidades a pelear entre ellas. Hay que hacer un reparto más justo.

Joan Baldoví viene reclamando este asunto con poco éxito durante muchos años desde Madrid. ¿Cree que se puede apretar más al Gobierno del Estado en este sentido?

Pero ya solo apretar porque tengamos que apretar, que lo vamos a hacer, sino porque hay un pacto de investidura. Es que al final en política hay que cumplir la palabra dada y lo que se firma hay que cumplirlo, porque si no, ¿qué credibilidad va a tener la política? Si yo pacto contigo una cosa, tú me votas presidente y luego si te he visto no me acuerdo o donde dije digo, digo Diego... Eso no puede ser porque la base de la confianza y la credibilidad de la política está en cumplir los pactos que se alcanzan o los compromisos. Si tienes un compromiso con la ciudadanía, o lo cumples o explicas por qué no lo has podido cumplir, porque no siempre todo se puede, ¿no?

Hace mucho tiempo que se invistió a Pedro Sánchez. Hemos sido muy pacientes. Hemos entendido que ha habido una pandemia por medio, una situación de emergencia. Hemos sido muy comprensivos, pero ahora nos toca a los valencianos, no porque queramos ser más que nadie, simplemente porque estamos hartos de ser siempre los últimos de todo. 

Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana
Mónica Oltra durante la entrevista con 'Público'. Fernando Sánchez

Hablando de otro compromiso, el Gobierno también se comprometió a abordar el problema del 'dumping fiscal' de Madrid. ¿Le falta valentía al Gobierno para tratar este asunto?

"No puede ser que Madrid se construya a las espaldas de las comunidades autónomas colindantes"

No sé si le falta valentía o qué le falta, pero creo que hay que ser resolutivo en un momento donde además la política fiscal tiene que tiene que estar muy clara de cara a los retos que tenemos en el futuro. Y los dos grandes retos son la lucha contra la emergencia climática y el colapso ecológico, y la lucha contra las desigualdades. Para ambas cosas, necesitamos una política fiscal que efectivamente no haga, por ejemplo, que Madrid sea un agujero negro que chupa los recursos de las de las comunidades que tiene alrededor, sobre todo las que tiene más cerca.

No puede ser que Madrid se construya siempre a las espaldas de los otros ciudadanos de comunidades autónomas colindantes. O chupando las grandes fortunas que instalan ficticiamente su domicilio en Madrid para evadir impuestos en donde les toca pagar. Esto no puede ser.

Hace falta, desde luego, unas reglas fiscales más justas para el conjunto del Estado, porque Madrid aprovecha mucho el efecto capitalidad que pagamos todos los españoles. Por ejemplo, todos los españoles pagamos el Museo del Prado, pero el Museo del Prado está en Madrid. Sin embargo, el Instituto Valenciano de Arte Moderno carga sobre las espaldas de los valencianos. Todo eso que pagamos entre todos los españoles, pero que está en Madrid y que reporta beneficios en Madrid, le permite a esta Comunidad Autónoma perdonarle los impuestos a los ricos con la consiguiente merma de los servicios públicos. Hay que ver cómo están los servicios públicos en Madrid. Pero bueno, en fin, parece ser que esto es lo que quieren los madrileños y madrileñas, por lo menos mayoritariamente.

En todo caso, un Gobierno de España tiene la obligación de proteger de estos desvaríos al resto de territorios que sí que hacen corresponsabilidad fiscal y tienen unas políticas fiscales responsables. Porque para tener servicios públicos hace falta pagar impuestos y los ricos tienen que aportar más, porque para eso tienen más recursos, que es lo que dice nuestra Constitución, dicho sea de paso.

Compromís consiguió un acuerdo para los Presupuestos que supone cerca de 30 millones más para el territorio valenciano. ¿Está satisfecha con los logros obtenidos durante la tramitación de las Cuentas en el Congreso?

Moderadamente satisfecha. Siempre es mejorable todo. Esos 30 millones son más recursos para los valencianos y valencianas. Al final Compromís, su objetivo principal, es defender los intereses de la gente que vive en nuestra tierra, en la Comunitat Valenciana. Por lo tanto, aunque siempre se puede mejorar, estamos satisfechos con ese logro. Que un solo diputado haya conseguido estos recursos para los valencianos y valencianas es importante. Y también para que reflexionemos todo lo que se podría hacer si tuviéramos un grupo parlamentario más fuerte en Madrid, eso aumentaría nuestra capacidad reivindicativa y nuestra capacidad de decisión.

De hecho, el senador de Compromís, Carles Mulet, ha anunciado que presentará unas 300 enmiendas porque las cuentas "no convencen a una buena parte de los ciudadanos". ¿Cree que se logre introducir alguna dada la previsión del Ejecutivo de aprobar las cuentas de forma definitiva en el Senado?

Yo espero que sí, que aún hay margen de mejora. Como decía, siempre todo es mejorable. Estas enmiendas son el margen de mejora. Si alguna se puede negociar, bienvenida será. Una cosa es el apoyo al Presupuesto en su globalidad y otra cosa es el detalle que, como digo, siempre es mejorable. Y si algún detalle podemos mejorarlo en la tramitación en el Senado, pues bienvenido será, claro.

Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana
Mónica Oltra. Fernando Sánchez

Ahora que han pasado unas semanas desde el acto en València junto a Yolanda Díaz, Ada Colau, Mónica García y Fátima Hamed y que se puede hacer un análisis más sosegado, ¿qué conclusiones saca al respecto la organizadora?

Bueno, aparte de que fue hermoso participar en este acto y estar las cinco juntas y con Carolina, la presentadora, que hubo mucha comunión, para mí la conclusión más importante es ver la ilusión que despertó el acto, las expectativas, el cariño... Ya desde que fuimos andando desde la sede al teatro donde se celebraba, el cariño de la gente de la calle. Para mí eso fue lo más revelador, en el sentido de que me recordaba mucho a ese 2015, con la ilusión en las calles y también al momento prepandémico, porque la pandemia nos ha sumido en una tristeza sorda y generalizada. Bueno, no sé, fue como un revivir. Eso es con lo que me quedo.

El inicio de un nuevo ciclo político.

O la constatación de que el ciclo político de las las políticas emancipadoras y que ponen a las personas en el centro sigue estando ahí. Quizá eso también.

¿Para cuándo el siguiente aquelarre feminista?

"No me extraña que digan que es un aquelarre porque hubo una conjunción de estrellas"

Bueno, eso no lo sé, porque la verdad es que todo esto salió un poco... No me extraña que digan que es un aquelarre porque hubo una conjunción de estrellas. De alguna manera, todas las constelaciones se hermanaron para que esto se diera, tanto en València como la de Barcelona, porque eran actos programados antes de todo que en principio no tenían nada que ver uno con otro y que al final han acabado como unidos por ese hilo de los que nos han querido insultar llamándonos brujas. Creo que, en todo caso, el insulto es ser un inquisidor, no una bruja. Entre el inquisidor y la bruja, sé con qué lado me quedo.

En todo caso, nos lo tomamos con humor. Aparcamos las escobas en las bambalinas del teatro y bueno, pues nada, quien tenga un aparcamiento de escobas que nos invite a ver si sale.

Yolanda Díaz iniciará en unas semanas su proceso de escucha a la ciudadanía de cara a conformar una suerte plataforma amplia para afrontar unas elecciones generales. ¿Le ha invitado a participar en esos actos de escucha?

De momento no tengo invitación, pero vamos, es obvio que la vicepresidenta tiene que hablar con mucha gente, por la cartera que lleva, en primer lugar, y por la responsabilidad, no solo por el Ministerio, sino como vicepresidenta. Y hay mucha sociedad civil, mucha gente que no tiene altavoces. Por tanto, yo tengo un altavoz potente, soy la portavoz del Gobierno valenciano, con lo cual se me oye. Creo que la vicepresidenta tiene que escuchar a quien no tiene tantos altavoces. Y en cualquier caso, si se vuelven a conjugar las estrellas, ahí estaremos.

En todo caso, si le llama para ir por España a escuchar esas voces, tienen la escoba preparada.

La escoba siempre tiene que estar preparada. Pero yo tengo una responsabilidad de gobierno, que es el compromiso mío principal, y habría que ver si encaja.

Lleva ya tiempo en la política valenciana. Primero en en Les Corts, después en el Govern. ¿Le gustaría probar la política estatal?

Yo siempre digo que España es demasiado grande. Es hermosa, es diversa, pero es muy grande. Yo soy de tierras chiquitas. Y la mía es pequeñita, pero muy larga. Y ahí hay mucha faena que hacer. No sé yo. Mi compromiso está allí. La verdad no quiere decir que no contribuya a la política estatal, porque también mejorando la vida de los valencianos y valencianas, mejoramos la vida del conjunto del Estado, pero se me se me hace muy grande lo otro. 

Por cierto, el acto no estuvo exento de tensiones internas en el seno de Compromís. Concretamente, en algún sector de Més Compromís. ¿Pasa Compromís por un momento difícil?

Que yo sepa, no. Y a mí lo que me han transmitido personas muy diversas de Compromís y de Més Compromís fue precisamente los ánimos de que el acto saliera bien. Y la ilusión de ver a la gente tan entregada, con ganas de seguir en estas políticas que empezamos en el 2015, cuando echamos a la corrupción y las políticas que habían dejado a la gente por el camino del Gobierno valenciano. Entonces, iniciamos esta andadura de las políticas que favorecen a las personas.

Este movimiento, creo que ha generado ilusión también, porque a veces la gestiones se trabaja muchas, muchas horas agotadoras y entonces notar el calor de la gente es hermoso. Y yo creo que se ha vivido así también en el conjunto.

Quien no puso un tuit de felicitación del acto fue Podemos. ¿Cómo llevó eso?

No pusieron tuits porque estaban en él, estaban en primera fila. Allí estaba el vicepresidente segundo del Govern valenciano, estaba la coordinadora de Podem de la Comunitat Valenciana... Estaba la primera plana de Podemos en la Comunitat Valenciana, en primera fila, con lo cual supongo que estaban escuchando más que poniendo tuits.

Cambiando de tema. Los últimos sondeos pronostican un empate técnico entre bloques en la Comunitat Valenciana. ¿Teme una derrota que devuelva la Generalitat al PP?

Yo creo que no, sinceramente, porque la gente recuerda lo que fue el saqueo, la corrupción, la sinvergonzonería del Partido Popular, que con una mano recortaba derechos en dependencia, recortaban profesores, en sanidad y con la otra mano se llevaban el dinero a la financiación ilegal de su partido y a los grandes fastos. A esos eventos que les servía por un lado de corrupción y, por otro lado, para mejorar la vida de los que ya tienen una vida privilegiada.

La gente tiene memoria en la Comunitat Valenciana y saben cómo estaba todo cuando nosotros llegamos. Por tanto, yo creo que no, que no se va a producir eso. En todo caso, también las encuestas son un estado de ánimo también ahora mismo y no es que haya unas mayorías muy holgadas. Pero yo sí que creo que la gente tiene memoria.

¿Hay que unir fuerzas ante la concentración del voto de la derecha? ¿Cree que en la Generalitat Valenciana cabe un 'frente amplio' como se espera en el resto del Estado para algunos partidos?

Yo creo que al menos hay que reflexionarlo. Quiero decir que cuando tú sabes que la derecha volverá a agrupar el voto porque Ciudadanos va a desaparecer,  como como ya pasó en la repetición electoral en la última convocatoria de las elecciones generales en noviembre, si va a haber esa concentración de voto en la derecha, por lo menos ese fenómeno hay que tenerlo en cuenta a la hora de establecer tu proyecto electoral. No hacerlo sería de una inconsciencia que en política no debemos permitirnos. Hay que tenerlo en cuenta y tomar la decisión conscientes de este fenómeno y asumir las consecuencias de la decisión.

Una decisión que vale tanto para unas generales como para unas autonómicas en València.

O para unas municipales o para la convocatoria que sea. 

¿Cree que influirá el cómo se presente Compromís para las autonómicas con la fórmula con la que se tendría que presentar a unas elecciones generales?

No necesariamente, porque además no siempre todo suma. Muchas veces en política 1+1 no dan 2, a veces uno más uno da 0,7. Entonces eso hay que verlo bien. Y no todas las convocatorias son iguales. De hecho, nosotros en las convocatorias de las últimas cuatro o cinco elecciones generales no nos hemos presentado nunca de la misma manera, siempre hemos tenido alguna variación. Entre otras cosas porque Compromís tiene esa vocación también de ir creciendo.

Somos un proyecto político, a veces desconocido en el conjunto de España porque somos una rara avis en ese sentido, con muchos componentes, con muchas variedades. Tenemos partidos y luego tenemos gente que no está en ningún partido, pero que sí que está en la coalición... Entonces es una cosa así como una cooperativa política, que decimos nosotros. Yo creo que es tecnología política punta, no se ha inventado todavía nada como esto. Pero bueno, como digo, la diversidad también es una seña de identidad nuestra. Por eso, probablemente, también sabemos gestionar muy bien la diferencia, porque hemos aprendido a hacerlo en casa.

Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana
Mónica Oltra responde a las preguntas de este periódico. Fernando Sánchez

Para terminar, la última legislatura valenciana acabó repentinamente con un adelanto electoral de Ximo Puig sin que usted estuviera de acuerdo. Suenan tambores de adelantos electorales en Andalucía y hay quien teoriza que podrían expandirse a otros territorios. ¿Ha valorado la opción de que el president vuelva a adelantar las autonómicas?

No. Además, yo no suelo participar de estos debates. A mí estos debates de la metapolítica, de utilizar la política como si fuera un tablero de ajedrez y a las personas como si fueran los peones de ese tablero, a mí no me gusta. Me parece la parte más execrable de la política y es lo que hace que la gente muchas veces no confíe y la política no tenga credibilidad, porque la gente al final lo que dice es que estos están jugando con nosotros, tienen sus propios intereses.

Entonces, yo lo que entiendo y así lo he defendido siempre, es que para que haya un adelanto electoral tiene que haber una razón poderosa y la razón poderosa no puede ser el tacticismo partidista, que a mí ahora me salen mejor los números. Una razón poderosa tiene que ser una razón política, no partidista, porque a ti te votan los ciudadanos para cuatro años de mandato. Si adelantas, es porque algo poderoso tiene que moverte para adelantar, no tu interés de partido, que es lo que al final hace que la gente le dé la espalda a la política.

Cuando este politiqueo de grandes estrategas, que al final lo que han visto son demasiadas series y poco la vida de la gente, se instala, es cuando fracasa la política y ahí es donde se da ese caldo de cultivo de la extrema derecha. Por tanto, yo no dedico ni un minuto a estos debates. Doy mi opinión si me preguntan, pero no dedico ni un minuto a estas conspiraciones, a estos debates, a estos contubernios, porque yo dedico poco tiempo, por no decir ninguno, a ese tipo de metapolítica que no me interesan para nada. Mi tiempo lo dedico a crear, a gestionar políticas que mejoren la vida de la gente y que eso sea tangible. Eso es para mí el fin de la política. Los que tienen otros fines, pues ya se apañarán. Y ni le dedico preocupación ni ocupación.

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