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"Nos dijeron que era muy caro y tuvimos que bajar el precio"

Varios propietarios cuentan las dificultades para vender sus casas

Patricia Rafael

Hace dos meses que José Luis Yelmo, de 31 años, y su ex pareja colgaron un cartel de Se Vende en su casa del Pau de Vallecas, en el sur de Madrid. Ni siquiera llegaron a estrenarla, porque hace un año la pareja se separó y decidió vender la casa en cuanto les entregaran las llaves. La venden por 410.000 euros, pero de momento no han encontrado comprador. “Si en cuatro meses no hemos logrado venderla, tendremos que bajar el precio porque necesitamos el dinero”, explica el joven.

En el edificio de José Luis, situado en la calle del Fresno de Cantespino, muchas de sus 140 viviendas están todavía vacías. Hace tan sólo dos meses que se entregaron las llaves y el ir y venir de vecinos es aún muy escaso. En la fachada se pueden ver otros siete carteles de pisos en venta. Antonio Mata compró hace seis años un piso sobre plano en la misma parcela. Pagó 240.000 euros. La constructora le prometió que tendría la casa en 18 meses, pero finalmente la recibió con cuatro años de retraso.

Mientras esperaban, Antonio y su familia decidieron comprarse otra vivienda, un chalet en Rivas, que es donde habitan ahora. Cuando hace dos meses les dieron las llaves de la de Vallecas la pusieron en venta, por 480.000 euros. Un mes después tuvieron que bajar el precio en 48.000 euros: tienen dos hipotecas y les urge quedarse sólo con una. “La gente nos decía que era muy caro y tuvimos que reducir el precio”, indica Antonio.

En el Pau, donde sólo se han entregado el 18% de las viviendas, aseguran que la venta “está ralentizada”. Es la frase que repiten uno tras otro los comerciales de las distintas promotoras que hay en el desarrollo urbanístico de Vallecas.

Venta parada

Las casetas de cada una de ellas se concentran en una plaza cercana a las casas en venta de Antonio y José Luis. A la una de la tarde sólo en una de ellas hay un potencial comprador. “El año pasado esto era un ir y venir constante de posibles clientes”, asegura un comercial, “pero desde hace unos meses la cosa está un poco parada”.Para ejemplificarlo da un dato: hace un año vendía ocho pisos el mes, ahora, en dos meses. Sus compañeros de caseta le dan la razón.

Creen que el miedo por la crisis hipotecaria y la subida constante del euríbor ha hecho que posibles compradores se lo piensen dos veces. ¿La bajada en las ventas obligará a bajar los precios? Los comerciales no lo creen, a no ser que un particular tenga prisa por vender su piso, como les ocurre a Antonio y José Luis.

La empresa donde trabaja Pura, que se dedica a invertir en inmuebles, no tiene prisa por vender. Hace cuatro años la empresa compró cuatro casas en la calle Ensanche de Vallecas, junto a la nueva parada de Metro Las Suertes. Hace seis meses les entregaron las llaves de los inmuebles y en ese tiempo han vendido tres, por 320.000 euros cada una. La cuarta se resiste un poco más. Pero en la empresa no están preocupados: “Si dentro de unos meses no la hemos vendido subiremos el precio para igualarlo al de primera mano”, dice Pura.

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