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La resurrección del lehendakari

Gonzalo López Alba

A Juan José Ibarretxe le daban por amortizado como lehendakari sus propios correligionarios.Pero con la remasterización de su plan soberanista ha logrado, en un solo movimiento, colarse en el reparto de protagonistas de las elecciones generales y blindarse como el único candidato posible del PNV para los siguientes comicios vascos.

En el horizonte inmediato, Ibarretxe ha abierto un flanco a José Luis Rodríguez Zapatero al rearmar el discurso del 'España se rompe' del PP, justo cuando el Gobierno parecía haber logrado imponer su agenda social con las ayudas natalicias, las guarderías infantiles o la potenciación de la política de vivienda.

Amenaza a los presupuestos

Además, abre un periodo de incertidumbre sobre la aprobación de los presupuestos para 2008, los estatales y los vascos. Aunque los primeros se tramitan antes, y los socialistas no van a reconocerlo, la negociación incluye un pacto de apoyo recíproco.

El Gobierno confía en que la negociación que ha entablado con todas las minorías le permitirá aprobar los suyos aun en el caso de que el PNV se descolgara, lo que no juzga 'verosímil' en estos momentos, sobre todo si ambas partes optan, como hasta ahora, por 'no hacer ruido'. Pero el PSE, que ha venido apoyando los de Ibarretxe con el argumento de 'garantizar la estabilidad institucional', no tiene respuesta a la cuestión más delicada: '¿Cómo explicamos el voto a favor de unos presupuestos que incluirán una partida para hacer la consulta en favor de la autodeterminación que rechazamos?'

El PSOE espera que los comicios de marzo sean el primer cortafuegos a Ibarretxe, en la confianza de que se confirmen en las urnas los sondeos internos que sitúan al PSE como primera fuerza política vasca en esa convocatoria. Para que así sea, los socialistas tendrán que pescar en los caladeros más moderados del PNV, porque al votante fronterizo con el PP ya lo dan por perdido.

Si no hay trasvase, esperan que al menos parte de esos votantes se queden en casa para no avalar la deriva de Ibarretxe. Pero, tras imponer en el PNV la línea política más radical frente al pragmatismo renovador que abanderaba Josu Jon Imaz, el propósito declarado de Ibarretxe es aglutinar a todo el nacionalismo vasco.

Ibarretxe ha puesto así a Zapatero en la tesitura de liderar el rechazo a su consulta sin incurrir en la reedición del frentismo de 2001, estrategia que brindó al PNV su mejor resultado en votos absolutos. Pero el auténtico desafío llegará en los comicios autonómicos, que previsiblemente serán adelantados. 'Si entonces Ibarretxe crece, tendremos un auténtico problema. Si los electores le dan la espalda, se hundirá con su propio desvarío', sentencia un dirigente socialista.

Ibarretxe ‘versus' Imaz

Para conseguir la derrota de Ibarretxe, los socialistas tendrán que combinar con suficiente habilidad la firmeza con la mano tendida, pues existe la creencia de que será el sector moderado del PNV, al que se atribuye vértigo ante la estrategia de Ibarretxe, el que decantará el resultado final. En los batzokis -sedes del PNV- y en las campas, donde la escisión de 1986 planea como una sombra permanente, quien se lleva los aplausos es Ibarretxe.

El lehendakari se ha desembarazado de Josu Jon Imaz rompiendo la tradición peneuvista de que es el inquilino de Ajuria Enea quien se pliega a los criterios del Euzkadi Buru Batzar ­­-la ejecutiva del partido-. Al hacerlo, ha arruinado las operaciones de laboratorio que trabajaban con las hipótesis de que Imaz pudiera ser el candidato a la presidencia del Gobierno vasco, con Íñigo Urkullu tomando su relevo en la dirección del partido, o bien con Imaz al frente del partido y el diputado Josu Erkoreka como aspirante a la.
lehendakaritza

Ibarretxe ha impuesto su liderazgo y consolidado su candidatura para aspirar a otro mandato, ayudado por la inmolación de Imaz. Si al todavía presidente del PNV ya se le tildaba de 'españolista' en los batzokis -donde Xabier Arzalluz no ha dejado de predicar-, la militancia no le perdona que haya aireado las discrepancias internas ante la opinión pública. Las luces largas con las que preconizaba la modernización del nacionalismo vasco no han tenido el acompañamiento imprescindible del control del aparato, sin el que, como se ha vuelto a demostrar, es prácticamente imposible hacer virar las naos partidarias. El sustituto pactado, Íñigo Urkullu, tiene todo el conocimiento del aparato del que carecía Imaz, pero adolece de su vis política.

La estrategia socialista de contención pasa, junto a la firmeza, por mucha pedagogía política, que se resume en cuatro principios: la consulta es ilegal, incumple el requisito de ausencia de violencia, falsea la idea de que pretende escuchar a los vascos porque quiere negociar directamente con el Gobierno de España y sirve en bandeja a ETA su 'plan B' para justificar la pervivencia del terrorismo.

Pedagogía política

Esta pedagogía incluye también preguntas-ejemplo encaminadas a demostrar su inviabilidad: '¿Dónde se votaría si la apertura de las escuelas como colegios electorales es competencia de los ayuntamientos y muchos se niegan? ¿Qué ocurriría si las Juntas Generales se oponen?'

El PP ya se ha anticipado, con disgusto socialista, en Álava. Los populares, que suman mayoría absoluta con los socialistas, se han adelantado presentado una moción para que se vote el rechazo de la Junta General a la iniciativa de Ibarretxe, lo que ha forzado al PSE a presentar otra similar. La discrepancia no es de fondo, sino de estrategia, pero la diferencia de estrategias se ve acentuada por la inmediatez de las elecciones de marzo.

 

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