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Gallardón: "Ha triunfado Doña Cuaresma, la del gesto agrio y estricta conducta"

Esperanza Aguirre y el alcalde de Madrid han optado por el ataque sutil, plagado de indirectas y gestos que reflejan las desavenencias entre ambos políticos

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Sin compasión. En vez de afrontar el cuerpo a cuerpo y el golpe directo a la mandíbula, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón han optado por el ataque sutil, plagado de indirectas y gestos que, a buen entendedor, reflejan las desavenencias entre ambos.

Nunca ha sido un secreto que entre Gallardón y Aguirre han predominado las discrepancias. La diferencia es que ahora, después de que Mariano Rajoy decidiera no incluir a ninguno de los dos en las listas por Madrid del PP a las elecciones del 9 de marzo, las disputas son más evidentes.

Sirva de ejemplo esta misma mañana. El encuentro entre Aguirre y Gallardón -que llevan semanas haciendo todo lo posible por no coincidir- se ha producido con motivo de la inauguración del nuevo intercambiador de transportes de Plaza de Castilla.

A la hora de los saludos, Aguirre ha estrechado sin demasiado entusiasmo la mano del alcalde y le ha dado la espalda rápidamente. Ante la situación, el primer edil le ha dado una palmadita justo antes de posar para la prensa evitando cualquier contacto visual prolongado.

Después, la gente presente en el acto ha comenzado a pedir que se besaran: 'Un beso, no hemos visto el beso', reclamaba. Pese a que es tiempo de elecciones y cumplir los deseos de la gente es una prioridad para los políticos, sean del partido que sean, la presidenta autonómica ha replicado: '¿Tengo que besar al alcalde de Madrid o puede ser a cualquier alcalde?'.

Ha dado igual la respuesta. Ante la insistencia de los presentes para que se materializara el deseado beso, Aguirre ha acabado saludando con dos besos al alcalde de Alcobendas, Ignacio García de Vinuesa.

'Ha triunfado Doña Cuaresma, la del gesto agrio y estricta conducta'

La anécdota no ha terminado ahí. Poco después, el alcalde de Madrid ha recibido en el Ayuntamiento a la Cofradía del Entierro de la Sardina. Aprovechando el momento y sin salirse del tema que le convocaba, ha dejado varias 'perlas' trufadas de doble sentido. 'Ha triunfado Doña Cuaresma, la del gesto agrio y estricta conducta', pero 'no hay que darse a la melancolía, porque su victoria es pasajera', ha comenzado.

'El carnaval es catarsis' y 'hecha la limpieza y ventiladas las estancias del alma, toca entrar en un tiempo de entereza y contemplación'. 'Sí, amigos: ha triunfado Doña Cuaresma, la del gesto agrio y estricta conducta, y no queda más remedio que plegarse al triste designio que a los alegres y buenhumorados nos depara. Pero no os déis a la melancolía: sabemos que su victoria es pasajera, porque, en el peor de los casos, representa sólo la mitad de la vida', ha argumentado.

Entre risas, el alcalde ha exclamado que 'hay otra vida' y ha animado a los cofrades a 'enterrar ya a la sardina' y, con ella, 'todas nuestras zozobras y quebrantos', en tanto que 'no hay mal que por bien no venga'.

'No somos nadie'

El alcalde ha subrayado que la sardina nos recuerda que 'no somos nadie', ya que ha llevado 'toda una existencia de discreción y estrechez para terminar ahora apenas acompañada de unos pocos fieles'.

'Ha sido todo tan rápido, tan quebradizo y volátil, como es siempre la alegría del pobre', ha dicho el alcalde en referencia al Carnaval y a que 'no ha transcurrido ni una semana desde que Don Carnal', después de hacerse con la llave de la ciudad, 'ha perdido la batalla contra Doña Cuaresma'.

'Fugacidad de la política...', ha advertido, antes de reflexionar: '¡Cuántas vueltas da la vida, y qué imprevisibles son, en medio de la mudanza, los sentimientos, capaces de regalarnos un destello de ilusión en un momento difícil o de refrenar el optimismo con un punto de inquietud!'.

A buen entendedor...

Lea el discurso íntegro de Alberto Ruiz-Gallardón 

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