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El Segre reabre la guerra del agua

La Moncloa temía lo que finalmente ha pasado: Catalunya vuelve a reclamar el trasvase del Segre y Aragón lo rechaza de forma contundente.

GLÒRIA AYUSO

El problema del agua vuelve a dividir. La propuesta del Gobierno catalán de un trasvase de agua del Segre, afluente del Ebro, para evitar el riesgo de que cinco millones de personas del área de Barcelona se queden sin suministro dentro de seis meses ha desembocado no sólo en otro encontronazo entre la Moncloa y Catalunya, sino que también ha despertado nuevos recelos entre comunidades.

Se puso en evidencia hoy en Poblet (Tarragona) donde coincidieron los presidentes de Aragón, Catalunya, y Baleares para rendir homenaje a la figura de Jaume I.

El primero, el socialista Marcelino Iglesias, trasladó de forma informal al segundo, José Montilla, su oposición a la captación de agua del Segre alegando que así lo exige el Estatuto de su comunidad 'aprobado apenas hace un año'. Este punto se incluyó, recordó, después de que el río Ebro ya estuvo expuesto al proyecto popular de trasvase a Valencia y Murcia. Subrayó además que la decisión de conducir agua a Barcelona la tendría que tomar el Gobierno central, que es quien tiene competencias sobre la cuenca del Ebro.

El Gobierno de Zapatero rechaza también todo aquello que suene a trasvase porque así se comprometió el PSOE antes de llegar al poder en 2004, tras lo cual derogó el Plan Hidrológico Nacional. La decisión de trasvasar de Catalunya daría alas a las comunidades gobernadas por el PP cuya población se cree discriminada por no haber podido recibir agua del Ebro.

La conselleria de Medio Ambiente de Catalunya se afanó ayer en aclarar de nuevo que lo que prevé 'no es un trasvase clásico como el que contemplaba el PP, de más de 1.000 hectómetros cúbicos de agua'. Por contra, lo que se propone es una captación provisional en el tiempo sólo durante un periodo de máxima necesidad para que Barcelona no se quede sin agua para beber. El titular de Medio Ambiente de la Generalitat, Francesc Baltasar, abundó ayer en sus críticas a las declaraciones de la vicepresidenta Maria Teresa Fernández de la Vega contrarias a cualquier trasvase, señalando que, dada la actual situación de sequía, no podía creer que su postura sea 'razonada, clara y estable'.

Baltasar tiene previsto ponerse mañana en contacto vía telefónica con la Ministra de Medio Ambiente en funciones, Cristina Narbona. Según la conselleria, Narbona sí 'entiende perfectamente que la medida es una solución a una emergencia'. También hoy tiene prevista una reunión con el portavoz de CiU, Oriol Pujol.

Los planes de Baltasar, de ICV, toparon en un inicio con la oposición de ERC y hasta del consejero de Agricultura, el socialista Joaquim Llena. Sin embargo, después de que Montilla afirmase el sábado que su gobierno debe hacer lo que esté en su mano para que no falte agua para beber, ayer tanto Llena como el republicano y titular de Gobernación Jordi Ausàs defendieron el trasvase del Segre proyectado por Baltasar. 

Montilla, Iglesias y el presidente de Baleares, Francesc Antich, acudieron al Monasterio de Poblet para celebrar el 800 aniversario del nacimiento de Jaume I, que unió en la Corona de Aragón los territorios de Catalunya, Baleares, Aragón y Valencia “respetando la identidad de los pueblos”. Los líderes políticos coincidieron en reivindicar su figura como modelo de respeto, tolerancia y solidaridad entre comunidades. Iglesias confió en que las buenas relaciones servirán para resolver los actuales conflictos del agua, el de los archivos de Aragón y el enfrentamiento entre los obispos de Barbastro-Monzón y Lleida por el patrimonio artístico. Frente a la exaltación de entendimiento, destacó la gran ausencia del presidente de la Comunidad Valenciana, el popular Francisco Camps, que delegó en la titular de Cultura.

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