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Rajoy planta a Aguirre en la recepción del Dos de Mayo

MARÍA JESÚS GÜEMES

Mariano Rajoy no tiene pensado asistir a la recepción que la Comunidad de Madrid ofrece con motivo del bicentenario del Dos de Mayo. Sus colaboradores le quitan hierro al asunto y aseguran que 'no tiene ninguna intencionalidad' política. Pero, lo cierto, es que su excusa no ha sonado nada convincente.

Desde que Rajoy anunciara el pasado 11 de marzo que se presentaba a la reelección como presidente del PP, la relación con Esperanza Aguirre se ha ido tensando por momentos. Por eso no es tan descabellado pensar que no le apetece nada ir a la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, lugar donde se celebra el acto de conmemoración y sede del Gobierno regional.

Desde la Comunidad de Madrid señalan que Rajoy declinó la invitación diciendo que iba a estar de viaje. El equipo del líder del PP explica que lo que ocurre es que 'hay multitud de eventos' y que se ha decantado por asistir al más importante: el mismo al que acuden el presidente del Gobierno y los Reyes de España. Éste tendrá lugar por la tarde en Móstoles (Madrid). Allí, resaltan, coincidirá con Esperanza Aguirre.

En cualquier caso, desde que la dirigente conservadora amagara con presentar una candidatura alternativa a la de Rajoy en el Congreso de junio, por mucho que digan que no se han distanciado el uno del otro basta con verles en cualquier encuentro informativo. Entre ellos se percibe una gran frialdad. Apenas intercambian unas palabras y no se suelen mirar a los ojos.

Para quitarle transcendencia al plantón el círculo de Rajoy insiste, además, en que no se trata de nada raro porque el año pasado el presidente nacional del PP tampoco acudió a esa cita y no le extrañó a nadie. Pero lo que ocurrió es que por esas fechas estaba recorriendo España en plena campaña de las elecciones municipales y autonómicas.

Todo parece indicar que a Rajoy no le apetece enfrentarse a un nuevo fusilamiento público. Sus fieles creen que la relación se rompió por completo el día en que Aguirre dijo que la socialdemocracia se sentía 'más cómoda' con el jefe de la oposición. Hasta Pío García- Escudero salió a pedirle explicaciones.

Fue entonces cuando la paciencia de Rajoy se quebró y durante un acto en Elche le lanzó una directa en toda regla a Aguirre. 'Si alguien se quiere ir al partido liberal, que se vaya', proclamó.

Parecía la declaración de guerra definitiva. Entonces, la presidenta de la Comunidad madrileña se retiró de la competición de forma bastante ambigüa y aclaró que el debate ideológico que pretendía llevar a cabo era en contra sus adversarios, los socialistas, y no en el seno del PP.

La lideresa le pidió entonces a Rajoy que le aclarase si se referería a ella o no al invitar a marcharse al que quisiera. Los fieles del presidente del PP definían la situación de este modo: 'Es como si en un partido de fútbol tienes las mismas posibilidades que el adversario o eres mejor y te dedicas a jugar pero si te das cuenta de que te van a ganar te lías a dar patadas o compras al árbitro. Y a la que ves que el equipo rival te da un puntapié te parece que te ha roto la pierna'.

Rajoy dijo que se le había malinterpretado porque él se refería al PP europeo. Las paces duraron unas horas. Un concejal del distrito de Salamanca, uno de los grandes baluartes de Aguirre, Íñigo Henríquez de Luna, se lanzaba a pedir primarias en el PP para que los afiliados eligieran al candidato para las elecciones de 2012. Todo el mundo ató cabos. En esa cita, y no en la de Valencia, se iba a dar la batalla definitiva

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