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El gallego como arma arrojadiza

Tras 27 años de consenso lingüístico, el idioma comienza a ser materia de desencuentros políticos

PANCHO TRISTÁN

El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, hizo ayer un pronóstico preñado de palabras graves: cree que la derecha “política, cultural y social” va a desencadenar “una ofensiva” contra la política lingüística de la Administración gallega. La afirmación llega después de varias semanas de desencuentros sobre el tema.

El líder del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha venido asegurando que el modelo lingüístico del bipartito gallego rompe la “convivencia” que supuestamente habría construido el Ejecutivo Fraga. Dice que el BNG impone sus tesis. Y que esas tesis van contra la libertad de opción lingüística.

El diputado autonómico del BNG Bieito Lobeira, por su parte, sitúa en Madrid el origen del problema. Asegura que las tensiones generadas por los “ultranacionalistas españoles” han hecho que el PP retroceda en Galicia en materia de convivencia lingüística.

Este desencuentro supone la consolidación de una ruptura, la del consenso político con respecto al idioma que se mantuvo en Galicia desde la aprobación de la Ley de Normalización Lingüística en 1981. La desaparición de este consenso –aunque el acuerdo no era total, sí que lo era para los grandes temas– comenzó cuando los conservadores perdieron el poder en Galicia en 2005.

Primero fue la educación: el PP se opuso al decreto que regula el uso del idioma en la educación pública y que proponía que el 50% de las asignaturas se impartiesen en gallego y otro tanto en castellano. Se trataba de un desarrollo legislativo que empleaba afirmaciones en su día apoyadas por el PP. Se opusieron. Hace algunas semanas, el consenso idiomático recibía el aldabonazo final: los populares votaron en contra de una iniciativa del BNG, descafeinada y después apoyada por los socialistas, para promover el empleo del gallego en los comercios.

En el PP aseguran que ellos no han cambiado con respecto al idioma, que es el bipartito el que ha variado su posición. Sin embargo, el diputado socialista Francisco Cerviño hace otra lectura. Asegura, como Lobeira, que las políticas estatales del PP y las posturas de los medios de comunicación conservadores “han montado a Feijóo en un tigre –en relación con el idioma– que puede terminar cabalgándolo a él”.

Cerviño hace un paralelismo entre el uso del terrorismo como baza política por parte del PP durante el primer mandato de Zapatero y el uso del idioma que el PP está haciendo ahora en Galicia. “Y fíjate lo que les ha pasado en Madrid después de lo que hicieron con el terrorismo”, comenta. “Caldear a la población de esa manera es muy arriesgado”.

El gallego es la lengua de la mayor parte de la población de Galicia. Según datos recabados por la Real Academia Galega cuando Manuel Fraga gobernaba en la comunidad, sólo el 31,4% de la población de habla únicamente, o principalmente, en castellano. El 68,6% restante de la población habla siempre en gallego o más habitualmente en gallego que en castellano.

Rajoy habló durante la campaña electoral de los problemas para el castellano en las comunidades que tienen lengua propia. Incluso manifestó su preocupación por los derechos de los castellano-hablantes. Pero el discurso de los conservadores resulta en Galicia más moderado. Núñez Feijóo defiende la “libertad lingüística”, y su blog está escrito sólo en gallego. El responsable del PP para las cuestiones lingüísticas en el Parlamento gallego, Maximino Rodríguez, cree que “no hay problemas para los castellano-hablantes en Galicia”. Pero Rodríguez matiza que puede llegar a haberlos y acusa al BNG de defender “imposiciones lingüísticas” que pueden resultar problemáticas.

Mientras tanto, el nacionalista Bieito Lobeira recuerda que, pese a ser el gallego la lengua mayoritaria, el idioma del “prestigio” todavía es el castellano. Por ejemplo, sólo el 8% de las sentencias son emitidas en gallego en los juzgados de la comunidad autónoma.

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