“¡Somos personas. Dejen de tratarnos como si fuésemos dinero!”, gritó ayer el hermano de una víctima al responsable de emergencias de Spanair. Lejos de los ojos de la prensa, la sala privada del Hotel Auditorium de Madrid (donde están alojados los familiares) era un hervidero en la segunda reunión del día que la compañía organizaba con los familiares. Las lágrimas no tardaron en llegar entre los cerca de 100 afectados que esperaban las respuestas de la empresa.

En la reunión matinal (menos crispada y con cerca de 80 personas), las dudas y quejas fueron calcadas: “¿Hubo alguna anomalía en la salida?, ¿El avión despegó dos veces?, ¿Por qué despegó?, ¡Es indignante que nos enteremos de la información por la prensa y no por ustedes!, ¿Se van a depurar responsabilidades?”. Las respuestas estaban precocinadas: “Estamos a espera de la investigación de las cajas negras y de los pasos que dé la Administración. Ahora sabemos lo mismo que ustedes”.

Por la tarde, la falta de información hizo que a la media hora saltase el primer insulto, fruto de la rabia. Y en seguida, el plante: los afectados dejaron solos a los directivos. Entre los familiares, dos abogados y un tercero urgían a organizarse para reivindicar justicia y tener un portavoz. “La han llamado reunión informativa y no nos han dicho nada. Nos tenemos que organizar o nos seguirán tomando el pelo”, decía Yurena Hernández, que perdió a dos hermanas y un sobrino.

La única información novedosa les remitió a los plazos de reconocimiento de los cadáveres. “En cinco o seis días, se habrá identificado al 80% de los cuerpos. El resto tardará semanas”, anunció el portavoz con la voz entrecortada. “Las investigaciones judicial y técnica podrán tardar dos años”.