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Objetivos hasta en la basura

Cada ciudadano británico queda registrado más de 300 veces al día

LOURDES GÓMEZ

Es imposible escapar a las cámaras de seguridad en Reino Unido. “Sonría, le estamos enfocando”, debía ser el lema en un país con 49 millones de habitantes y 4, 2 millones de objetivos de corto circuito, según las estimaciones de grupos de presión. Cada ciudadano queda registrado más de 300 veces al día mientras camina por las calles, entra en una estación de tren o circula en su vehículo por la carretera. Impera la cultura de la vigilancia y no hay quien pueda frenar la invasión en la vida privada de la población. Ayer sábado, hubo concentraciones de protesta en Londres y otras ciudades británicas, aunque el efecto de estas acciones sociales fue prácticamente nulo.

La vigilancia en Reino Unido ha llegado hasta extremos absurdos. El verano pasado salió a la luz pública que los ayuntamientos han colocado medio millón de mecanismos electrónicos de seguimiento en cubos de la basura para detectar infracciones en la normativa del reciclado. En otra instancia, las cámaras espiaron a una familia porque las autoridades locales sospecharon que había proporcionado un domicilio falso para poder enviar a sus hijos al colegio más popular del barrio.

En la carretera
Las cámaras de videovigilancia en las carreteras se instalaron originalmente para controlar el exceso de velocidad y otras infracciones que tienen que ver con el tráfico. La función se ha ampliado a la lucha contra el crimen y el terrorismo. Al mismo tiempo, la técnica avanza. Las cámaras tradicionales están siendo equipadas con un sistema automático de reconocimiento de matrículas, que registra la hora y ubicación del vehículo.

Los movimientos diarios de 50 millones de conductores ingleses se almacenarán durante un total de cinco años, según reconoció el Gobierno británico el mes pasado.

Otro proyecto polémico que se debate ahora en el país es la construcción de una base centralizada con datos, a tiempo real, de las llamadas, correos electrónicos, mensajes de teléfono móvil y consultas en Internet de los residentes en Reino Unido.

El Gobierno laborista justifica la medida en la reticencia que tienen los operadores de telefonía y proveedores de Internet a almacenar la información por un periodo indefinido de tiempo. Y defiende la necesidad de la base de datos en caso de amenaza radical islamista.

Los sistemas de seguridad de videovigilancia tienen escaso éxito en la prevención del crimen, pero aportan resultados en las investigaciones policiales. En el año 1993, las cámaras de corto circuito captaron imágenes de dos chavales saliendo de un centro comercial con un pequeño de tres años. Eran los asesinos de James Bulger, un brutal caso de crimen infantil que aún sigue presente en la memoria de los británicos.

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