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El negocio de los Reyes Magos

Cada vez más ayuntamientos deciden que una empresa privada organice sus cabalgatas

VANESSA PI

Hasta hace un año, los vecinos del distrito madrileño de Hortaleza (171.000 habitantes) organizaban la cabalgata de los Reyes Magos. Eso fue hasta que la Junta Municipal de Distrito decidió que fuera una empresa privada quien se encargara de todo. Los vecinos dejaron de salir en la cabalgata y se cambió su recorrido, aproximándose a las inmediaciones del centro comercial de la zona que patrocina el evento.

Cada vez hay más empresas a quienes no sólo se les contrata para que se ocupen de la iluminación, el sonido o los efectos especiales de los pasacalles, sino que organizan todo el acto. Ayuntamientos de toda la geografía española han optado por quitarse quebraderos de cabeza y ceder a la empresa privada la organización de un pasacalle que tradicionalmente corre a cargo de los ayuntamientos y las asociaciones vecinales.

El gobierno del PP del municipio madrileño de Tres Cantos (40.000 residentes) también cedió la organización de la cabalgata de ayer a una empresa. Según el grupo municipal socialista, esto ha supuesto a las arcas municipales casi 10.000 euros en gastos. Como ocurría en el distrito de Hortaleza, todos los años el pasacalle de Tres Cantos lo organizaban los funcionarios del Ayuntamiento en coordinación con las asociaciones locales. El grupo municipal socialista denuncia que hasta ahora el evento 'no había costado un euro' y destaca que 'una de las prioridades de cualquier ayuntamiento debería ser estimular la participación vecinal y economizar el gasto superfluo'.

Francisco V. F., portavoz vecinal de Hortaleza, critica precisamente que la privatización de la cabalgata de reyes ha acabado con, por ejemplo, grupos de baile formados por vecinos que ensayaban durante todo el año sólo para salir en el pasacalle. Además, según explica, cuando las asociaciones organizaban la cabalgata, los comercios del distrito de Hortaleza contribuían dando pintura y cartulinas, con las que los niños de la zona decoraban las carrozas, y con telas para elaborar disfraces.

Pero los vecinos no se han amilanado ante la decisión, en 2008, de la concejala de la Junta de Distrito, Elena Sánchez Gallar (PP) de ceder a una empresa la gestión del evento, previo pago de 70.000 euros. El domingo pasado celebraron su propia cabalgata alternativa, paseando por las mismas calles que la comitiva con los Reyes Magos de Oriente venía recorriendo desde hace más de dos décadas.

Según recuerdan los vecinos, la empresa busca el beneficio, lo cual no garantiza que los resultados sean los esperados. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Vinaròs (Castellón)recibió el año pasado tantas críticas de sus vecinos que tuvo que reconocer en público que 'la empresa responsable del acto no estuvo a la altura'.

La cada vez mayor cuota de capital privado en la financiación de las cabalgatas hace que su condición de escaparate publicitario se acentúe año a año. 'La entrada de las empresas es un fenómeno que va a más y se vive con total normalidad', explica Marcelino Ferrero, concejal de Festejos de Córdoba (IU). El patrocinio de Henkel y Coca-Cola, en Barcelona, es otro ejemplo de cómo la empresa privada ha penetrado en esta celebración sin remover sus cimientos.

El Corte Inglés, Prasa o Cajasur permiten que Córdoba haya incrementado en 2009 el presupuesto del desfile en un 12%, hasta los 150.000 euros. Y también sufragan parte del coste de las carrozas, de 6.000 euros en el caso de cada una de las de los Reyes. El precio estético (y ético, para algunos) de esta ayuda es que la carroza de Gaspar luce la paloma blanca del símbolo de Cajasur, principal anunciante de la ciudad.

Pero las empresas no disfrutan de la publicidad únicamente el día de la cabalgata. En Granada, por ejemplo, las tres carrozas lucieron renovadas por cortesía de la constructora Hufrago, que lógicamente rentabiliza la operación en términos de imagen. Es usual, por otra parte, que los elegidos como reyes sean empresarios que a su vez devuelven la popularidad aportando dinero a unas cabalgatas donde los caramelos sirven también como vehículo publicitario.

La precariedad de las arcas también aconseja exprimir al máximo las posibilidades del capital privado. En la ruinosa Marbella, el Ayuntamiento sólo paga 10.000 de los 30.000 euros que cuesta el alquiler de las carrozas.

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