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Caamaño se presenta con talante de diálogo y un llamamiento a la responsabilidad

El nuevo ministro recuerda que los ciudadanos del siglo XXI precisan de una Justicia 'ágil, transparente y responsable'

M.A. MARFULL

El nuevo ministro de Justicia, Francisco Caamaño, escribió este lunes el prólogo de su gestión ofreciendo diálogo 'sincero y abierto' a los jueces, a quienes lanzó en su toma de posesión un primer guante de condiciones: 'Independencia sí, pero también responsabilidad'.

No es, aunque lo parezca, un aviso a navegantes en medio de la tormenta judicial que amenaza con una huelga de togas el 26 de junio, según aclaró Caamaño inmediatamente. 'Todos los poderes responden ante los ciudadanos; el poder judicial lo hace con su correcta actuación', se justificó el nuevo titular de Justicia al firmar su primera página al frente del ministerio.

Su toma de posesión se convirtió en una declaración de intenciones después del obligado intercambio de elogios al ministro saliente y del traspaso de una cartera copada por el conflicto judicial. En una breve declaración de mano tendida, Caamaño conjugó todas las formas posibles del verbo dialogar. 'Son más las cosas que nos unen que las que nos separan', solemnizó en referencia a jueces y magistrados.

El nuevo ministro de Justicia releva al dimisionario Mariano Fernández Bermejo precedido por una aureola de hombre de consenso que, por ahora, reconocen tanto los colectivos judiciales como la oposición. Fiel a este perfil, Caamaño anunció que se servirá 'del diálogo y de la búsqueda del acuerdo' como instrumentos fundamentales en su trabajo. Su objetivo, según anunció, será procurar la Justicia 'ágil, transparente y responsable' que precisan 'los ciudadanos del siglo XXI'.

Buenas palabras de Caamaño antes de pasar a los hechos instalado en su nuevo despacho oficial. A los impacientes, el nuevo ministro les pidió 'tiempo' para 'organizar' su trabajo. Desde este lunes ocupa las dependencias que ha desalojado Fernández Bermejo, para quien hubo en su despedida palabras de agradecimiento por parte de su relevo. 'No partimos de cero; mis predecesores han hecho mucho y bien', agradeció Caamaño girándose hacia Bermejo bajo la mirada cómplice de su mentora política, la vicepresidenta Fernández de la Vega, que acompañó al nuevo ministro en su toma de posesión.

La dimisión de Bermejo apenas se deslizó como una referencia en palabras del nuevo ministro. Conjurando el desagravio, su sucesor no escatimó elogios: 'Hoy somos conscientes de tu generosidad', dijo Caamaño, después de alabar la 'dedicación' y la 'intensidad' del trabajo del ministro saliente, que se ciño al papel secundario al que lo relegó el protocolo.

'Hoy hay un protagonista aquí, señaló Bermejo, sólo quiero felicitarte', dijo el ya ex ministro al arrancar su despedida. Apenas dos minutos que concluyeron asumiendo responsabilidades: 'Probablemente no estuve a la altura de las circunstancias, pero mi equipo sí'. Con esta frase cerró Bermejo dos años de gestión al frente del Ministerio de Justicia. Fue su epitafio político en un acto de relevo con anécdota incluida. A los dos ministros, el saliente y el recién llegado, se les olvidó el gesto protocolario que obliga a traspasar ante las cámaras la cartera negra que, con letras doradas y bajo el escudo de España, lleva escrita la responsabilidad que encierra: Ministro de Justicia. Fue la vicepresidenta De la Vega, que asistía al sexto cambio de ministros de un Gobierno presidido por Zapatero quien ayudó a corregir el descuido.

Las circunstancias que han envuelto la dimisión de Bermejo la polémica alentada por el PP a raíz de una cacería compartida con el juez Garzón en Jaén sobrevolaron la toma de posesión sin aterrizar en la intervención de Caamaño. El nuevo ministro evitó juzgar la salida de Bermejo en una fugaz comparecencia ante la prensa. Sus aficiones son otras: 'Puedo adelantar que el arte cinegético no es una de mis actividades. En todo caso, eso no es más que una anécdota', aclaró Caamaño cuando se le pregunto si comparte la dedicación a la escopeta que ha empañado la salida de Bermejo.

Cuatro miembros del Gobierno oficiaron como testigos del relevo junto a la vicepresidenta De la Vega. Una numerosa representación de las carreras judicial y fiscal arropó también al nuevo ministro, que prometió su cargo ante el rey dos horas y media antes en el Palacio de la Zarzuela. Allí le esperaba el presidente del Gobierno y un crucifijo y una Biblia compartiendo la mesa junto a un ejemplar de la Constitución. La regulación de símbolos religiosos en espacios públicos es también responsabilidad del nuevo ministro.

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