'En este momento, queda el edificio okupado por la juventud antifascista'. Una veintena de jóvenes irrumpieron ayer de esta guisa en la sede del PSOE en Vallecas para protestar por la marcha ultraderechista que tuvo lugar el pasado sábado en Madrid.

Criticaban que la delegada del Gobierno permitiese que la manifestación se aproximase al Puente de Vallecas, barrio obrero donde residía Carlos Javier Palomino, asesinado a finales de 2007 cuando se dirigía a una contramanifestación antifascista.

'No va a haber ningún problema. Gracias por colaborar', advertía un muchacho a las personas que en ese momento trabajaban en el lugar, como refleja este vídeo grabado por los propios activistas, quienes acto seguido comenzaron a fijar pancartas a la fachada donde se podía leer 'PSOE fascista ampara a los nazis'.

La cámara hace un recorrido por el inmueble, filma los pies de los presentes, enfoca un cartel de Zapatero, las caras tapadas de los jóvenes. 'Así , con mucho cuidadito, con mimo, que es la sede del PSOE'.

Abajo, en la calle, una mujer describe la acción. 'Hay una okupación simbólica, pacifista, por los problemas que hubo el sábado'. Antes, aseguran los responsables de la okupación, varias organizaciones denunciaron la marcha, pero la delegación del Gobierno no puso trabas.

Una vez que los ultraderechistas se plantaron en la calle, los antifascistas también se quejaron de que la policía les permitiese variar el trazado previsto y plantar sus botas en las inmediaciones de Puente de Vallecas. 'La manifestación nazi hizo un recorrido ilegal'. Toda una provocación para ellos y los familiares de Carlos.

Los contramanifestantes intentaron hacer frente a los ultras y se toparon con las fuerzas de seguridad del Estado, que detuvieron a 25 personas, unas siete menores. 'Los okupantes responsabilizan de la represión al movimiento antifascista a la delegada del Gobierno, Soledad Mestre, y exigen la absolución' de los arrestados, reza un texto del vídeo grabado por La Plataforma.

Mientras que el personal es desalojado de la sede, las consignas resuenan en el exterior. 'Ser antifascista no es un delito', 'Fuera, fascistas, de nuestros barrios' y así. Una señora, que se identifica como Ana Rosa, continúa trabajando arriba. '¿Se siente intimidada?', le pregunta un joven que ha okupado el edificio.

- Yo no, para nada.

- ¿Ha sido todo tranquilo?

- Todo tranquilo, todo bien, no hay ningún problema.

- No somos violentos.

- De momento, no.

Llegan los medios de comunicación 'burgueses'. También las lecheras de la policía. Comienzan las negociaciones y, una hora y media después de la okupación, según los manifestantes, llegan a un acuerdo con las fuerzas del orden. Ningún antifascista será detenido. La acción se da por concluida.

'Soledad Mestre legalizó una manifestación nazi en el barrio y lo puso patas arriba', recordaba poco antes un antifascista. 'Ayer volvió a decir que va a volver a permitirlas. Lo que no sabe es que se va a encontrar con nosotros protestando enfrente.'