Cuando esta semana Elena Salgado se siente en la mesa del que previsiblemente será su nuevo despacho en el número 9 de la calle de Alcalá, sede del Ministerio de Economía, encontrará algunas carpetas en la bandeja de asuntos pendientes. La primera, y más urgente, terminar la negociación del nuevo modelo de financiación autonómico en un contexto de fuerte crisis económica.

Hacienda y las autonomías parecen de acuerdo en las grandes líneas del modelo de financiación; el problema está en el dinero a repartir. El Gobierno, según fuentes autonómicas, ha puesto sobre la mesa una cantidad equivalente al 1,2% del PIB, que algunas comunidades, especialmente Catalunya, considera insuficiente.

Pero la caja de Hacienda está exhausta por la crisis. La resistencia del todavía vicepresidente económico, Pedro Solbes, a aumentar los recursos ha tensado las relaciones con Catalunya. De momento, las negociaciones permanecen en stand by a la espera de nuevo Ejecutivo de Galicia.

El dinero de las autonomías es el nudo gordiano del que depende el devenir inmediato de legislatura, sino de la legislatura entera. Zapatero confía en que la financiación pueda cerrarse en mayo. Un acuerdo satisfactorio para la Generalitat podría facilitar un acercamiento a ERC e IU. Con su apoyo, y eventualmente el del BNG, en el Parlamento, podrían salir adelante los próximos Presupuestos. Si fueran rechazados, el Gobierno se encontraría en una situación similar a la de 1995, cuando Felipe González se quedó sin apoyos, y tuvo que adelantar las elecciones.

Las cuentas del Estado para 2010 pasan su primer examen parlamentario antes del verano, con el debate del techo de gasto. La segunda tarea de Elena Salgado, si se confirma su nombramiento, es determinar el límite de gastos del Estado. Debe presentarlo antes de junio, para que ese mes se vote en el Congreso y en el Senado.

¿Como deben ser los próximos Presupuestos? Solbes venía apuntando que, en un contexto de recuperación, las cuentas de 2010 deberían empezar a ajustarse para poder cumplir con las reglas de la UE, que exigen un déficit del 3% del PIB. No obstante, parece que, a la vista de las previsiones del Banco de España, la recesión se prolongará. La crisis podría empujar a abrir el grifo del gasto, y no es descartable que los grupos parlamentarios exijan contrapartidas a su apoyo. Pero el déficit público va camino de cerrar 2009 por encima del 8% del PIB, y cerca del 9% el próximo año. ¿Cómo cuadrar las cifras?

Y ¿con qué equipo? Medios del PSOE consideran que lo aconsejable sería que los secretarios de Estado de Solbes se mantuvieran hasta que estos asuntos estuvieran cerrados. Carlos Ocaña, en Hacienda, lleva la negociación de la financiación (en la que no ha participado nadie de Administraciones Públicas), y la preparación de los Presupuestos; David Vegara, en Economía, está en el meollo de la aportación española a la reforma del sistema financiero internacional que impulsa el G-20.

Fuentes de la Administración subrayan que Vegara podría ser un perfecto complemento para la nueva vicepresidenta económica. Para algunos dirigentes socialistas, sería un 'gravísimo error' que el secretario de Estado no continuara.

Pero Salgado tiene también su gente de confianza. Muchos de los altos cargos de Administraciones Públicas estuvieron con ella en Sanidad. Es todavía una incógnita cómo resolverá la tarea de formar su equipo para hacer frente a la crisis económica.