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Trillo ocultó al Congreso quejas sobre los vuelos a Afganistán

El ex ministro negó conocer datos que el JEMAD le había trasladado un día antes

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

Varios meses antes del accidente del Yak-42 en Turquía, la cúpula militar que se encontraba a las órdenes de Federico Trillo conocía el pésimo estado de los aviones como el que acabó siniestrado en Trabzon, justo hoy hace seis años, donde perdieron la vida 62 militares españoles.

El ex ministro de Defensa negó en el Congreso haber recibido alertas del Ejército del Aire sobre las condiciones en las que operaban estos vuelos.

En su primera comparecencia parlamentaria tras el accidente, Trillo esquivó a la oposición acotando su respuesta al Yak-42, pero las máximas autoridades militares le habían trasladado ya las graves quejas de los efectivos obligados a desplazarse a bordo de vuelos basura contratados con compañías de bajo coste, según documentación a la que ha tenido acceso Público.

Cinco mandos militares están imputados por la Audiencia Nacional acusados de homicidio imprudente por la contratación del avión siniestrado. La documentación recogida en el sumario confirma el conocimiento del ex titular de Defensa acerca de las penosas condiciones de vuelo de los militares españoles. El ex ministro, sin embargo, ocultó al Congreso esta circunstancia.

El 4 de junio de 2003, Trillo compareció en el Congreso para explicar las circunstancias del accidente del Yak-42. El ex ministro negó haber sido advertido por Ejército del Aire sobre el mal estado de los aviones rusos empleados en los vuelos que operaban desde Afganistán. “Ni lo conozco, ni creo que exista”, afirmó Trillo refiriéndose sólo a un informe sobre el avión siniestrado, cuando el PSOE le requirió la documentación que probaba las denuncias de los militares.

En su respuesta, Trillo se parapetó detrás de sus subordinados: “El jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, general Gallarza, ha declarado públicamente que no ha tenido conocimiento de ninguna queja sobre este avión”.

El ex ministro acotó su respuesta al Yak-42, pero sólo un día antes de su comparecencia, el ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante Emilio Moreno Barberá, informó al ex ministro de la existencia de esas quejas sobre los vuelos, como hizo constar en una nota interna fechada el 5 de junio de 2003. El JEMAD tituló su informe Quejas del Ejército del Aire sobre aviones de carga IL 76 empleados en diversos vuelos de sostenimiento a Afganistán.

Esta nota fue el último eslabón de la cadena de comunicaciones que partió del informe redactado en diciembre de 2002 –cinco meses antes del accidente del Yak– por un mando de la base norteamericana de Manás (Kirguistán), trampolín de las operaciones militares sobre Afganistán. La queja fue elevada al responsable del Mando Aéreo de Levante quien, a su vez, se la hizo llegar al JEMAD.

La denuncia llegó a la cúspide de la pirámide de mando cuando el JEMAD se la remitió a Trillo un día antes de que negara en el Congreso conocer las protestas de los militares sobre las condiciones de los vuelos.

En esta última nota se informaba, entre otras deficiencias de los vuelos, de que los pasajeros no disponían de cinturón de seguridad, las mascarillas de oxígeno parecían usadas, y el atado de la carga era insuficiente. Este diario intentó ayer sin éxito conocer la versión de Trillo sobre los datos que ocultó al Congreso.

La asociación que agrupa a los familiares de las víctimas del Yak recurrirán hoy la sentencia de la Audiencia Nacional que condenó a tres años de cárcel al principal acusado, el general Vicente Navarro, por falsear la identificación de 30 de los 62 militares fallecidos.

El recurso se presenta por disconformidad con el fondo de la resolución y por cuestiones de forma, como la denegación de algunos testimonios, como el de José María Aznar, Federico Trillo o José Bono. 

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