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Una venganza servida 18 años después

El PP logró la Alcaldía de Benidorm en 1991 gracias a una tránsfuga y ahora se queda sin poder real por el mismo método 

BELÉN TOLEDO

'Lo que no puede ser es que haya tres partidos de la oposición y ninguno de gobierno'. Así resume Antoni Mayor, presidente de la patronal hotelera más potente de Benidorm, la situación política que vive la ciudad. El empresario tiene motivos para la perplejidad: desde hace un mes y dos días, el Ayuntamiento vive una situación inédita. El PP sigue en el poder, pero ha perdido la mayoría absoluta en el pleno y ha quedado empatado con el PSOE, con 12 escaños cada uno.

¿La culpa? De un concejal del PP, José Bañuls, que el 24 de junio decidió marcharse de las filas conservadoras y constituir, él solo, el grupo mixto. ¿El resultado? Que el equipo de Gobierno conserva el poder sólo formalmente. En la práctica, la oposición puede gobernar haciendo uso de su mayoría en el pleno. El alcalde, Manuel Pérez Fenoll, conserva la vara de mando, pero sólo le sirve para señalar a sus rivales políticos y pedirles que le dejen gobernar. De seguir así, 'inventaríamos una categoría nueva en política: no manda nadie y todo funciona', se lamenta Mayor.

La situación es de todo menos estable y no afecta a un municipio cualquiera. Benidorm es una ciudad con gran peso económico: es el destino de España con mayor ocupación turística. Acapara un tercio de las plazas de hotel del País Valenciano y, con 72.000 habitantes censados, registra prácticamente las mismas pernoctaciones que una gran ciudad como Barcelona. Para comprobarlo, basta con visitar sus calles, repletas de turistas británicos -el mercado estrella de la ciudad- tanto en julio como en febrero.

Más allá de la economía, Benidorm es un símbolo político, un viejo objeto de deseo por el que han peleado tanto PP como PSOE sin escatimar en esfuerzos ni argucias. Es la ciudad a la que llegó Leire Pajín, número tres del PSOE, siendo una niña y el sitio que reivindica como su 'tierra'. Allí viven sus padres: Maite Iraola, concejal en el Consistorio, y José María Pajín, referente del socialismo regional.

El alcalde perdió primero la batalla interna en el partido y ahora peligra su cargo público

Benidorm es, además, la patria política de Eduardo Zaplana, que arrebató la Alcaldía a los socialistas en 1991 gracias a una moción de censura apoyada en una tránsfuga socialista, para saltar desde allí a la presidencia de la Generalitat cuatro años después. Benidorm tampoco ha sido ajena a la guerra que ha desangrado el PP valenciano en los últimos años: la que enfrenta a los zaplanistas, partidarios del ex ministro, con los campsistas, seguidores de Francisco Camps, líder actual del PP valenciano y empeñado en tejer su propia red de lealtades a costa de acabar con la que dejó su predecesor en el cargo.

La última batalla de esta contienda tuvo como protagonista al alcalde de Benidorm, Pérez Fenoll. Él fue el candidato apadrinado por Camps para enfrentarse al principal heredero del poder zaplanista, José Joaquín Ripoll,en el congreso provincial del partido de diciembre. Fenoll se estrelló por cinco votos. Los zaplanistas celebraron la victoria como una venganza.

Con estos mimbres, a nadie en la esfera política valenciana le resulta indiferente el desbarajuste que se vive en Benidorm. La inestabilidad del gobierno municipal se evidenció en el pleno del 10 de julio, el primero desde que José Bañuls abandonó la disciplina del PP.

El concejal díscolo se alió con los socialistas para aprobar la dotación de cuatro asesores y de un sueldo de 2.600 euros para el propio Bañuls, así como el despido de cinco asesores del alcalde. Entre ellos, Maruja Sánchez, la tránsfuga que en 1991 arrebató la Alcaldía al PSOE y la sirvió en bandeja a Eduardo Zaplana.

El gesto hace pensar que para los socialistas benidormíes ha llegado la hora de la venganza. No obstante, el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Agustín Navarro, niega que esa sea su motivación: 'La plaza de Maruja Sánchez se creó para pagar un favor político, pero además esta señora no acude al trabajo desde hace años. El Ayuntamiento no puede estar pagando casi 2.000 euros netos al mes a una mujer que no trabaja'. La legalidad de los acuerdos está siendo estudiada por los servicios jurídicos municipales a petición del PP.

El PP no ha podido evitar el despido de Maruja Sánchez, la tránsfuga que aupó a Zaplana

Mientras, José Bañuls, que recaló en las filas del PP tras ocho años en un partido independiente, explica su paso al grupo mixto por el 'menosprecio y las injerencias' que ha sufrido por parte de sus compañeros del PP.

El concejal asegura que el alcalde conocía su malestar, pero no hizo nada por evitar la ruptura. Fuentes socialistas y algunos miembros del PP culpan de la situación al alcalde por haberse instalado en la soberbia y estar más ocupado en sus quehaceres profesionales, que nunca ha abandonado, que en la política: 'El alcalde no ejerce de alcalde porque está más ocupado como dentista', dice un militante del PSOE.

Público ha intentado contactar con el regidor para recabar su opinión sin éxito. Por su parte, la dirección regional del PP hace responsable a Bañuls de la inestabilidad del Gobierno local y acusa al PSOE de tramar una moción de censura para instalarse en el poder. Jorge Alarte, líder de los socialistas valencianos, rechaza esta posibilidad por llevar implicado el tan denostado transfuguismo.

El PSOE local respeta la prohibición, pero avisa de que aprovechará la situación para 'tumbar algunas propuestas del PP y sacar adelante iniciativas de nuestro programa electoral'. Por su parte, Bañuls anuncia que prepara la creación de un nuevo partido. El futuro no puede ser más incierto. Si a los turistas de Benidorm les quedan tiempo y ganas para la política local, les espera un otoño entretenido.

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