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El rey sobre ETA: "Hay que darles en la cabeza y acabar con ellos"

Mallorca recupera la normalidad aunque Interior mantiene la operación Jaula

NURIA FELIP

Sólo dos días después del atentado que costó la vida a dos guardias civiles en Calvià, en Mallorca, todos esperaban la reacción del rey Juan Carlos. Ayer, a su llegada a la isla para pasar las vacaciones de verano, no decepcionó. 'Hay que darles en la cabeza y continuar hasta acabar con ellos', aseguró en referencia a los terroristas que el jueves asesinaron con una bomba lapa a dos agentes y sembraron el caos en la isla.

Tras aterrizar en el aeropuerto de Son San Joan, el presidente balear, Francesc Antich, y la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, entre otros, informaron brevemente al rey sobre las novedades que rodean al atentado. Tras escucharlos, Juan Carlos confesó a la prensa que se sentía 'segurísimo y encantado' de llegar a la isla.

El atentado del jueves en Calviá se produjo a solo siete kilómetros del Palacio de Marivent, la residencia veraniega de los monarcas en Mallorca. ETA tuvo al rey en el punto de mira durante el verano de 1995, cuando la organización alquiló un apartamento frente a donde se encontraba amarrado el yate de la familia real. Durante varios días, el comando, integrado por tres terroristas, tuvo a tiro al rey, sin que finalmente llegaran accionar el arma dotada con mira telescópica. La falta de un plan de fuga para abandonar Mallorca hizo que los pistoleros fueran retrasando el atentado hasta que fueron finalmente detenidos.

Las palabras del rey dieron aire a la campaña que ayer inició el Govern balear para restañar los daños que el atentado ha producido en la imagen del archipiélago. En un comunicado, el Ejecutivo autonómico sostenía ayer que la isla es completamente segura para los turistas. Además, el Govern agradecía a quienes se habían visto afectados por los controles policiales, la paciencia y solidaridad con la que había soportado las molestias de los últimos días. Por último, el texto lanzaba un mensaje de tranquilidad: 'La normalidad ya ha vuelto a la isla'.

Y es que aún resulta difícil cuantificar la gravedad de las heridas que las explosiones provocarán en el turismo de la isla. Aunque puntuales, el atentado ha empezado a provocar cancelaciones entre alemanes y británicos, el principal mercado del archipiélago.

Existe también cierto miedo a que disminuya de forma significativa el ritmo de reservas y ventas, que este año se estaban llevando a cabo a última hora a causa de la crisis económica.

El golpe ha llegado por sorpresa. Precisamente ayer, la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, reconocía que la comunidad creía estar a salvo del terrorismo por ser un archipiélago. 'Pensábamos que la insularidad nos hacía diferentes, pero ni eso para a los criminales', reconoció. La capital balear dedicará una calle a la memoria de una de los dos agentes muertos, Diego Salvá, quien vivía en la ciudad.

Mientras, continúa la operación Jaula, que mantiene en la isla a 1.600 policías con controles exhaustivos en aeropuertos como el de Son Sant Joan y en las instalaciones portuarias. El objetivo es que 'nadie abandone la isla sin que haya sido identificado correctamente', según dijo ayer el delegado del Gobierno, Ramon Socias.

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