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Redes contra el fanatismo religioso

Antiguos miembros de las agrupaciones religiosas más ultras se organizan a través de Internet para ayudarse

JAVIER SALAS

Ojo con Internet. Si encontráis un sitio con apóstatas, no entréis; el diablo es muy listo y es capaz de tomar formas inesperadas para engañaros”. En las reuniones y asambleas, los Testigos de Jehová siempre prevenían a los fieles sobre los peligros de la Red, según recuerda Gabriel Satué, quien desde julio es presidente de Liberados, la asociación de ayuda a los afectados por esta organización religiosa. “Internet ha sido vital, un detonante. Para la cúpula ha sido aplastante, pues ya no pueden administrar la información a los fieles, que es lo que siempre pretenden”, asegura Satué, voz de los apóstatas tras más de 30 años de fidelidad.

La Red y su conocida sociabilidad 2.0 se ha convertido en una importante baza para aquellos que combaten desde fuera, tras años de padecimiento, a las agrupaciones religiosas más agresivas. Desde Liberados pretenden ser útiles en dos direcciones, como señala Satué: “Ayudar a los que están dentro y quieren irse; ayudar a decidir a los que pretenden unirse, para que tengan toda la información. Se trata de evitar más víctimas”.

Desde que crearon la web Liberados.net, reciben muchos e-mails de actuales fieles, perdidos entre las mismas dudas que asaltaron a Gabriel hasta que le echaron por plantear demasiadas cuestiones a la organización. Según cuenta, dentro de la agrupación hay cosas que no se quieren ver y preguntas que se aparcan porque se exige la humildad de no desconfiar de las instrucciones de la cúpula. A los críticos les paraliza el temor a ser aislados, de que la familia y amigos que también pertenecen a la organización sean obligados a darles la espalda.

Ese miedo es común a otros grupos religiosos que se han fortalecido en el seno de la Iglesia católica en los últimos años. Antiguos miembros del Opus, de los Legionarios de Cristo o de los Kikos tratan de aliviar el vacío existencial –y material– de quienes han tomado la misma decisión que ellos: alejarse del camino. Algunos de quienes fueron devotos de la Legión de Cristo formalizan estos días la creación de la primera asociación de víctimas en el Ministerio del Interior.

Internet suele estar vetada, o mal considerada, en este tipo de congregaciones

La idea surgió en 2003, cuando Patricio Cerda decidió colgar los estatutos de la congregación en la Red, para que todo el mundo conociera sus abusivas normas. Al día siguiente, recibió el burofax de un despacho de abogados que exigía su retirada. Asustado, Patricio decidió dar marcha atrás. Cuatro años después, volvió a la carga y de nuevo recibió la amenaza de una demanda. Pero ya no se asustó, porque sabía que la razón jurídica estaba de su lado. “Esa es la fuerza que nos ha dado Internet: desde el momento que planteamos sacar los trapos sucios a la luz se les acabó el chollo. La gente ha perdido el miedo y vamos a dar la batalla”, asegura este antiguo sacerdote de los Legionarios, que acaba de crear la web Asociaciondevictimaslcrc.org .

Cerda presentó hace dos semanas una denuncia ante la inspección de trabajo contra la congregación por no pagar la Seguridad Social de sus sacerdotes. Tras aplicarse durante 25 años en diferentes puestos dentro de la orden, cuando salió “tenía una mano delante y otra detrás”. Ahora se siente fuerte, “con ganas de pelea” y satisfecho por la auditoría que el Vaticano realiza estos días a la Legión. Uno de los auditores, el obispo Ricardo Blázquez, ya ha mostrado su interés por reunirse con ellos.

El declive de la congregación creada por Marcial Maciel anima a Agustina López de los Mozos, antigua seguidora de la Obra de Escrivá de Balaguer. Tras la canonización del fundador –algo que para ella fue “un escándalo por olvidar a tanta gente a la que el Opus Dei ha destrozado”–, creó un espacio en Internet para compartir con el mundo los libros prohibidos por esa prelatura. El éxito de Opuslibros.org le ha mostrado la necesidad que muchos de sus antiguos hermanos tienen de conocer “la verdad”. “La Red les ha desarbolado. La gente de dentro ve que puede haber vida más allá del Opus. Ven que hay otros que, como ellos, tuvieron dudas y ahora son felices. Internet es lo peor que le podía pasar a la Obra”, afirma.

Gracias a una web acaba de crear la asociación de víctimas de los Legionarios de Cristo

Su web se ha convertido en un lugar de encuentro para todos aquellos que se sienten perjudicados por el Opus, y allí exponen sus experiencias. Algunos, encabezados por Agustina, dan la cara literalmente y cuelgan sus fotos acompañadas de su nombre, en un gesto de libertad que pretende inspirar a otros que aún viven con miedo. El papel que cumple la web de Agustina para el Opus parece desempeñarlo el blog de Pedro Sanz frente al Camino Neocatecumenal.

Los antiguos kikos aún no han logrado organizarse, y apenas se encuentra en la Red alguno que dé la cara y, como Pedro, todavía prefieren ofrecer un nombre falso. Pero en torno a su blog Caminoneocatecumenalsecta.blogspot.com se respira el espíritu que inspiró a Gabriel, Patricio y Agustina. “Algunas personas salen demasiado traumatizadas y ya no consiguen levantarse. Conozco dos casos cercanos. Una chica arquitecta con graves trastornos psíquicos y otra mujer que acabó suicidándose. Creo necesario y conveniente que se formen grupos de ayuda”, asegura Pedro. Y profetiza: “Es imparable. La Red acabará con las sectas, pues nada permanece oculto. Ya no podrán moverse como los ladrones en la oscuridad”.

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