Una oleada de indignación popular ha seguido a la confesión de Félix Millet en que detallaba cómo utilizó para fines personales recursos del Palau de la Música y su fundación. La institución, una de las más prestigiosas de Catalunya, se ha convertido súbitamente en una incómoda acompañante para las empresas e instituciones que colaboraron con ella.

Partidos políticos de todos los signos criticaron ayer la gestión de Millet vinculado a CiU, aunque es también miembro de la conservadora fundación FAES y reclamaron un mayor control sobre este tipo de instituciones.

El presidente de ERC, Joan Puigcercós, pidió responsabilidades por no detectar irregularidades del Palau: 'Lo que nos debemos preguntar es cómo durante tanto tiempo todo el mundo ha mirado hacia otro lado o nadie fue consciente'. Puigcercós manifestó que aunque resulta imposible para la administración controlar todas sus subvenciones, la magnitud de las irregularidades debería haber provocado que se detectaran.

'Debemos preguntarnos cómo durante tanto tiempo todo el mundo ha mirado hacia otro lado'

El conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras, afirmó que lo ocurrido demuestra que los mecanismos de control 'no han actuado con eficacia', y se mostró partidario de cambiarlos. El conseller recordó que en otros organismos ya se ha apostado por modificar su control.

El portavoz adjunto de CiU en el Congreso, Pere Macias, avanzó que su formación pedirá explicaciones a las administraciones que formaban parte del patronato de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música el Ministerio de Cultura, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. Millet estuvo en el cargo desde el año 1978, y aunque el juez ha descartado remontarse muchos años en su gestión por considerar que algunos presuntos delitos podrían haber prescrito, en esta época PSOE, PSC, PP y CiU han mantenido contacto con la institución investigada.

Millet ya había devuelto ayer los 3,3 millones de euros que dice haber robado.