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"Mejor ser temido que querido"

La Guardia Civil detiene a una banda de sicarios que asesinó a un empresario

OSCAR LÓPEZ-FONSECA

La leyenda tatuada sobre su espalda era toda una declaración de principios: 'Mejor ser temido que querido'. Pedro, un español de 43 años, era el jefe de una banda dedicada a blanquear dinero, robar coches, traficar con drogas y, sobre todo, a extorsionar a empresarios. También se ofrecía al mejor postor para ajustar cuentas, e incluía entre sus servicios el asesinato.

Agentes del Equipo contra el Crimen Organizado de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil lo detuvieron el pasado 3 de noviembre en un chalé de Viladecavalls (Barcelona), junto a su novia rumana. En su poder encontraron un subfusil AK47, tres pistolas y dos revólveres. Ese mismo día, arrestaron en las cercanas localidades de Rubí y Terrassa a los otros cuatro integrantes de su banda: tres españoles, entre ellos una mujer, y un puertorriqueño. Les acusan de extorsionar 700.000 euros a un empresario catalán y de asesinar a otro, cuyo cadáver apareció ayer enterrado en un pinar en el término municipal de Rubí.

La investigación se inició el pasado mes de mayo, cuando un empresario inmobiliario catalán denunció que una banda le extorsionaba desde enero bajo la amenaza de involucrarle en la desaparición de un amigo suyo, propietario de un negocio de compraventa de coches. Al parecer, los delincuentes habían recibido a comienzos de año el encargo de una tercera persona, aún no detenida, para que asesinaran a su amigo. Tras hacerse pasar por industriales interesados en hacer negocios con ambos empresarios, los sicarios cerraron una cita con ellos en una nave industrial de la Sabadell. Una vez allí, se produjo una pelea entre los sicarios y el vendedor de coches que acabó con la muerte de este.

Tras ello, los integrantes de la banda secuestraron durante 24 horas al segundo empresario, durante las que le obligaron a dejar sus huellas sobre diversos objetos, entre ellos una pistola. Cuando le soltaron, le amenazaron con acusarle de la muerte de su amigo con esas falsas pruebas si no pagaba cuando se lo exigieran. La extorsión, que incluía la entrega de fuertes cantidades de dinero y coches de lujo, fue subiendo de nivel y acabó en amenazas directas a los nietos del empresario, a los que los sicarios llegaron a seguir cuando iban al colegio. Fue entonces cuando la víctima los denunció.

Entre el material incautado, la Guardia Civil ha encontrado diversos sistemas de espionaje con los que la banda grababa a otros empresarios para chantajearlos. A unos, los filmaban mientras les ofrecían negocios ilícitos para luego exigirles dinero a cambio de no delatarles. A otros, los tentaban con prostitutas para amenazarles luego con enviar las imágenes a sus familias. Si hacía falta, también daban palizas. Como rezaba su tatuaje, Pedro prefería 'ser temido'.

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