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El PSOE salva por la mínima la ley de financiación autonómica

La ausencia de un diputado socialista dejó en 176 votos el apoyo al proyecto de ley, el mínimo requerido

LUIS CALVO

Por la mínima, con susto incluido por la ausencia de uno de sus diputados, el PSOE sacó ayer adelante el último trámite para materializar el nuevo modelo de financiación autonómica. El carácter orgánico de la ley obligaba a los socialistas a reunir al menos 176 votos, la mayoría absoluta de la Cámara. Lo consiguieron por los pelos. El retraso del secretario primero de la Mesa, Javier Barrero, a quien una indisposición dejó fuera del hemiciclo, ajustó al máximo la votación.

Sólo gracias al apoyo de los dos diputados navarros de UPN y NaBai, que en la última semana se unieron a la mayoría formada por PSOE, ERC, Coalición Canaria e ICV, se pudo cubrir la ausencia del diputado socialista. Enfrente, PP, CiU, BNG y UPyD sumaron 157 votos, mientras que PNV e IU se abstuvieron. Cuando José Bono anunció el resultado, la bancada socialista desahogó la tensión en aplausos. Más de un diputado confesaba más tarde, en los pasillos, que había votado con los dedos cruzados y 'al borde del paro cardíaco'.

CiU responsabilizó a ERC e ICV del 'asesinato político del Estatut'

El modelo, que se enviará ahora al Senado, sustituye al pactado en 2001 por CiU y PP. Con el nuevo sistema las comunidades gozarán de una mayor autonomía fiscal al incrementarse los impuestos cedidos. El 25% de esa recaudación la gestionarán directamente las autonomías, mientras que el otro 75% pasará a formar parte del fondo de garantía que financiará los servicios básicos. El Gobierno inyectará además, progresivamente de aquí a 2012, hasta 11.000 millones de euros anuales para corregir las diferencias entre ingresos e inversión de algunas comunidades, especialmente Catalunya.

Fueron precisamente los padres del anterior modelo quienes protagonizaron la mayor oposición. El debate se movió en dos ejes. Por un lado, CiU se enzarzó con ERC e ICV en una lucha por erigirse en adalides del catalanismo. Por el otro, PP y PSOE rivalizaron en la solidaridad y la legitimidad de sus respectivos modelos.

El PP criticó el voto de los navarros, que no participan en el sistema común

El tono más duro fue, sin duda, el del portavoz convergente. Josep Sánchez Llibre acusó a los diputados de PSC, ERC e ICV de 'ser los responsables del asesinato político del Estatut'. A juicio de CiU, el sistema es 'injusto' y 'maltrata descaradamente' la calidad de los servicios públicos catalanes.

Tanto Joan Ridao, de ERC, como Joan Herrera (ICV) contraatacaron. Ambos situaron el origen del problema en el recorte del Estatut pactado entre Artur Mas (presidente de CiU) y Zapatero. 'Es el mejor acuerdo posible con este Estatut', le lanzó el republicano. Por su parte, Herrera apeló a le responsabilidad de CiU para que defendieran 'el país y no sólo el cálculo electoral'.

El PSOE recuerda al PP que el modelo no fue rechazado por sus autonomías

Tanto PP como CiU se aferraron al voto decisivo de los dos diputados de Navarra, comunidad que no participa en el sistema de financiación común, para restar legitimidad al sistema. 'Se rompe una tradición en la que siempre se han abstenido', denunció el conservador Álvaro Nadal. 'No hay votos porque no suscita el apoyo de las autonomías. El modelo nace muerto', apostilló. Minutos después, Montserrat Colldeforns, del PSC, le recordaba que ninguna comunidad votó en contra en el Consejo de Política Fiscal y Financiera de julio, ni siquiera las del PP, que se abstuvieron.

Colldeforns reprochó también a CiU que no quiere 'votar el acuerdo porque no es el suyo' y le recordó que votaban junto al mismo partido que tiene recurrido el Estatut, en alusión al PP.

 

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