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Camps eclipsa a Rajoy en una convención deslucida

El barón valenciano fuerza la foto con el líder en busca de su apoyo

 

F. CASAS / M. J. GÜEMES

Propuestas para el cambio y una alternativa clara a la gestión de la crisis que hace el Gobierno. Eran los objetivos de la convención que el PP cierra hoy en Barcelona. Pero si el primer día el centro de atención fue la delegación madrileña, con Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón a la cabeza, ayer el rotundo -pero no deseado- protagonista fue el presidente del País Valenciano Francisco Camps. Hoy será, al fin el turno de Mariano Rajoy en la clausura. Pero ellos ya no estarán para oír su discurso.

El barón valenciano se plantó en el Palacio de Congresos con una potente claque de militantes traídos en autobuses y una amplia nómina de cargos institucionales. Arrasó con las fotos y los aplausos hasta eclipsar a Rajoy. Al líder conservador, que no quería que Camps tuviera ningún papel, no le quedó más remedio que seguir la corriente de quien se presentó al llegar como la persona que apoyó a Rajoy 'en los momentos buenos y no tan buenos'. Camps se refería de forma elíptica al espinoso congreso de Valencia, donde se cuestionó a Rajoy.

Al entrar en el cónclave, el presidente de la Generalitat se fue directo a por su jefe de filas. Proclamando que allí estaba 'el militante Paco Camps que sigue a pie de obra' forzó a Rajoy a retratarse y abrazarse no sólo con él sino con toda la delegación valenciana en peso, cuyas principales caras eran los consellers Rambla, Cotino y Blasco. En la foto de familia no faltó el presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, que había invertido parte de la mañana en buscar un vis a vis público con el líder de la oposición.

El jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, tranquilizó al líder provincial, que está jugando a ser clave en los equilibrios internos del País Valenciano, prometiéndole la cita en breve. Fabra ha marcado distancias con Camps dando a entender que, si la cosa se pone fea a nivel interno o electoral en uno de los caladeros más productivos de la derecha, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, sería la solución.

Los militantes valencianos se desgañitaban al grito de 'presidente, presidente' o 'Yes we Camps!' Y el jefe del Consell, que sigue en un estado de ánimo casi místico, se zambulló en el baño de masas. Cuando Rajoy ya había dado de sí lo que debía y él se sintió 'absolutamente arropado', se fue a por Aguirre e hizo lo mismo.

Su homóloga madrileña seguía ayer en una convención que, aunque diseñada para ser una tormenta de ideas, se quedó en una sesión de fotos. '¿Dónde está el resultado?', criticaban algunos dirigentes en los pasillos. Muchos lamentaban que todo quedara en dos o tres iniciativas. Y es que la dirección nacional se ha conformado con exhibir
unidad interna.

Por la tarde, las mesas redondas (en una dedicada a los valores participó el ultracatólico Josep Miró i Ardèvol, presidente de e-cristians) concitaron un interés escaso. El almuerzo de Rajoy con los presidentesregionales había arrebatado toda la atención.

Fortalecidos y unidos o no, los barones compartieron mesa y mantel. Según diversas fuentes, Rajoy no lanzó ninguna consigna y hubo conversaciones cruzadas. Rajoy estuvo flanqueado por la líder del PP de Catalunya, Alicia Sánchez-Camacho, y la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Camps, rodeado por el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera y el de la Rioja, Pedro Sanz.

A la salida, el dirigente valenciano dijo que había tenido 'la suerte de comer junto a un amigo y el futuro presidente del Gobierno'. Además, volvió a presumir de encuestas. 'Son espectaculares', recordando que él aporta más de un millón y medio de votos para el camino de Rajoy a la Moncloa. También Aguirre se pronunció sin salirse del protocolo: 'El PP sale fortalecido'. El portavoz en Europa, Jaime Mayor Oreja, resumió la escena: 'Nadie se ha movido de la foto'.  

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