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Los hombres sólo ayudan en casa cuando les apetece

La colada es aún tarea de mujeres en el 60% de los hogares

J. S.

En los últimos 15 años se ha evidenciado una importante reducción del número de hogares en los que únicamente la mujer se encarga de las tareas domésticas. Sin embargo, los hombres que ya participan del reparto de estos quehaceres diarios lo hacen generalmente bajo unas condiciones muy concretas: cuando las faenas les son más agradables o cuando el trabajo más arduo lo ha realizado ya un asistente de servicio doméstico.

Así, mientras en 1994 la colada la realizaba únicamente la mujer en el 78% de los hogares, en 2008 este porcentaje se redujo hasta el 60%. La decisión de elegir qué se va a comer en casa al día siguiente también ha cambiado: hace 16 años correspondía sólo a la mujer en el 69% de los casos; ahora, según datos de 2008, sigue siendo su responsabilidad exclusiva en el 51% de los núcleos familiares.

Estas dos variables son parte de los datos analizados en el informe La sociedad española ante los nuevos modelos de familia, presentado ayer por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) para la revista Panorama Social 10.

Entre 1983 y 2006, la media diaria de tiempo dedicado por los varones de todas las edades a tareas domésticas básicas creció de 28 a 41 minutos al día, mientras que las mujeres no les dedicaron menos de 215. Aun así, supone una reducción de una hora (en 1983, pasaban 4 horas y 46 minutos de media).

El escaso incremento de los tiempos medios empleados por los hombres en estas tareas se matiza al analizarlo por grupos de edad: los hombres de entre 30 y 44 años conforman el tramo que más aumentó su dedicación al trabajo doméstico en sentido amplio. A pesar de ello, sigue siendo la mitad del tiempo que dedican sus coetáneas a estas tareas, según el artículo ¿Cuándo se implican los hombres en las tareas domésticas?, de las profesoras María José González y Teresa Jurado.

Las autoras consideran que la incorporación de los hombres al trabajo doméstico depende sobre todo de las características de sus mujeres. Así, la socióloga Teresa Jurado explicó que la implicación es mayor cuando los hombres tienen jornadas más cortas, empleos públicos, niveles educativos altos y pocos hijos, además de convivir con mujeres que trabajan y tienen niveles educativos y sueldos elevados.

Para los hombres, cocinar o limpiar son deberes que les cuesta más afrontar, mientras que las tareas 'exteriores', como hacer la compra, son 'más agradables' y están más predispuestos a llevarlas a cabo, según Jurado. Además, asegura que los hombres que contratan a alguien para limpiar en casa asumen más quehaceres domésticos que la media, pero también porque las que quedan pendientes 'son más cómodas'.

El número especial de la revista Panorama Social 10 presentado por Funcas incluye otros artículos dedicados a la influencia genética en la educación o al abandono de los viudos, entre otros temas.

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