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El almacén atómico no será imprescindible hasta 2019

La primera central que necesitaría más espacio para sus residuos sería Garoña, en nueve años

MANUEL ANSEDE

El almacén temporal centralizado de residuos nucleares (ATC) no corre prisa. Las razones técnicas esgrimidas por el Gobierno para acelerar la construcción de un único depósito de residuos atómicos en España han caducado. La empresa pública que se encarga de gestionar la basura nuclear española, Enresa, publicó en 2006 un documento, titulado El almacén centralizado de residuos, una solución, en el que urgía a erigir cuanto antes un depósito de uranio gastado, ante la saturación de las piscinas que hoy custodian los residuos en las propias centrales. Según el informe, la bañera del reactor de Cofrentes (Valencia) rebosaría en 2013, igual que la de Ascó I (Tarragona). Y Ascó II se quedaría sin espacio para archivar su uranio en 2014.

Pero la situación ha cambiado. El retraso acumulado en el proceso, ante los titubeos del Gobierno por el rechazo social que causa la instalación, ha provocado que la industria nuclear se haya adaptado a generar energía sin un lugar fijo al que llevar sus desechos. En 2007, Cofrentes optó por llevar a cabo un cambio de bastidores que permite apiñar más combustible gastado en una piscina. Hasta 2021 no necesitará más espacio. Y Ascó está construyendo su propio almacén. La primera central nuclear que vería saturada su piscina sería Garoña (Burgos), en 2019, si no se cierra en 2013 como ha prometido el presidente del Gobierno.

'Si no se hace, no pasaría nada', según fuentes de la industria nuclear

Según explican fuentes del Consejo de Seguridad Nuclear, el celador del sector en España, 'ya no hay premura' por construir un ATC. Incluso la industria nuclear, que aplaude la creación de un depósito único, reconoce que el almacén ya no es impostergable. 'Si no hay consenso social y no se construye, no pasaría nada, aunque no es lo deseable', aseguran fuentes del sector.

Sin embargo, la presidenta del Foro de la Industria Nuclear Española, María Teresa Domínguez, sostiene que el ATC supondría 'un avance importante para el futuro nuclear de España y un interesante motor económico y de empleo para la zona que lo acoja'. El almacén llevará una lluvia de millones a la comarca en la que se construya. La asignación a los municipios cercanos al ATC podría rozar los ocho millones de euros anuales. Pero las razones para levantar el vertedero son otras.

Enresa sostiene que el ATC es 'infinitamente' más seguro

Según explicó Domínguez el pasado 23 de diciembre, cuando el Gobierno decidió descongelar el proceso, 'esta solución reduce el número de instalaciones de almacenamiento [una en lugar de siete, como ahora] y permite cumplir las cláusulas de repatriación de residuos en el extranjero, a la vez que reduce costes e impacto medioambiental global'. La basura atómica generada en la central de Vandellós I, enviada a Francia a falta de un ATC tras el incendio que obligó a cerrar la planta en 1989, debería volver a España antes del 31 de diciembre de 2010. Pero como sigue sin haber un emplazamiento para los residuos nucleares, el Estado tendrá que pagar unos 60.000 euros diarios de penalización para poder seguir obviando el problema.

Fuentes del Ministerio de Industria, no obstante, aseguran que el Gobierno ha llegado a un acuerdo con Francia para que el dinero de la multa se recupere cuando los desechos vuelvan a España.

También existen razones de seguridad a favor de la construcción del ATC, según Enresa. El riesgo asociado a la dispersión de los residuos, el modelo actual, es 'infinitamente mayor' al que significaría el transporte de basura nuclear desde las centrales a un depósito único. Países como Reino Unido, Francia, Alemania y Japón han optado por un almacén temporal centralizado, aunque el referente para España es Habog, en Holanda.

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