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Un mafioso cazado por narices

Su característico apéndice nasal permitió a la policía identificar y detener en Barcelona al capo Di Mauro

ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA

Se había dejado barba, llevaba el pelo más largo, y las canas y su cuidada vestimenta le daban el aspecto de respetable padre de familia. Sin embargo, a Paolo di Mauro, 58 años y considerado el jefe del clan Contini, uno de los más importantes de la Camorra italiana, lo delató su nariz. Agentes del Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía lo detuvieron el 27 de enero en Barcelona gracias a su característico apéndice nasal. Di Mauro, que fue arrestado junto a su primo y mano derecha, Luigi Mocerino, se ocultaba en España desde hace al menos dos años y medio. Estaba en busca y captura por, entre otros delitos, organizar y ejecutar la muerte de otro capo rival, Vicenzo Mazzarella, abatido a tiros en 1998 a las puertas de una cárcel italiana.

Su cambio de imagen le hacía parecer una persona totalmente distinta al individuo de cabello corto y rostro afeitado que reflejaban las últimas fotos que poseía de él la Justicia italiana. Sin embargo, el tamaño y la peculiar forma de su nariz llamaron inmediatamente la atención de los policías españoles. 'No sabíamos si estaba en el edificio, pero cuando salió del portal y lo vimos de perfil, tuvimos claro que era él'. Quien habla así es uno de los ocho agentes que participaron directamente en la detención del jefe mafioso en la calle Gelabert de la capital catalana. Eran las 13.30 de aquel jueves y el delincuente salía de un despacho de abogados.

Di Mauro cometió el error de volverse cuando un policía lo llamó por su nombre

Para terminar de cerciorarse, uno de los agentes lo llamó: 'Hombre, Paolo'. El camorrista, conocido en su país por el alias de Paoluccio LInfermiere (Pablito El Enfermero), se encontraba en ese momento hablando con su lugarteniente junto a la motocicleta scooter de color plateado y matrícula española que había aparcado cerca. Al oír su nombre, el capo no pudo evitar el acto reflejo de volverse y responder: '¿Qué?'. Fue lo último que dijo antes de que los policías se echaran encima de él y de su compañero Mocerini. Ni él ni su primo opusieron resistencia.

Acababa así la larga huida de Di Mauro, a quien la policía italiana situaba en lo más alto de la mafia napolitana. El Enfermero era, de hecho, integrante de la llamada alianza de Secondigliano, un grupo formado por distintos líderes de la Camorra napolitana que se reúne periódicamente para consensuar decisiones importantes, como el reparto de territorios. '¿El número tres? La policía italiana nos lo situó como su principal objetivo'. Uno de los responsables del Grupo de Localización de Fugitivos asegura que el arresto de Di Mauro tiene una importancia similar, si no mayor, a la de Raffaele Amato, apodado El Español, otro mafioso que recaló el año pasado en Marbella.

Sin embargo, las investigaciones que llevaron a la captura de uno y otro, de Amato y Di Mauro, han sido totalmente dispares. El primero se dejaba ver por la Costa del Sol y no se privaba de visitar casinos y lugares de ocio. Di Mauro, sin embargo, era muy discreto. De hecho, la policía española no tuvo noticias de su llegada a España hasta que el 18 de mayo de 2007 recibió a través de SIRENE (el Sistema de Información de los países de la UE que pertenecen al espacio Schengen) la comunicación de las autoridades de Roma de que el capo napolitano podía ocultarse en España, aunque no aportaba ningún dato concreto sobre dichas sospechas.

Su lugarteniente estaba imputado en España por un alijo de 860 kilos de hachís

La primera prueba llegó el 27 de marzo de 2009, cuando la policía trans-alpina informó de que había interceptado varias llamadas telefónicas realizadas por el capo huido a su familia y lugartenientes desde España ¿Desde dónde? La información no era muy concreta, ya que el mafioso observaba fuertes medidas de seguridad en sus comunicaciones. 'Normalmente, su interlocutor le hacía una llamada perdida a uno de sus móviles. Luego, él se desplazaba incluso kilómetros a un locutorio público y telefoneaba para recibir novedades o dar instrucciones', apuntan fuentes policiales. Se habían detectado llamadas hechas desde Tarragona, Barcelona y Girona. Ello permitió a la policía centrar en Catalunya las pesquisas sobre el que ya entonces era el expediente Italia-227.

Sin embargo, la gran pista para su localización llegaría meses después, cuando se descubrió la relación de Di Mauro con un alijo de hachís incautado en esta comunidad en noviembre de 2007. Aquel año, la Justicia española, a instancias de la italiana, había bloqueado cuentas y propiedades a nombre de la mano derecha de Di Mauro, el también detenido ahora Luigi Mocerino. Este llevaba años viviendo en España, donde contaba con un antecedente policial de 1993 por un robo cometido en Palma de Mallorca y tenía el permiso de residencia. A nombre de Mocerino y de dos empresas fantasma se encontraban varias propiedades, entre ellas un chalet en la localidad de Castelldefels, en la costa barcelonesa. En su interior, Vigilancia Aduanera había encontrado 860 kilos de hachís. Aquel alijo le valió a Mocerino la imputación por narcotráfico y blanqueo de dinero. 'Su primo era el encargado de hacer pasar los cargamentos de droga desde Marruecos hacia Italia, con escala en España', apuntan agentes españoles.

El mafioso contrató a un abogado para recuperar un todoterreno incautado

Casi dos años después de aquel alijo, apareció en escena el último hilo que iba a llevar a la policía hasta Di Mauro. Un abogado catalán acudió en noviembre de 2009 al juzgado de Gavà (Barcelona) para interesarse por uno de los bienes bloqueados tras aquella operación: un vehículo todoterreno Volkswagen Tuareg. Cuando la información sobre el interés del letrado llegó en enero a los agentes españoles, estos decidieron seguir sus pasos convencidos de que los llevaría hasta sus posibles clientes, Di Mauro y Mocerino, con los que, al parecer, se reunía casi todas las semanas.

No se equivocaron. El 27 de enero a las 13.00 horas, y mientras controlaban la entrada al despacho del abogado en Barcelona, los agentes observaron cómo llegaba a pie el segundo de ellos. Llevaba en la mano la bolsa de una tienda de ropa donde se acababa de comprar unos pantalones vaqueros. Miraba una y otra vez a los lados y hacia atrás en busca de cualquier indicio de que era seguido. Los agentes le dejaron pasar y que subiera al despacho del letrado. Esperaban la llegada del jefe mafioso. Sin embargo, media hora después, Mocerino salía del edificio acompañado de un segundo sujeto al que en un primer momento no identificaron. Cuando este se puso de lado, los policías españoles, que estaban acompañados de un agente italiano de enlace, pudieron ver su perfil. Era El Enfermero con su característica nariz.

En el momento de su detención, ni Paolo di Mauro ni Luigi Mocerini iban armados, aunque sí portaban documentación falsa. El primero, a nombre de Giacomo Chianese. El segundo, con la identidad de Vicenzo Russo. El capo llevaba también 7.800 euros en billetes de 500 y 100 euros, y tres teléfonos con tarjetas de prepago españolas e italianas. 'Móviles muy normalitos, de los de usar y tirar', destaca un agente. Más valor tenía lo que lucía en la muñeca: un reloj Rolex. La misma marca del bolígrafo de plata que también tenía. Mocerini llevaba 365 euros, dos móviles y una bolsa con unos vaqueros recién adquiridos.

Los dos mafiosos se habían trasladado a vivir a Barcelona después de que Vigilancia Aduanera localizase el alijo de hachís en el chalet de Casteldefells que ocupaban. En la capital, hacían una vida discreta, con habituales viajes a a Nápoles. La última vez, las pasadas Navidades. La actual mujer de Di Mauro, uno de sus hijos y la novia de éste también se desplazaban en ocasiones a la capital catalana.

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