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La verdad y nada más que la verdad sobre la crisis

Una política económica bipartidista alentó un desaforado endeudamiento

ERNESTO EKÁIZER

Mariano Rajoy quiere la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad de la crisis económica y financiera española? Bien. Lo mejor sería que una entidad neutral, esto es, difícilmente sospechosa de arrimar agua al molino de uno u otro bando político, describiera esa verdad.

¿Por qué no un think tank, es decir, uno de esos denominados grandilocuentemente tanques del pensamiento? Sí, por qué no. Pues mira por dónde, uno acaba de hacerlo. Se llama McKinsey Global Institute. En enero pasado, según ya hemos apuntado en esta columna, publicó su amplio informe llamado Deuda y desendeudamiento: la burbuja de crédito global y sus consecuencias económicas. Y en el grupo de 14 países desarrollados estudiados está España. Lo interesante: describe la evolución de la deuda entre 2000 y 2008. ¿Les dice esto algo? Verde y con asas: es la gestión sucesiva de los gobiernos de Aznar y de Zapatero.

Como Argentina en 2001, España es ahora el blanco de los mercados

Según el informe, España es el país en el que la deuda de las familias, para tomar sólo un ejemplo, ha crecido más en ese periodo (un 88%), y lo mismo vale para el sector financiero español que, junto con el de Reino Unido, es el que ha protagonizado la mayor expansión de deuda. Si Rajoy y Zapatero se toman el trabajo de ir a la página 63 del apéndice estadístico tendrán el cuadro de corresponsabilidad popular-socialista, por orden de gobernación, de la crisis 2000-2008, donde se perfilan la deuda pública, las familias, las empresas no financieras y las entidades financieras.

La corresponsabilidad es evidente porque ha habido una continuidad de las políticas económicas de Rato y de Solbes. El frenesí empezó en 1999. 'España pasó de tener elevados y volátiles tipos de interés a más bajos y estables. Esto incrementó la demanda de crédito, la mayor parte para la vivienda. Como resultado, el sector inmobiliario y el de la construcción han supuesto el 11% del Producto Interior Bruto (contra el 5,4% en EEUU). En España, el 60% de los préstamos están relacionados con el sector inmobiliario (contra el 53% en EEUU)', señala.

Hay cierto paralelismo en el ascenso y la caída de la economía española y el de la economía de Argentina. Tanto Argentina como España aceptaron las reglas de juego de un tipo de cambio fijo. La ley de convertibilidad argentina de 1991 y el ingreso de España en la unión monetaria en 1999. Y ambos países fueron presentados por las principales instituciones financieras como modelos del éxito económico internacional. Como Argentina con su default a finales de 2001, España, sin default, es ahora el blanco de los mercados.

El 60% de los préstamos está relacionado con el sector inmobiliario

Esta percepción, por ejemplo, es la que subyace en la prensa financiera mundial. Ayer, The Wall Street Journal, cuyo extinto editor, Bob Bartley, fue uno de los arquitectos de la política de Ronald Reagan en los años ochenta, ponía como modelo de la política laboral a seguir por Zapatero la actitud adoptada ante los controladores aéreos españoles. 'Se ha necesitado una profunda recesión con un 20% de desempleo y déficit públicos de dos dígitos para que el primer ministro Zapatero actúe. Pero su gobierno ha decidido finalmente reducir los millonarios salarios... La media europea y no el cielo es ahora el límite', dice el amable editorial.

'No se lo digan a Zapatero, pero en este viraje de bajar a tierra al sindicato, el primer ministro puede repetir la épica batalla de Reagan de 1981 con los controladores aéreos, cuando despidió a 11.000 de ellos'. Este conflicto, según el Journal, es 'sólo un síntoma de los grandes fracasos que han plagado durante demasiado tiempo la economía española: excesiva regulación y rígidas leyes laborales'. Reconoce que fue en 1999, es decir durante el gobierno de su no menos admirado José María Aznar, cuando se firmó el convenio colectivo que concedió a los controladores la autonomía sobre sus salarios.

Pero he aquí su conclusión, todavía más sugerente: 'Si España quiere salir de su crisis económica y evitar la suerte de Grecia a los ojos de los inversores de bonos, tendrá que cortar unas cuantas alas sindicales más'.

La analogía tiene su miga. Ronald Reagan se cargó a los controladores y cimentó la Reaganomics sobre esa victoria. Entre 1980 y 1995, los salarios reales de los trabajadores norteamericanos cayeron un 10%.

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