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"Nadie causaría dolor a un toro por diversión, excepto un sádico"

El Partido Antitaurino cree fundamental la presión ciudadana durante la tramitación de la ILP para prohibir las corridas de toros

HENRIQUE MARIÑO

Hay un partido en España cuyo principal objetivo es su desaparición, porque significaría que las corridas de toros —y las torturas que sufren algunos animales— han sido abolidas.

Después de conseguir un exiguo 0,28% de los votos en las pasadas elecciones europeas (sobre todo si tenemos en cuenta que, frente a sus 44.364 papeletas, sólo en Catalunya la iniciativa legislativa popular para modificar la Ley de Protección de Animales cuadruplicó sus apoyos), ha llegado el turno de refrescar sus carteles electorales con nuevos rostros.

Mireya Barbeito acaba de ser elegida presidenta del PACMA, el Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal. Una formación política que, pese a su utópico fin, en realidad no tiene una fecha de caducidad a la vista. Profesora de Arquitectura en una universidad madrileña, Barbeito llega a la cúpula del PACMA después de una intensa militancia en movimientos sociales de base. Los derechos humanos y, con el tiempo, los de los animales han sido sus causas de cabecera, que comenzaron a desperezarse a principios de los ochenta, cuando la izquierda gallega se echó a la mar a bordo del Xurelo para tratar de frenar el vertido de residuos nucleares en la Fosa Atlántica.

'Los simpatizantes taurinos invitan a diputados para vender la tauromaquia como una tradición' 

Las imágenes de los activistas de Greenpeace, embarcados en zodiacs frente al imponente Reijnborg, dieron la vuelta al mundo. Ellos, a ras del agua como un minúsculo David y, arriba, Goliat vomitando cubas de porquería radiactiva.

'Recuerdo cuando uno de ellos, tripulante del Sirius, fue herido por un bidón', rememora Barbeito, entonces una cría con inquietudes ecologistas encaminada hacia el animalismo, ese 'ecologismo con empatía'.

De las focas y las ballenas a los toros. 'Hemos logrado que en muchos pueblos no se maten a patos o cabras. Una sociedad de progreso debe respetar los derechos de tercera generación, como los medioambientales y los animales'. El siguiente logro pasa por los astados, ahora que el Parlament catalán asiste a la tramitación de la ILP que promueve la abolición de los toros. Teoría y práctica, esta coruñesa nacida en 1970 cursa una tesis sobre partidos animalistas y, desde ahora, llevará las riendas del PACMA.

- ¿Le ve futuro a la tramitación de la ILP?

- Es una muestra de cómo la voluntad popular puede cambiar las cosas. Para nosotros supone un avance como partido antitaurino. Confiamos en que salga adelante, pero ya no está en nuestras manos sino en las de los políticos, aunque es importante la presión que ejerzan los ciudadanos durante el proceso.

- ¿Pero qué pueden hacer si ya está en el Parlament?

- La sociedad civil debe estar más presente que nunca, porque los simpatizantes taurinos están invitando a los diputados para venderles la tauromaquia como una tradición. Nosotros, en cambio, no disponemos de sus medios económicos.

- Dan por supuesto que la sociedad está mayoritariamente en contra de mantener la Fiesta.

- Una encuesta realizada por Gallup indica que al 68,8% no le interesa o está en contra de las corridas. Si la gente que no muestra interés conociese el sufrimiento del toro, se volverían en contra definitivamente.

'¿Cómo puede un torero decir que quiere a su perro y torturar a un toro?', se pregunta la presidenta del Partido Antitaurino

- Los taurinos apelan a la tradición para exigir su continuidad. ¿Cómo rebaten ese argumento?

- Por desgracia, el toro es el símbolo nacional por excelencia. Se trata de una tradición tan arraigada que es difícil removerla. Basándonos en ella, las mujeres seguirían recluidas en el ámbito doméstico porque así estuvieron durante siglos. Hablamos de una tradición bárbara, de un espectáculo sangriento y de una escuela de violencia. Es tremendo que un niño se eduque en ese espectáculo de horror, y yo vi a menores cuando fui a Las Ventas.

- ¿Cree que España está preparada para el fin de los toros?

- El número de taurinos va disminuyendo, de ahí su reacción tan activa y violenta últimamente. Son una minoría muy guerrera y arraigada, pero si un día la sociedad decide dejar atrás las corridas, habrá que aceptarlo, como ha ocurrido con las peleas de perros o gallos, que hoy se ven como un espectáculo atroz.


- ¿Entiende que se trata de una cuestión de sensibilidad?

- Pienso en las puyas y la estocada, pero también en lo que padece el animal y en sus condiciones antes de salir al ruedo. El toro es por definición un animal hervíboro, no ataca si no es por defensa o con estrés extremo. Los taurinos dicen que estamos antropomorfizando al toro, humanizándolo, pero son ellos los que le atribuyen ciertas cualidades a un herbívoro que, por naturaleza, es manso. Luchamos para que sean sujetos de derechos básicos: a la libertad y a la vida. Si los mamíferos tenemos un sistema nervioso que siente y padece de la misma forma, ¿cómo puede un torero decir que quiere a su perro y torturar a un toro?

- Si desaparecen las corridas, desaparecen los toros, también argumentan los taurómacos.

'Ninguna persona causaría dolor por diversión, excepto que fuese un sádico o un enfermo', opina Barbeito

- Los toros, si no fuesen toreados, tendrían una vida media de 30 años; sin embargo, un toro de cinco años no es adecuado para una corrida. Son sacrificados con tres o cuatro años y viven mucho menos de lo que deberían. El toro de lidia no es una especie reconocida. Zoológicamente, no podemos hablar de la desaparición de una especie. Taxonómicamente, no es una especie ni una raza, sino la selección de unos toros que en su juventud han tenido un entrenamiento para reaccionar ante unos estímulos. El toro de lidia no tienen características específicas heredadas.

¿Queremos criar animales para que tengan ese destino final? ¿Para que mueran de esa manera? Eso no tiene sentido. Se extinguen decenas de especies al día. Me parece un argumento muy simplista y con falta de visión. Estoy segura de que se mantendrían y vivirían muchos años felices en el campo. Aunque, sin esa utilidad, se extinguirían.

- Se habla del Toro de la Vega o la becerrada de Algemesí, pero ¿no cree que hay otros pueblos con fiestas menos mediáticas donde se maltratan astados?

- Desgraciadamente, torturar al toro es parte de la tradición española. Se cosifica a un ser vivo; por eso se le trata como un juguete a utilizar. Ninguna persona causaría dolor por diversión, excepto que fuese un sádico o un enfermo. Por todo ello, pedimos que esos actos no reciban la clasificación de festejo de interés turístico.

- ¿Desaparecerá el PACMA algún día?

- No, el Partido Antitaurino es un partido utópico. No buscamos el poder, sino que se reconozcan los derechos a la libertad y a la vida para los animales. Pero tenemos una visión más amplia que la de los toros. También defendemos a los animales de granja y denunciamos la vivisección y la experimentación con animales, que en muchos casos resulta inútil.

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