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Los agentes antiterroristas hablan de nula colaboración

Uno de los detenidos en Normandía se refugió 25 años en la república bolivariana

PEDRO ÁGUEDA

A principios de 2009, el Ministerio del Interior abrió un nuevo frente en la lucha contra ETA. La ruptura de la tregua había desembocado en una cascada de detenciones que mermaba las filas de la banda. Era el momento de anticiparse y tapar las vías por las que ETA pudiera respirar; una de ellas, la bolsa de refugiados en Latinoamérica. Un destacado responsable de la cúpula antiterrorista cruzó entonces el Atlántico para estrechar lazos con las policías de esos países y asegurarse de que controlarían y, en su caso, impedirían cualquier salida de etarras susceptibles de reincorporarse a las filas de ETA en Francia.

A pesar de que el grupo de etarras en Venezuela es el segundo más numeroso del continente y el que cuenta con un mayor número de terroristas susceptibles de reengancharse, el viaje previsto a Caracas se anuló y nunca llegó a recuperarse. '¿Para qué?', responden los implicados en la estrategia de Interior. El suceso ilustra el grado de cooperación policial de Venezuela en materia antiterrorista. 'Nulo', según fuentes de todos los Servicios de Información españoles.

Interior calcula en un centenar el número de etarras huidos o refugiados en Latinoamérica. La colonia más nutrida sigue siendo la de México, con unos 45, muy lejos sin embargo de los ochenta que tenía en 2004. La colaboración de los distintos gobiernos aztecas provocó una fuga de terroristas, todos con causas pendientes, de su país a Venezuela. La extradición de un grupo de seis de ellos en 2006 terminó por convencer a muchos de que México ya no era un lugar seguro.

La inexistente cooperación por parte de Caracas está en consonancia con las simpatía que despierta en el Movimiento Bolivariano la 'lucha' de la organización terrorista ETA contra el Estado 'opresor' español. La policía tiene así serias dificultades para determinar con exactitud la colonia de etarras en Venezuela, que contaría hoy con entre 25 y 30 miembros. Interior sospecha desde hace dos años que alguno de los huidos de operaciones antiterroristas en Francia huyó a Venezuela. Pero el flujo también es de dentro a fuera de la República Bolivariana.

El domingo fue detenido en Normandía el jefe del aparato militar de ETA junto a otros dos terroristas. El último de ellos en ser identificado es José Lorenzo Ayestaran Legorburu, alias Fanekas, de 52 años. El Gobierno de Chávez a punto estuvo de concederle la nacionalidad en 2006 para evitar una extradición, pero la ofensiva diplomática española frustó la maniobra.

Ayestaran contestó en 2004 negativamente a una primera oferta para reincorporarse a ETA, pero cambió de opinión hace casi un año, según fuentes de la investigación. El etarra tenía un perfil demasiado valioso para la extenuada ETA del presente. Cuenta con seis reclamaciones de distintos juzgados de la Audiencia Nacional, pero la Guardia Civil le adjudica hasta diez asesinatos entre una interminable lista de atentados.

En 1977, Ayestaran se benefició de la Ley de Amnistía y, en 1984, de la escasa colaboración francesa de la época. Ese año fue detenido, confinado en París y deportado finalmente a Venezuela. El motivado desinterés del Servicio Bolivariano de Inteligencia, rebautizado así por Chávez, facilitó su regreso a la primera fila de ETA antes de que un tribunal aprobara su extradición.

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