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Una mujer se planta para recibir su ayuda

La policía la desaloja de la sede de la Dependencia de Madrid

VANESSA PI

Rosa Pérez Carbajo explotó ayer. Sentada en la sede de la atención a la dependencia de la Comunidad de Madrid, esta madrileña de 70 años despedía una energía imponente. Sólo sus piernecitas de niña, herencia de la poliomelitis que padeció a los cinco años, mostraban la razón de su lucha. No se movió de su silla hasta que la policía la forzó a abandonar el edificio.

'Hace más de tres años que pedí la ayuda por la Ley de Dependencia y aún sigo esperando el dinero', denuncia. Rosa, dependiente de grado 2, con una ristra de enfermedades que le impiden moverse con normalidad, insiste en que la Comunidad de Madrid sólo le hace caso cuando su situación salta a los medios. Hasta el pasado noviembre, seguía esperando que la Consejería de Asuntos Sociales determinara qué tipo de ayuda le corresponde (PIA). Estaba tan desesperada que también entonces se sentó en una silla y amenazó con encerrarse en el edificio si no se la atendía, acompañada por un periodista. La dirección del centro tardó unos días en citarla y concederle el PIA.

Ahora Rosa lleva cuatro meses aguardando a cobrar la ayuda económica para que la cuide su marido. Harta de la espera, ayer repitió la operación. Tenía cita por la mañana pero, según explica, en el centro no le supieron decir cuándo cobrará. Ella respondió que no se iría hasta obtener una respuesta. Y allí se quedó, sentada en una esquina, con las piernas en alto y su marido animándola.

En la consejería aseguran que Rosa cobrará su ayuda este mes y denuncian que la mujer sólo quería llevarse el dinero en mano. La negativa de Rosa a abandonar el edificio cuando este cierra al público, a las 19 horas, llevó a los dos guardias civiles que filtran la entrada al centro a llamar a la policía.

Pasó casi una hora hasta que los agentes convencieron a Rosa para que saliera, apoyada en sus muletas, del edificio. Según la mujer, los agentes le aseguraron que su acción tendría consecuencias negativas en la tramitación de su expediente. Además, dice, la amenazaron con llevársela a comisaría. En la consejería insisten en que ella incluso provocaba para que la esposaran, sabedora de que la prensa esperaba abajo.

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