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El maquis empieza a limpiar su memoria

Tres guerrilleros fueron ayer exhumados en Ciudad Real.

DIEGO BARCALA

Los guerrilleros antifranquistas dejaron ayer de ser simples bandoleros para los vecinos de Retuerta de Bullaque (Ciudad Real). La exhumación de tres maquis en el cementerio abandonado de este pueblo, de 1.200 habitantes, permitió a la gente del lugar rescatar la memoria de estos luchadores, que fracasaron en sus dos objetivos: recuperar la libertad para España y salvar su vida del acoso de la Guardia Civil.

Los ancianos acudieron a la excavación organizada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), dispuestos a contar todo lo que vieron aquel 12 de marzo de 1949. 'Los cuerpos estuvieron tirados todo el día. Todo el pueblo los pudo ver', recordó Santiago, pastor de la sierra del Carrizal, donde los guerrilleros fueron asesinados sin juicio previo por los guardias civiles. '¿Asesinados? ¡Si eran ladrones! El pueblo les temía. A uno le robaron los pantalones. Eran como Curro Jiménez, bandoleros sin más', opinó el alcalde, Adrián Pavón, de 55 años y ex miembro del Instituto armado.

Pese al testimonio del pastor, algo en los cuerpos de José Méndez, Manco de Agudo, de 34 años; Honorio Molina, Comandante, de 31, y Reyes Saucedo, Parrala, también de 31, extrañó a los vecinos. Los agujeros de las balas no tenían sangre. 'Les envenenaron y después les dispararon', aclaró Marina García, tras leer una deteriorada carta que su padre le dejó para su custodia.

La misiva relata con detalle la fiesta que la Guardia Civil organizó después de quemar los cuerpos, que llegaron en carro desde la sierra. 'Mi abuela tenía una casa de campo y les acogía allí por ser también de izquierdas. Cuando venía la Guardia Civil hacía señales de humo para que huyeran, pero ese día les tendieron una trampa', cuenta García.

Los maquis, que hacían probar a sus enlaces en el pueblo toda la comida que les daban, se fiaron de aquella botella de anís precintada con la que los franquistas les asesinaron. El padre de Marina señaló que sus amigos maquis fueron acribillados con 30 balazos.

'Acabada la guerra, toda la familia se echó al monte. No aguantaron más con las palizas para que delataran a los guerrilleros', describió Juan Pedro Esteban, familiar político del Manco de Agudo, que se puso en contacto con la ARMH para hacer la exhumación. Méndez se quedó sin brazo en el frente de Quijorna, alistado por edad con los republicanos. Aquel suceso no ayudó para que su familia fuera acusada de ayudar a los guerrilleros, quienes, al final del conflicto, se escondieron en la sierra de Ciudad Real.

El acoso obligó a José Méndez (padre) a huir al monte con 64 años, junto a sus tres hijos y su hija. Era 1940. El progenitor apenas duró meses antes de ser asesinado. Hasta 1949 tan sólo aguantó oculto El manco, que estuvo nueve años camuflado. Eso se creía, hasta que la investigación de Juan Pedro Esteban ha revelado que la hermana de El manco, Asunción, consiguió huir hacia Valencia, donde murió en 2008.

Los representantes de la ARMH pretendían denunciar ayer el crimen en el cuartel, pero este cerró al mediodía. Tras 61 años, esperarán hasta hoy para hacerlo.

La estatua ecuestre de Franco que se exhibía frente al Museo de la Exposición Naval de Ferrol (A Coruña) será trasladada a un almacén militar. La figura del dictador había sido llevada hasta allí en 2002, cuando el equipo de Gobierno municipal decidió retirarla de la plaza de España para construir un aparcamiento. El ayuntamiento comunicó el pasado 14 de enero el acuerdo con el Ministerio de Defensa para cumplir con el artículo 15 de la Ley de Memoria Histórica, que impide la exhibición de símbolos de la dictadura. Los operarios tardarán varios días en desplazar la estatua.

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