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De la complicidad a la indiferencia

Rajoy y Matas compartieron Consejo de Ministros y vacaciones, pero la relación se rompió en 2007

MARÍA JESÚS GÜEMES

La relación entre Mariano Rajoy y Jaume Matas llegó a su fin en junio de 2007, cuando este último decidió abandonar la política tras quedarse fuera del Govern balear. El PP había perdido la mayoría absoluta en las Illes y ante el pacto del resto de fuerzas políticas, Matas decidió que lo suyo no era permanecer cuatro años al frente de la oposición.

Al líder del PP no le gustó que diera un portazo. Rajoy trató de convencerlo para que se quedara hasta las generales. Le pidió que gestionara su salida de otra forma. Pero no lo logró. Matas hizo las maletas rumbo a Estados Unidos. 'Me exijo un cambio personal. Este es el momento oportuno y adecuado. Me voy con la conciencia muy tranquila y con satisfacción por el trabajo realizado. Tengo mucho por hacer en esta vida y no es bueno perpetuarse en política', adujo al marchar. 'Fue una espantada', recuerda un dirigente del PP.

Desde entonces, el contacto entre Rajoy y Matas ha sido nulo. Se cumplió a la perfección aquello de que la distancia es el olvido. Hasta esta semana en la que Rajoy ha visto cómo el pasado llamaba a su puerta con el ex barón territorial desfilando ante la Justicia. El presidente conservador habrá sufrido más de un flash back en el que se habrá visto junto a él compartiendo Consejo de Ministros y hasta vacaciones. Habrá recordado aquellos días en los que ambos abordaron la catástrofe del Prestige. Matas era entonces ministro de Medio Ambiente. Pero fue Rajoy quien dio la cara y sufrió el mayor desgaste por el vertido del petrolero en la costa gallega.

Al jefe de la oposición no se le habrá olvidado tampoco lo magnífico anfitrión que fue siempre Matas y, menos aún, aquellos paseos en barco por aguas mallorquinas con el ex portavoz en el Congreso Eduardo Zaplana de copiloto. Por aquellas fechas se decidía el nombre del sucesor de José María Aznar y ambos no dudaron en apoyar a Rajoy.

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Es llamativo que con los años la historia, en cierto sentido, volviera a repetirse. Pero con otros protagonistas. El líder del PP andaluz, Javier Arenas, y el presidente de la Comunitat Valenciana, Francisco Camps, fueron los que en 2008, tras la derrota electoral, empujaron a Rajoy a seguir adelante.

Dentro del PP hay quien destaca 'el morbo y la casualidad' de que Matas y Camps, dos de las personas de mayor confianza de Rajoy, hayan terminado viéndose salpicadas por la corrupción. El dirigente valenciano ha estado imputado en el caso Gürtel y ahora Matas debe responder por el caso Palma Arena (la construcción del velódromo costó más de cien millones de euros cuando la obra estaba presupuestada en 48).

Matas también ha tenido que explicar el incremento de su patrimonio personal y hablar sobre la supuesta financiación irregular del PP. En las filas conservadoras esperaban, desde el primer momento, que todo quedase en un delito fiscal y lo minimizaban tachándolo de 'enriquecimiento personal'. Lo que fuera con tal de que no dañase al partido. Pero después de que la Fiscalía Anticorrupción haya solicitado para Matas prisión eludible bajo fianza de tres millones de euros y saberse que el juez José Castro le ha retirado el pasaporte, todos, pero todos, en el PP esperan con extremada preocupación el desenlace.

En las filas conservadoras creen que la situación 'pinta muy mal'. Y algunos denuncian que hay 'determinados dirigentes que llevan un tren de vida que no les corresponde'. '¿Cómo pagan los estudios de sus hijos, esos casoplones, viajes, coches y lujos? Aquí nos conocemos todos. Sabemos quién es millonario de cuna y todos sabemos lo que cobramos', comentan.

A la dirección nacional del PP lo que más le inquieta en estos momentos es que, al final, las cuentas del partido se vean contaminadas. Se han esmerado para que no se pudieran vincular con la trama dirigida por Francisco Correa y ahora se encuentran con un nuevo problema.


El presidente de la Comunitat Valenciana, Francisco Camps, y el de Balears, Jaume Matas, escuchan a Rajoy en un acto de turismo. - EFE

Ayer, se conocía que la fiscalía acusa a Matas de malversación de fondos públicos por pagar con dinero del Govern un mitin del líder del PP, Mariano Rajoy, en la campaña electoral autonómica de 2007.

Aquel acto se celebró el 18 de mayo de 2007, en el Palma Arena. Precisamente allí, en la obra faraónica de Matas. Se repartieron banderines, hubo merienda, asistieron más de 10.000 personas, en primera fila se sentaba el gran fichaje de aquella temporada, la escritora Maria de la Pau Janer, de fondo sonaba I will survive y Matas se lanzó a bailar Color Esperanza.

Rajoy, que se ha recorrido varios polideportivos, plazas de toros y recintos feriales, seguramente no grabaría aquel día en su memoria. Pero allí fue calificado como 'el mayor mitin de la historia de Baleares'. Aquel apadrinamiento quedó registrado y hoy, tres años después, forma parte de la investigación.

En aquella convocatoria, el líder del PP destacó que aquella había sido 'la legislatura de la eficacia frente a la anterior, que había sido de caos' por el Pacte de Progrès. No era la primera vez que ponía a Matas como ejemplo. En 2004 también dijo que el PP iba 'a intentar hacer en España lo que hacía Jaume en Baleares'.

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Además, Rajoy fue especialmente duro con José Luis Rodríguez Zapatero. Su visita coincidía con la del presidente del Gobierno y aprovechó la ocasión para acusarlo de no ir a Ibiza porque no se podía fotografiar con los suyos, envueltos en un presunto caso de cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones de obra pública.

Ahora es el jefe de la oposición quien no desearía retratarse con Matas bajo ningún concepto. Ni él ni nadie del partido lo ha hecho en estos días. El ex president del Govern ha acudido solo a declarar. Nadie del PP lo ha apoyado. 'Sería una autoinmolación', destaca un diputado. Él tampoco ha reclamado ninguna ayuda.

Hay quien recuerda cómo el año pasado, en una entrevista en El Mundo, Matas salía al paso de polémicas y denunciaba una persecución política: 'Ni soy cocainómano, ni tengo un piso en Nueva York, ni me he enriquecido'. Rajoy entonces le expresó su 'solidaridad personal'. Ahora guarda silencio y trata de desvincularse de su figura.

El lunes, en cuanto se conozca la resolución judicial, el PP balear moverá ficha. Si Matas no ha renunciado por sí mismo a su carnet de militante, será supendido. Ayer, la vicesecretaria de organización del PP, Ana Mato, dejaba la decisión final en manos de la formación regional. A ellos les corresponde 'la primera palabra'. En cualquier caso, Mato pidió que se respetara la presunción de inocencia. Algo que no hizo la presidenta del PP de Catalunya, Alicia Sánchez- Camacho, quien señaló ayer que el PP 'no puede permitir que Matas siga en el partido'.

El nuevo presidente del PP balear, José Ramón Bauzá, ha prometido 'contundencia' si se dan 'hechos probados de delito'. El partido en las Illes trata de superar este trago. Aseguran que Matas está 'amortizado' para sus electores pero estos días están siendo una pesadilla. Confían en que para las elecciones del año que viene el asunto, por mucho que lo recupere el PSOE, esté enterrado.

En las filas conservadoras creen que tampoco afectará a las expectativas electorales de Rajoy . 'Para entonces estará olvidado', destacan. Además, inciden en que es más fácil que esto ocurra porque Matas no está en política activa. El PP apuesta ahora por la regeneración. En su última visita, Rajoy le dio los mandos de la nave a Bauzá calificándolo como un 'hombre limpio'.

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