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El falso mito del diputado vago

Los parlamentarios asisten incómodos al debate público sobre su laboriosidad, vacaciones y privilegios. Ven un intento de desacreditar a la clase política en plena crisis económica

JUANMA ROMERO

El gran Miguel Delibes no siempre tuvo razón y menos cuando escribió 'para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad'. Una reflexión del escritor de Castilla escéptica, cáustica. Y errónea, como concluyen ellos, los parlamentarios. Ser diputado o senador no es un chollo, ni la vagancia es la regla general.

Pero como subrayó el portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, la mujer del César debe serlo y parecerlo. Por eso el presidente del Senado, Javier Rojo, irrumpió en la polémica y se apresuró a cerrar bocas sugiriendo a los portavoces de los grupos en la Cámara alta celebrar plenos en enero y julio, restringiendo a agosto el mes de vacaciones parlamentarias. Lo propuso y lo acordó con todos ellos el 10 de marzo. Tema resuelto. El líder del Congreso, José Bono, actuó a remolque. Envió una carta a los portavoces y losreunió el día 24. Pacto sellado.

En ninguna de las dos Cámaras hubo excesivos problemas para encontrar el consenso. Aunque sí dudas sobre la intención de la medida y sobre el momento elegido, justo después de que la prensa haya publicado día sí y día también imágenes del hemiciclo vacío. 'Al final, se sobreactúa. Es reconocer que algo de razón tienen los que dicen que no hacemos nada', sostiene Gaspar Llamazares, de IU.

Pere Macias (CiU): 'Nuestro horario va contra el Estatuto de los Trabajadores'

Una sensación que comparte el peneuvista Joseba Agirretxea: 'Es una boutade plantear esto para quedar bien, un oportunismo barato. No pongo pegas a que haya plenos en enero y julio, pero es que ya se trabaja en esos dos meses'.

A Marta Gastón, portavoz socialista de Economía en el Congreso, le duelen 'las formas'. 'Se ha alimentado la percepción de que si no hay Pleno, no hay actividad. Parece que nos tenemos que justificar'. Suspira y explora la ventaja: 'La polémica servirá para que se conozca el trabajo parlamentario, que hay que defender al margen de siglas'. Defensa para contrarrestar las cifras del CIS, cuyo barómetro de marzo indicó que los políticos preocupaban al 15,8% de los españoles. Son su tercer problema, aunque a mucha distancia del paro (82,9%) y de los problemas económicos (45,3%) .

Sólo el PP cree que hay una 'necesidad real' de habilitar enero y julio, ya que 'no se entiende que en esos meses no haya control al Gobierno o actividad legislativa'. Es la primera aclaración de José Luis Ayllón, número dos del Grupo Popular en la Cámara baja. Enseguida ensarta esta otra: 'Que nos acusen de no hacer nada nos hace mucho daño. Es mentira e injusto. ¡No he tenido ni 30 días de vacaciones!'.

¿Por qué ahora? ¿Por qué han vuelto esas 'lascivas fotos' del Congreso semivacío, como dice Agirretxea? 'Hay demagogia, una voluntad de ciertos medios de quitar valor al Parlamento, la esencia de la democracia, y es un hecho gravísimo, irresponsable'. Pere Macias, portavoz adjunto de CiU, apunta pero no señala. Gastón lo hace por él: 'La derecha es más proclive a nutrir este desprestigio, porque desanima al votante de izquierdas'.

Llamazares sube un escalón más. Cree que existe una 'cacería contra la política' organizada por 'el poder real': la banca y la empresa privada y atizada por ciertos medios 'para distraer la atención de los verdaderos responsables de la crisis'. Su receta, la de IU, es conocida, 'que la política intervenga en la economía'. Ayllón sitúa a los responsables en el otro lado, en el Gobierno: 'Como le falta iniciativa política frente a la recesión, traslada la responsabilidad de su mala gestión a las Cortes'.

Gaspar Llamazares ( IU): 'Hay una cacería contra la política'

Sea como fuere, hay quien alerta del peligro de una 'campaña perversa'. 'El desprestigio de la clase política puede llevar a brotes de totalitarismo arguye el diputado del PNV. Critiquemos lo que hacemos mal, pero no el sistema en su conjunto'. 'Los que tanto lo ponen en cuestión, que digan su alternativa', reta Xosé Manuel Pérez Bouza, senador del BNG.

La imagen, poderosa, es incompleta, parcial: 'Hay más trabajo fuera del escaño. La actividad de un diputado no es escuchar y aplaudir. El Pleno es el teatro', ilustra Gastón. Todos refrendan su tesis. Es más, será un 'pésimo parlamentario' quien se siente ocho horas diarias en su asiento. 'Para eso, pongamos mejor monigotes', remacha Macias.

Las agendas de diputados y senadores, según relatan, no conceden tregua. A las sesiones plenarias y de las comisiones de martes a jueves, se suman las reuniones de grupo y de partido los lunes, el pateo de la circunscripción los viernes y algún acto de fin de semana. 'No me quejo, pero la mayoría hacemos una jornada que el Estatuto de los Trabajadores vería ilegal', exclama Macias. 'Yo no doy abasto', añade el diputado de IU, portavoz en seis comisiones y vocal en otras cinco. 'Tendré a lo sumo siete días de vacaciones al año', resopla Pérez Bouza.

Las webs de Congreso y Senado actúan de chivato implacable

'No paramos', confirman Gastón y Ayllón. Los dos, no obstante, admiten que en los grupos grandes, PSOE y PP, 'puede haber' parlamentarios vagos, que calientan escaño. 'Sucede en todos los colectivos humanos', se disculpa la portavoz socialista. Y es que no se puede negar la evidencia. Las webs de Congreso y Senado actúan de chivato implacable, cuantificando lo que hace cada parlamentario. Dos ejemplos: el senador del PSOE Enrique Cascallana (también alcalde del municipio madrileño de Alcorcón) y el diputado del PP Carlos Aragonés no han intervenido en Pleno ni en comisión ni han formulado preguntas escritas al Gobierno. 'Habrá casos, pero la actividad no se mide al peso. Se trabaja mucho en equipo y al final la iniciativa la firma un diputado', justifica Ayllón.

También se han escrutado los sueldos, los privilegios. Se ha repetido que cobran 3.126 euros brutos, que se les abona 313 euros al mes en el plan de pensiones privado. Ninguno se queja, aunque todos agregan que sus salarios están por debajo de la media de la UE. Un eurodiputado percibe 7.600 euros brutos y un parlamentario francés, unos 5.200 netos, por poner dos ejemplos.

Sueldos dignos, sin lujos

'Las pensiones y los sueldos escandalosos están en el otro lado'. Llamazares se refiere a banqueros y grandes directivos. A casos como el de Francisco González, presidente del BBVA, que en 2009 ingresó 1,9 millones de sueldo y otros 3,4 de bono variable. O como el de José Manuel Entrecanales, que de enero a marzo del año pasado cobró dos millones como presidente de Endesa y que salió de la eléctrica con una indemnización de 9,6 millones, informa Antonio M. Vélez.

'Estoy encantado de estar en el Congreso, pero sí digo que no siempre es cómodo'

'Si los salarios son menos dignos, menos incentivos tendrá un ciudadano para dedicarse a la política. Un país debe aspirar a que no sólo los ricos participen de ella', avisa Macias. 'Estoy encantado de estar en el Congreso, pero sí digo que no siempre es cómodo. La gente suele dormir en casa, con su familia. Nosotros, no', añade Agirretxea, diputado por Guipúzcoa.

Ahora es tiempo, dicen, de hacer pedagogía, de proyectar su trabajo. No por corporativismo, sino para 'reivindicar la política y lo público frente a la crisis de la economía', en palabras de Llamazares. Y para convenir que, a fin de cuentas, hasta genios como Delibes, alguna vez, también se equivocaron.





















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