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"Queremos que esta sea una Casa del Pueblo"

Arranca la concentración permanente en apoyo al juez Garzón con una Asamblea ciudadana en la que se deciden las actividades a realizar hasta el próximo día 22.

JORGE OTERO

'Uno se siente rejuvenecer con actos como este'. En un lento pero constante goteo cientos de ciudadanos anónimos se acercaron este miércoles hasta la Escuela de Relaciones Laborales en la madrileña calle de San Bernardo en el primer día de la concentración permanente que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha organizado en apoyo del juez Baltasar Garzón. Muchas de esas personas sintieron reverdecer los viejos días de la lucha antifranquista, como ese jubilado, bastón en ristre, que decía sentirse un poco más joven en una fecha tan señalada como este 14 de abril, aniversario de la II República.

Diez horas al día, de lunes a viernes, de diez de la mañana a ocho de la tarde, para lanzar un mensaje claro: el franquismo no puede quedar impune mientras se juzga al juez que quiso iniciar una causa contra sus crímenes. Esa es la idea que ha empujado a muchos ciudadanos a acercarse hasta la calle de San Bernardo y estampar su firma para pedir que impere la justicia universal y 'proclamar que juzgar el franquismo no es delito', como dice Carlos Gallego, un voluntario anónimo que quiere aportar su granito de arena a la causa.

Hay gente como Paco, jubilado cercano a los 80 años, que cree a pies juntillas en lo que dijo el día anterior el fiscal Jiménez Villarejo, en el acto organizado por los sindicatos: 'Tiene toda la razón, hay muchos jueces del Supremo que estuvieron en el Tribunal de Orden Público, que vienen de familias conservadoras, vamos, que salieron del franquismo'.

Paco estaba a primera hora en la Escuela de Relaciones Laborales. Fue de los primeros en llegar. Poco a poco y a cuentagotas fueron llegando más ciudadanos. Por la mañana no abundaron los rostros famosos: vendrán por la tarde. Pero esta no es una pasarela para el famoseo; es una concentración ciudadana, abierta a todo el mundo. 'Queremos que sea una Casa del Pueblo', sentencia Carlos Agüero miembro de la ARMH.

Los organizadores también lo denominan 'un espacio de denuncia'. 'Hasta aquí han llegado muchas personas muy indignadas, sobre todo los familiares de las víctimas, que no quieren que los crímenes del franquismo caigan en el olvido. La Ley de la Memoria Histórica se ha quedado a medias, pero nosotros vamos a seguir en la pelea'.

Indignación es lo que siente Ana Arenillas Fernaud, cuyo padre fue condenado a muerte por la dictadura aunque luego se le conmutó la pena a cambio de pasar 'doce años y un día' en las cárceles franquistas. 'Me alegro de que mi padre no viva para ver esto. Es indignante. La Ley de la Memoria se ha cerrado en falso', decía esta mujer antes de estampar su firma en la hoja. Y se despidió con otra proclama: '¡Estos fachas, a por ellos!'.

Arenillas es el perfecto exponente de lo que sienten las víctimas: 'Me pregunta si esto es una presión al Tribunal Supremo y yo le digo que sí, claro. No se puede permitir la injusticia. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben nunca. En otros países se persigue a criminales nazis aunque tengan 90 años'.

'Falange debería estar ilegalizada, como ocurre en otros países'

Lo que Arenillas y todos los que han pasado y pasarán por allí no pueden entender es que un partido como Falange pueda denunciar a Garzón: 'Debería estar ilegalizada. En otros países partidos de la misma ideología están prohibidos', sentenciaba Ana Arenillas.

Y así, con ese espíritu de lucha, cientos de personas anónimas se acercan a esta 'casa abierta': viejos luchadores antifranquistas, trabajadores afiliados a la UGT, algún matrimonio de mediana edad, amas de casa y algún que otro estudiante, aunque en esta Casa del Pueblo por la mañana hubo pocos jóvenes.

A mediodía arrancó una asamblea para pergeñar el programa de actividades y repartir las labores entre los voluntarios. Habrá recitales de poesía, actos con gente del cine, marchas a la Audiencia… Queda mucho por hacer hasta el día 22. Ese día presumiblemente Garzón será suspendido pero no estará solo: a las puertas de la Audiencia Nacional habrá una concentración en apoyo del juez como colofón a todos los actos que se celebrarán a lo largo de esta semana. Una semana que se barrunta larga e intensa, como en los tiempos de la dictadura.

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