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Los espías que descifran "susurros en 30 idiomas"

El director del Centro Nacional de Inteligencia destaca que 'ninguna actividad del CNI se ejecuta fuera de la ley'

IÑIGO ADURIZ

Los servicios secretos españoles hablan ahora treinta idiomas, pero siguen tan callados como siempre. Lo demostró ayer el propio director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el general Félix Sanz Roldán, durante una conferencia celebrada en Madrid a los diez meses de su nombramiento.

Sanz Roldán resumió las capacidades del Centro, con agentes que pueden 'interpretar susurros en treinta idiomas'. 'Se habla hasta el pastún', la lengua del sur y el este de Afganistán, destacó orgulloso el general.

No dar la espalda a la sociedad

Pero durante el acto, organizado por el Club Diálogos para la Democracia, no soltó ni prenda sobre los asuntos en los que trabaja el Centro. Ni ETA, ni el secuestro de los cooperantes. 'La actividad del CNI ha de ser secreta y confidencial, pero nunca de espaldas a la sociedad', matizó el general, que desde su desembarco en la Cuesta de las Perdices se ha empeñado en una política de puertas abiertas, dentro de las enormes limitaciones que para eso presenta un servicio secreto.

Sanz Roldán alabó ayer el esfuerzo de las 3.500 personas que 'colaboran de forma voluntaria y altruista' con los servicios secretos. En un intento por 'hacer más transparentes las relaciones entre los servicios de Inteligencia y la sociedad', quiso despejar las dudas sobre las formas que emplea la institución que dirige para obtener información.

'Ninguna actividad del CNI se ejecuta fuera de la ley. Tengo los instrumentos necesarios para garantizarlo y, sobre todo, a personas convencidas de que su vida y su servicio no pueden estar fuera de la legalidad', insistió. El general recordó que 'todo' se hace 'bajo la supervisión de un magistrado del Tribunal Supremo'.

Todo por que 'no se reproduzca' el escándalo que en los noventa salpicó al entonces Cesid, cuando se desveló que era una práctica habitual interceptar conversaciones de políticos, cargos públicos e incluso el rey, sin orden judicial de por medio. D

 

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