Público
Público

Machismo de celuloide

El libro Cine y género en España' aporta cifras y ejemplos de la representación distorsionada de mujeres en la pantalla

SARA BRITO

Si los marcianos llegaran a la Tierra y empezaran a visionar el cine español, quizás se preguntarían quiénes son esos seres que aparecen normalmente en una posición secundaria en las películas, personajes de una sola dimensión, que subordinan sus acciones a los deseos de los hombres'. La directora Icíar Bollaín bromeaba así la semana pasada sobre la representación del género femenino en el cine español durante la presentación del libro Cine y género en España (Cátedra), que constata, con cifras y análisis, la discriminación de las mujeres en el cine nacional.

Para empezar, sólo un 7,3% de los filmes realizados en España entre 2000 y 2007 han sido dirigidos por mujeres. 'Quien tiene la mirada, tiene la designación, el poder para decir lo que existe y lo que no', sostiene la investigadora Pilar Aguilar en uno de los capítulos del libro.

Los directores se interesan menos por mujeres que tomen decisiones

Para demostrar la posición distorsionada que ocupa la feminidad en los contenidos cinematográficos, el libro, dirigido por la socióloga Fátima Arranz, realiza un barrido entre 42 filmes producidos entre 2000 y 2006 (29 dirigidos por hombres y 13 por mujeres), seleccionados entre los que fueron vistos por más de un millón de espectadores en el caso de ellos, y por más de 100.000 personas, en el de ellas.

Tanto hombres como mujeres tienden a convertir en protagonistas a personajes de su mismo sexo, si bien los hombres lo hacen más asiduamente (en un 79,3% de ocasiones), mientras las mujeres eligen a otras mujeres como personajes principales en el 69,2% de los filmes. Dado que las mujeres no logran romper el techo de cristal del 10% de películas dirigidas del total de la producción nacional, son pocas las heroínas que logran llegar a las salas. Para la autora, 'una desviación tan pronunciada hacia las figuras masculinas transmite el mensaje de que los personajes varones son más importantes y sus historias más interesantes'.

Invisibles

Los comentarios machistas suelen aparecer con complacencia

Pero no sólo eso. Más allá del hecho de que los hombres acaparen el protagonismo, para Pilar Aguilar, en muchos casos 'se trata de que las mujeres son casi invisibles o representan un porcentaje ridículo sobre el total de personajes de las películas y sólo tienen presencia cuando se relacionan con los hombres'. Ocurre en Alatriste, Días de fútbol, El oro de Moscú, Los lunes al sol, Planta 4ª y, desde luego, en la segunda y tercera parte de Torrente, entre otras. Otras veces, como en Días de fútbol o Isi & Disi, las mujeres sólo interesan o intervienen cuando anda por medio el capítulo sexual de turno.

En esta línea, los directores varones se interesan mucho menos por desarrollar personajes femeninos que tomen decisiones: un 41,3%, frente al 92,3% de las mujeres. Y cuando las toman, en ocasiones se revisten de arbitrariedad y desvarío. Sucede en la Carmen de Vicente Aranda, que desarrolla el mito de forma inversa a 'la libertad consciente y reivindicativa de la Carmen de la ópera de Bizet. El de Aranda es un personaje que no despliega ante los espectadores su libre albedrío, sino sus histerias y sus incongruentes caprichos', reprocha Aguilar.

Mujeres florero de película

Cuando toca enfocar la cámara sobre las relaciones de pareja, llama la atención que se muestren relaciones muy degradadas en el 25% de las películas dirigidas por hombres, sin que esta situación se represente como anómala, al contrario de lo que ocurría en Te doy mis ojos, de Icíar Bollaín. Más allá: de las 12 películas dirigidas por varones en las que se recogen comentarios machistas, 11 lo hacen con complacencia. Sobre la violencia de género, sólo en dos se la condena o se la presenta de manera negativa.

Por si fuera poco, desde pequeños, los espectadores son seducidos con filmes que ignoran o desplazan a los personajes femeninos. Sucede en tres de las películas dirigidas al público infantil que el libro analiza: Los Reyes Magos, Dragon Hill y El bosque animado. En esta última, el caso es particularmente sangrante. 'Ni una triste encina, ni una pequeña acacia aparecen representadas en ese bosque', señala Aguilar.

Con todo, si el cine seduce, crea mitos y alimenta los deseos y comportamientos de los espectadores, el universo simbólico que ofrece buena parte del cine español más taquillero aporta poco más allá del triste mito de la mujer florero.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias