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El caso 'Pretoria' dispara la tensión entre CiU y el PSC

Mas niega contactos con la trama y recuerda que hay un alcalde socialista imputado

R. TUGAS / A. M. VIDAL

Definitivamente el oasis catalán ya es historia. Los últimos casos de corrupción destapados y las acusaciones mutuas entre partidos parecen haber jubilado la campaña electoral 'limpia' que se prometía. En especial después de que el jueves se hiciese público el sumario del caso Pretoria, que siembra la duda sobre algunos dirigentes de PSC y CiU.

A la salida del Pleno del Parlament de ayer los diputados comentaban entre ellos las últimos fragmentos del documento que se ha hecho público. Y los líderes de cada partido se iban desmarcando del escándalo mientras de forma más o menos contundente pedían investigarlo.

La tesis entre las filas convergentes es que el PSC se ha encargado de airear este caso y el del Palau de la Música, según el cual Fèlix Millet habría financiado irregularmente a CDC a través de fondos públicos. CiU cree que los socialistas pretenden instrumentalizarlos para remontar unas encuestas que le son muy negativas. 'Ha empezado la guerra sucia, el PSC tenía dos caminos y está claro por cuál ha optado', denunciaba un diputado nacionalista.

En el ambiente se percibía la atmósfera de las grandes tramas de corrupción. Un diputado socialista se jactaba de que 'cuando Maragall dijo aquello del 3%, [Artur] Mas se puso como una fiera, pero teníamos toda la razón'.

Para negar toda relación con el caso, el propio presidente de CiU, Mas, rechazó que el caso Pretoria sea una 'trama transversal política', puesto que los antiguos líderes de la federación imputados, Macià Alavedra y Lluís Penafreta, 'hace años' que no tienen ningún cargo público ni en el partido. Una diputada convergente con espíritu pragmático iba más allá: 'Si hay gente que lleva 20 años fuera del partido que se dedicaba a cobrar comisiones y eran más listos que los otros ya es cosa suya; además, el cobro de comisiones no es algo ilegal'.

Mas también negó haber ayudado a consumar fraude alguno y aseguró que sólo facilitó un número de teléfono a Prenafeta, alguien a quien 'hace 25 años' que conoce. Luego, pasó al contraataque y recordó que quien sí está imputado es el ex alcalde de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), Bartomeu Muñoz (PSC), y que pueden quedar afectados otros altos cargos municipales socialistas y hasta de ICV.

'Hay gente de este país que prefiere que no haya cambio en Catalunya', aseguró Mas, que alimentaba la sospecha de la instrumentalización del caso. Pero según conversaciones recogidas en el sumario, eran precisamente los procesados los que preferían que CiU volviese a gobernar, algo que su presidente no comprende, puesto que se definió como una 'persona bastante intransigente'.

Los nervios podían palparse. Fuentes de la federación aseguraban que 'tenemos ganas de que acabe esto' y que 'en política, un mes es mucho tiempo' y que aún puede cambiar la intención de voto. Un diputado del PSC alimentaba la sombra de la sospecha afirmando que 'esto no es nuevo, el circuito económico convergente ya hace muchos años que funciona del mismo modo'.

Ahora el debate se centrará en si se investiga el caso o no en una comisión de investigación, pero lo que es seguro es que la guerra sucia durará como mínimo hasta las catalanas de otoño.

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